?Qui¨¦n ha perdido la cordura?

El final de curso no puede estar m¨¢s movido. Tanto que me imagino que debe ser un quebradero de cabeza para los directores de los peri¨®dicos la composici¨®n de la primera p¨¢gina. La posguerra iraqu¨ª con el env¨ªo de tropas espa?olas en las condiciones en que se est¨¢ haciendo. La compra del Gobierno de la Comunidad de Madrid. El plan Ibarretxe y la sombra de la coacci¨®n federal prevista en el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n reiteradamente proyectada por Jaime Mayor Oreja. La depuraci¨®n en el interior del Ministerio Fiscal. La anulaci¨®n de la composici¨®n de la Sala de Discordia que tiene que decidir la admisi¨®n a tr¨¢mite de la querella contra Juan Mar¨ªa Atutxa y otros dos miembros de la Mesa del Parlamento vasco por parte del Consejo General del Poder Judicial...

La enumeraci¨®n es puramente ejemplificativa y se limita a asuntos de hoy, 24 de julio, en que estoy escribiendo esta columna. Cada uno de ellos es de un calado pol¨ªtico notable. Todos juntos dibujan un panorama mucho m¨¢s que preocupante, en la medida en que reflejan una discordia interna de tal intensidad que impide que se pueda hacer pol¨ªtica.

Estamos qued¨¢ndonos cada vez m¨¢s sin soluciones pol¨ªticas para los problemas con los que tenemos que enfrentarnos. Hoy estamos peor que hace una semana. Y hace una semana peor que hace unos meses. Todas las decisiones se adoptan porque s¨ª, porque se tiene fuerza suficiente para imponerlas, pero sin pretender convencer a nadie no ya de la necesidad sino ni siquiera de la oportunidad de las mismas.

Ayer se interrogaba Don Ewitt, creador del programa Sixty minutes en la CBS, ?qu¨¦ hace Espa?a en la guerra de Irak? Eso mismo nos preguntamos todos. Y como no se puede dar una explicaci¨®n, el presidente del Gobierno no puede acudir al Parlamento y se env¨ªan las tropas a Irak sin aprobaci¨®n de las Cortes, lo que es constitucionalmente m¨¢s que discutible. En Madrid se van a repetir las elecciones, que es algo que no ocurre en ning¨²n pa¨ªs democr¨¢tico. Es una soluci¨®n mafiosa. El instrumento es democr¨¢tico, pero la soluci¨®n no lo es. Las relaciones entre el Pa¨ªs Vasco y el Estado carecen de cualquier respuesta pol¨ªtica y se contemplan ¨²nica y exclusivamente desde una perspectiva cuasi b¨¦lica. La corrupci¨®n institucional del Ministerio Fiscal como consecuencia de la actuaci¨®n de un fiscal general m¨¢s propio del r¨¦gimen del general Franco que de la democracia no permite que nadie m¨ªnimamente imparcial pueda tener confianza de ning¨²n tipo en dicha instituci¨®n. La intervenci¨®n de un ¨®rgano de gobierno, como es el Consejo General del Poder Judicial, en el proceso de admisi¨®n a tr¨¢mite de una querella contra miembros de la Mesa del Parlamento, es un paso m¨¢s en la implicaci¨®n del Poder Judicial en el conflicto vasco, que dificulta todav¨ªa m¨¢s encontrar alg¨²n tipo de respuesta pol¨ªtica.

Es posible que el presidente del Gobierno siga pensando que Espa?a va bien, pero si hace unos a?os alguien se hubiera atrevido a pronosticar que las Fuerzas Armadas iban a ser enviadas como fuerzas de ocupaci¨®n sin mandato de Naciones Unidas y sin aprobaci¨®n parlamentaria, que se pod¨ªa comprar el Gobierno de Madrid, que se pod¨ªa hacer uso del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n para poner fin a la autonom¨ªa en el Pa¨ªs Vasco, que se pod¨ªa producir una depuraci¨®n sectaria en el Ministerio Fiscal o que se pod¨ªa procesar penalmente al presidente del Parlamento vasco, todos hubi¨¦ramos pensado que se hab¨ªa vuelto loco. ?Qui¨¦n est¨¢ perdiendo la cordura?