Al salir del 'after'
ME HAN OFRECIDO trabajo de Yo Auxiliar. No lo digo como recurso literario, lo juro por Jason Blair. La otra madrugada sal¨ªa del after hours cuando me di cuenta de que alguien se hab¨ªa olvidado a un psic¨®logo lacaniano en el lavabo. Yo lo recojo todo, as¨ª que me lo llev¨¦ a casa. Le prepar¨¦ un caf¨¦ con galletas y le acost¨¦, mientras, como cada madrugada, me dispon¨ªa a escuchar el Buenos d¨ªas nos d¨¦ Dios, el programa religioso de Radio Nacional. Se lo recomiendo: dura cinco minutos y cada d¨ªa lo presenta un padre distinto. Los distintos padres, que suelen tener todos una voz muy bonita, dan sus consejos al reba?o, y parte de ese reba?o los oye antes de acostarse con su ligue, o su soledad, que dir¨ªan los de Mecano. Est¨¢ bien que los padres del Buenos d¨ªas nos d¨¦ Dios sepan que, entre su p¨²blico, tambi¨¦n estamos nosotras: mujeres entre los 36 y los 72 a?os que, lleguemos a casa en el estado que lleguemos, nunca dejamos de o¨ªrles. Luego me ensobr¨¦ en el plegat¨ªn, porque no me gusta abusar de los psic¨®logos lacanianos (soy un ¨¢ngel). El caso es que, el hombre qued¨® tan agradecido que, al despertar 75 horas despu¨¦s, me ofreci¨® el trabajo. Resulta que en las terapias de grupo los yoes auxiliares interpretan papeles. ?Que un paciente tiene una madre dominante? El Yo Auxiliar hace de su madre. ?Que una paciente tiene una cu?ada que est¨¢ muy buena, motivo por el que la odia? El Yo Auxiliar hace de t¨ªa buena. Es un oficio que est¨¢ hecho para m¨ª, si no fuera por dos cuestiones que me cortan bastante el rollo: no se cobra y encima tienes que guardar el secreto profesional (si adem¨¢s de ser desinteresada, no puedes ser chivata, ya me dir¨¢n). As¨ª que le he dicho que no puedo aceptarlo, porque mi c¨®digo odontol¨®gico me lo impide. El c¨®digo odontol¨®gico es la excusa de las que no tenemos c¨®digo deontol¨®gico, por falta de estudios.
Aunque, como nunca s¨¦ si cambiar¨¦ de idea, llevo meses comprando la revista Psicolog¨ªa, que por dos euros con cincuenta te deja como nueva. De esta revista valoro que en la ¨²ltima p¨¢gina haya anuncios de brujas y videntes, por si acaso con Freud no lo logras. Y, adem¨¢s, el reportaje que sacaban el mes pasado sobre el consumista compulsivo me fue muy bien. "?Est¨¢s depre o tenso y te homenajeas haciendo compras?", dice el titular. Y te explican los tipos de adicto: el compensador, el vengativo y el existencial. Mis amigas y yo somos de los tres tipos a la vez, aunque nos inclinamos ligeramente hacia el existencial, el que "consume para dar sentido a su vida y como forma de desarrollo de su propia identidad". Pero no es ah¨ª adonde voy, sino a las terapias que te dan para superarlo. Una de las recomendaciones que te proponen es que consumas de forma justa. "Aseg¨²rate que tu consumo no atenta contra la equidad y la solidaridad sociales", dicen. Oh, gracias, madre naturaleza, por permitirme leer esto. Nos dicen (?a nosotras!) que vigilemos si nuestra compra compulsiva atenta contra el medio ambiente. Es como pedirle a un psicokiller que, ya que te va a rajar, procure que el mango de la navaja no sea de madera en peligro de extinci¨®n. Es como pedirle a un multiparricida que, cuando destruya las pruebas sangrientas en la lavadora, use el programa ecol¨®gico. Gracias, amigos del Psicolog¨ªa. A partir de ahora, en el bingo exigir¨¦ siempre los cartones reciclados.
Y en la portada sale la presentadora Silvia Jato, que, en plan novedoso, explica que ella es un poco psic¨®loga. Ya ves, Silvia. Y las esth¨¦ticiennes, y los barmans, y los entrenadores y las peluqueras, y Nina, la de la academia. En esta vida, la que no presume de ser un poco psic¨®loga, presume de ser un poco bruja. Pero la frase que m¨¢s valoramos de Jato es ¨¦sta: "Llorar es san¨ªsimo". Qu¨¦ gran verdad. Como Beckam, que cuenta en el Sorpresa que llor¨® viendo Armaggedon. Y como Asha Mir¨®, La hija del Ganges que, seg¨²n explican en el Lecturas, llor¨® en su boda (multicultural y sostenible). Y como una amiga m¨ªa que el otro d¨ªa llor¨® viendo al juez Garz¨®n en la tele. Sali¨® en el resumen de los mejores momentos del programa de Pedro Ruiz. Resulta que Pedro sacaba a Los Quillos, esos que cantan la canci¨®n contra la droga junto con el juez. El juez no estaba de cuerpo presente, pero su foto aparec¨ªa en el videoworld: con sus gafas de Clark Kent, su expresi¨®n concienciada y su americana de cuando gastaba una talla menos. Y Los Quillos venga a cantar: "No a la droga, no a la droga, no caigas en la tentaci¨®n...". A la pobre le dio llorera. A m¨ª me pasa con las canciones de Sabina. Sabina dice la palabra "Ne¨®n" y me tengo que tomar una Saldeva. Por eso, el trabajo que me conviene, m¨¢s que el de Yo Auxiliar, es el de letrista de Sabina. Si es que ya tengo el disco hecho. Se llama: Estaci¨®n de la desesperanza. La primera estrofa del single, Poeta sin bandera, dice: "En esas tardes de fumetas y ne¨®n / las prostitutas parecen colegialas. / Pasa de largo otro tren en la estaci¨®n / y bebo Red Bull, por si me da alas". La segunda estrofa es el tradicional alegato contra los de Operaci¨®n Triunfo: "Tengo la garganta rota / en un mundo de triunfitos. / Si ellos hacen gorgoritos / yo apuesto por la derrota". En la tercera ya sale el vaso vac¨ªo de la desesperanza, y en la cuarta un multipack de marginados en la noche (de ne¨®n, claro).
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