?Fomentar¨¢ o debilitar¨¢ Canc¨²n el desarrollo?
El autor analiza los riesgos a que se enfrenta la reuni¨®n de Canc¨²n y los objetivos que se han fijado los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Advierte de que la cumbre de comercio puede provocar nuevos desequilibrios
Del 10 al 14 de septiembre, los ministros de Comercio de todo el mundo se reunir¨¢n para la siguiente fase de lo que se supone que ser¨¢ la ronda de desarrollo de las negociaciones comerciales. Durante su ¨²ltima reuni¨®n en Doha, en noviembre de 2001, los ministros reconocieron las injusticias de la anterior ronda de negociaciones, la Ronda Uruguay, y se supone que esta ronda las corregir¨¢.
Uno pensar¨ªa que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo estar¨¢n esperando esta reuni¨®n como una oportunidad para lograr un sistema de comercio internacional m¨¢s justo. En cambio, muchos temen que volver¨¢ a repetirse lo que ya sucedi¨® en el pasado: negociaciones secretas, presiones y alardes de fuerza bruta econ¨®mica por parte de Estados Unidos y Europa (y de los intereses especiales de los pa¨ªses avanzados) destinados a garantizar la protecci¨®n de los intereses de los ricos.
Ni Europa ni Estados Unidos parecen dispuestos a hacer concesiones importantes
Aunque se han logrado algunos avances a la hora de hacer que las negociaciones sean m¨¢s abiertas y transparentes, los esfuerzos para proseguir en esa l¨ªnea han topado con dificultades, y por una buena raz¨®n: los procesos desequilibrados ayudan a garantizar resultados desequilibrados.
Ir¨®nicamente, la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), donde cada pa¨ªs tiene un voto, podr¨ªa parecer mucho m¨¢s "democr¨¢tica" que, digamos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde un solo pa¨ªs, Estados Unidos, tiene veto. Sin embargo, la realpolitik del poder econ¨®mico ha garantizado el predominio de los intereses de los pa¨ªses desarrollados.
La siguiente es una lista que puede servirnos para evaluar si los resultados de Canc¨²n suponen un avance hacia una verdadera ronda de desarrollo:
- Agricultura. La mayor¨ªa de la gente del mundo en desarrollo pertenece al sector rural, que es la raz¨®n por la que un comercio libre y justo en la agricultura es importante. No es s¨®lo cuesti¨®n de dar acceso a ¨¦l, sino de eliminar los subsidios que promueven la producci¨®n en los pa¨ªses ricos y perjudican a los agricultores de los pa¨ªses pobres. Las cifras son verdaderamente alarmantes: los subsidios en los pa¨ªses avanzados son superiores a los ingresos totales del ?frica subsahariana; el subsidio europeo medio por vaca equivale al nivel de pobreza de dos d¨®lares diarios con los que subsisten a duras penas miles de millones de personas; los subsidios de 4.000 millones de d¨®lares que concede Estados Unidos a 25.000 productores de algod¨®n acomodados provocan la miseria de 10 millones de agricultores africanos y superan con creces la raqu¨ªtica ayuda internacional que otorga este pa¨ªs a algunos de los pa¨ªses afectados. Aunque Europa y Estados Unidos se acusan mutuamente de seguir pol¨ªticas agr¨ªcolas injustas, ninguno de los dos parece estar dispuesto a hacer concesiones importantes.
- Medicamentos y propiedad intelectual. El r¨¦gimen de propiedad intelectual adoptado durante la ¨²ltima ronda de negociaciones comerciales, conocido por sus siglas en ingl¨¦s, TRIPS, priv¨® a millones de personas en el mundo en desarrollo de tener acceso a medicamentos que salvan vidas. Como han se?alado muchos investigadores, las cl¨¢usulas, adoptadas bajo presi¨®n de las empresas farmac¨¦uticas, eran tan desequilibradas que acabaron por entorpecer el desarrollo cient¨ªfico. En esto se han hecho algunos progresos, pero no los suficientes. Las cl¨¢usulas exigidas por EE UU han hecho que a algunos pa¨ªses peque?os como Botswana les resulte dif¨ªcil tener acceso a esos medicamentos a precios accesibles. A los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo tambi¨¦n les sigue preocupando la biopirater¨ªa (la obtenci¨®n de patentes de alimentos y f¨¢rmacos tradicionales por parte de empresas occidentales).
