Aznar y Franco
El autor establece similitudes entre comportamientos pol¨ªticos del presidente del Gobierno y del PP y otros del dictador.
Afronto una importante responsabilidad estableciendo ciertas similitudes entre Aznar y Franco. Franco fue un abominable dictador que se subi¨® al sill¨®n de mando tras regar con sangre de inocentes todo el suelo espa?ol. Su muerte, tan deseada por las gentes de buena voluntad, aconteci¨® como no debiera haber acontecido. Ello permiti¨® que tuviera unas honras f¨²nebres de lujo, varios d¨ªas de luto nacional y todos los medios de informaci¨®n a su servicio.
Despu¨¦s vino la Transici¨®n, el debate y aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, la construcci¨®n de la Espa?a auton¨®mica, los intentos golpistas y la democracia. Todo eso ha tenido que pasar para que Aznar s¨®lo meta un miedo soportable porque, ?imaginan ustedes cu¨¢l ser¨ªa la Espa?a actual si hubiera sido Aznar el encargado de conducir la Transici¨®n? ?Imaginan ustedes de qu¨¦ lado hubiera estado Aznar el d¨ªa que Tejero entr¨® a puerta de pistola en el Parlamento? Sus art¨ªculos en contra de la Constituci¨®n -escritos cuando se estaba elaborando y debatiendo- le delatan como un anticonstitucionalista, pues no en vano consideraba a la Constituci¨®n como innecesaria.
?Imaginan ustedes cu¨¢l ser¨ªa la Espa?a actual si hubiera sido Aznar el encargado de conducir la Transici¨®n?
?Cabe depositar alguna confianza en quien ha sido elegido por el dedo de Aznar y no mediante un proceso abierto?
En los ¨²ltimos tiempos se vienen sucediendo voces que le tachan de dictador, de mantener ideas y actitudes propias de la extrema derecha, de digno sucesor del franquismo. Todos tienen parte de raz¨®n. En realidad, Aznar es una r¨¦plica de Franco acondicionada para un sistema democr¨¢tico. A Aznar le gustar¨ªa ser la cabeza de un r¨¦gimen pol¨ªtico, pero eso es muy dif¨ªcil de lograr en una democracia, porque las gentes se cansan de los totalitarios y la democracia les garantiza la posibilidad de poder elegir libremente a otro gobernante cada cierto tiempo. Por eso no existe el aznarismo, salvo en su propio partido, el PP. Para eternizar el r¨¦gimen Franco nombr¨® presidente del Gobierno a Carrero Blanco dos a?os antes de su muerte. Algo parecido quiso hacer Fraga cuando nombr¨® a Aznar presidente del partido de la derecha espa?ola. Quien pretenda ahora negar cualquier tipo de v¨ªnculo entre Aznar y Franco (la derecha y el franquismo) lo hace interesadamente. Es cierto que se deben matizar los v¨ªnculos, pero haberlos haylos.
Es dicho, ya, del acerbo popular aquello de "por sus hechos los conocer¨¦is"; sin embargo, a veces el pueblo apoya y sigue a pie juntillas a quien, en su nombre, toma decisiones arbitrarias que tanto le abrazan como le ahogan. Es bien cierto que la corrupci¨®n manch¨® al PSOE de tal modo que convirti¨® en negativos todos los logros sociales que hicieron m¨¢s pr¨®spera a la sociedad espa?ola y propiciaron bienestar a los espa?oles. Despu¨¦s de todo, todo qued¨® en nada, como dice el verso de Jos¨¦ Hierro. Lo peor de la corrupci¨®n detectada en los ¨²ltimos a?os de gobierno socialista no fue que el PSOE cayera derrotado (cosa l¨®gica y deseable en democracia), sino que la derecha espa?ola se aupara al poder como si se tratara de una soluci¨®n, de una medicina ante el grave mal, y no de una mera alternativa pol¨ªtica. Porque si alguien ven¨ªa avalada por una trayectoria corrupta y antidemocr¨¢tica era precisamente la derecha espa?ola, que hab¨ªa sido capaz de aglutinar a los partidos de extrema derecha, Blas Pi?ar e Ynestrillas incluidos, y quiz¨¢s tambi¨¦n a algunos ultraliberales de convicciones democr¨¢ticas.