- Textiles. La Ronda Uruguay prometi¨® la eliminaci¨®n de las cuotas en 2004, lo que permitir¨¢ a muchos pa¨ªses en desarrollo explotar otro ¨¢rea en el que poseen una ventaja comparativa. Pero a muchos de estos pa¨ªses les preocupa el que las restricciones comerciales se mantengan, ya sea a trav¨¦s de "salvaguardas" para proteger el empleo, o de tarifas elevadas. Muchos tambi¨¦n temen que Occidente encontrar¨¢ la forma de zafarse de sus compromisos.
- Una agenda m¨¢s equilibrada para la liberalizaci¨®n. Con el aumento de la proporci¨®n de los servicios en la producci¨®n de los pa¨ªses desarrollados, la atenci¨®n se ha desplazado hacia la liberalizaci¨®n de ese sector. Una agenda m¨¢s equilibrada compensar¨ªa los intentos por facilitar el movimiento de capital con esfuerzos para agilizar el movimiento de trabajadores, incluida la mano de obra no cualificada.
- Competencia. Todo el mundo defiende la "competencia justa". Pero las discusiones sobre la competencia y el comercio justo demuestran, una vez m¨¢s, la pobreza intelectual y las injusticias de las negociaciones comerciales. El objetivo de las leyes antidumping [abaratamiento anormal] es garantizar el comercio justo impidiendo la venta de bienes por debajo de su precio de coste. Dentro de los pa¨ªses industriales, ese comportamiento (llamado depredaci¨®n) preocupa desde hace tiempo y se han elaborado criterios bien definidos. Con la globalizaci¨®n, lo natural ser¨ªa extender esos principios a la esfera internacional, de forma que resultara irrelevante el que un productor fuera nacional o extranjero a la hora de juzgar si est¨¢ llevando a cabo pr¨¢cticas comerciales desleales. Pero s¨ª hay una diferencia entre que un bien se produzca internamente o en el extranjero. A los productores extranjeros se les acusa de competencia "desleal" con mucha mayor facilidad que a los nacionales. De hecho, si las leyes comerciales nacionales se aplicaran a nivel internacional, la mayor¨ªa de las empresas de EE UU ser¨ªan posiblemente culpables de abaratar anormalmente los precios.
Pero el Tribunal Supremo de EE UU ha establecido unos criterios tan altos para declarar culpable de depredaci¨®n a una empresa estadounidense que son pocos los juicios que culminan con ¨¦xito. Los negociadores comerciales ni siquiera discuten la eliminaci¨®n de este doble rasero. De modo que a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo les preocupa que los intentos por incluir la "competencia" en las negociaciones comerciales s¨®lo servir¨¢n para complicarles m¨¢s la vida. Temen que los esfuerzos para promover las industrias nacionales o para dar tratamiento preferencial a los grupos en desventaja (la clase de programas afirmativos que han sido tan importantes en los pa¨ªses desarrollados como en los no desarrollados) ser¨¢n catalogados como "injustos" en el caso de las empresas extranjeras y, por tanto, ser¨¢n prohibidos.
Existe un peligro aut¨¦ntico de que lo que pretend¨ªa remediar los desequilibrios de las rondas comerciales anteriores no s¨®lo no lo logre, sino que provoque nuevas injusticias. Un ejemplo es presionar a los pa¨ªses para que liberalicen sus mercados de capital y los abran a los movimientos de capital especulativo. En el momento preciso en el que el FMI ha reconocido por fin que una liberalizaci¨®n de ese tipo puede generar inestabilidad en lugar de crecimiento, la OMC se propone implantarla. Un fracaso en Canc¨²n confirmar¨ªa los temores de quienes se resist¨ªan a una nueva ronda de negociaciones comerciales. No hace falta decir que tambi¨¦n dar¨¢ razones a los adversarios de la globalizaci¨®n en todas partes.
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