Si la Constituci¨®n espa?ola se hizo con la mirada puesta en la conciliaci¨®n entre todos los espa?oles para superar rencillas y resentimientos, Aznar la enarbola para provocar enfrentamientos, discusiones est¨¦riles, y extender un clima de crispaci¨®n en el que se defiende como pez en el agua. Si la Constituci¨®n profundiza en la consecuci¨®n de un orden justo, haciendo hincapi¨¦ en la igualdad de todas las personas, Aznar no ha dudado en propiciar leyes cuyo resultado final ha sido la desprotecci¨®n de los trabajadores y de las capas sociales que tienen m¨¢s necesidad de ser protegidas por el Estado. Si la Constituci¨®n supuso el punto de ruptura de la Espa?a Una, Grande y Libre del franquismo, Aznar la convierte en su garant¨ªa, como si no hubiera otras formas mucho m¨¢s democr¨¢ticas y eficaces para defender el concepto de Espa?a.
Pero Aznar tiene otras similitudes con Franco, aparte de evidentes simpat¨ªas hacia quienes m¨¢s directamente representan y recuerdan al Caudillo. Recientemente ha firmado una subvenci¨®n de 27.000 euros para la Fundaci¨®n Francisco Franco, que se dedica a difundir la figura del asesino dictador y organizar las ofrendas florales ante su tumba en el Valle de los Ca¨ªdos. Es l¨®gico que obre as¨ª quien no ha sido capaz a¨²n de repudiar las brutales acciones del dictador.
Y adem¨¢s tiene similitudes f¨ªsicas. Observen ustedes la fotograf¨ªa, difundida en la mayor¨ªa de los peri¨®dicos del 28 de agosto, en la que aparece jugando la tradicional partida de domin¨® con los lugare?os de Santo Domingo de Silos: observen su mirada recelosa clavada en el jugador que tiene frente a ¨¦l, es decir su compa?ero en el juego. La foto est¨¢ sacada el mismo d¨ªa que ha pedido a los espa?oles que dejen a su partido gobernar de nuevo porque Espa?a "necesita cuatro a?os m¨¢s de gobierno honrado". Si Franco se hizo famoso por provocar aquel plebiscito en que los espa?oles votaron mayoritariamente estar de acuerdo con los "25 a?os de paz", conseguidos a golpe de autoritarismo y represi¨®n, Aznar puede hacerse famoso con sus doce a?os de honradez en los que ha esquilmado el patrimonio p¨²blico para entreg¨¢rselo a sus amiguetes; en los que ha sacrificado la libertad de expresi¨®n e informaci¨®n tras adue?arse o intervenir en pr¨¢cticamente todas las empresas de comunicaci¨®n; en los que ha rebajado las cotas de bienestar de las clases m¨¢s humildes como consecuencia de las rebajas de impuestos a los m¨¢s acaudalados y ricos; en los que ha puesto las libertades p¨²blicas en las manos del mercado, ha privatizado la seguridad ciudadana y ha convertido a demasiados ciudadanos en posibles terroristas; en los que ha adocenado la cultura espa?ola a costa de negar la pluralidad social y la diversidad cultural de todos los pueblos que conviven en Espa?a.
?No es del m¨¢s puro estilo de Franco la forma como se ha producido el nombramiento de su sucesor? ?Cabe depositar alguna confianza en quien ha sido elegido por el dedo de Aznar y no mediante un proceso abierto, fuera el que fuera, entre los miembros de su partido. ?No hubiera sido menos inmoral por su parte romper la palabra dada y continuar ¨¦l mismo para lograr esos cuatro a?os de honradez que, seg¨²n dice, Espa?a necesita? Es otra similitud clara entre Franco y Aznar.
El nombramiento de Mariano Rajoy como sucesor suyo no nos ofrece la m¨¢s m¨ªnima garant¨ªa de que con ¨¦l nos vayamos a liberar de Aznar y de su sombra sobrenatural. S¨®lo la Democracia nos puede librar de este dictador que naci¨®, para su desgracia, demasiado tarde. De haber nacido antes que Franco, Franco lo hubiera tenido m¨¢s dif¨ªcil.
Josu Montalban es portavoz adjunto del PSE en las Juntas de Vizcaya.
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