Rebeli¨®n de los suecos
Con un claro no al euro en el refer¨¦ndum de ayer, los suecos han protagonizado una rebeli¨®n contra su ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica, y contra Europa. La campa?a del no, sin l¨ªderes ni grandes medios financieros, pero contando con una extra?a y variopinta alianza de extrema derecha y extrema izquierda, del campo contra la ciudad, y del voto inmigrante, ha ganado el pulso al establishment representado por los principales partidos y el mundo empresarial. El mortal apu?alamiento de la ministra de Asuntos Exteriores, Anna Lindh, ferviente partidaria de la entrada en el euro, no ha incidido decisivamente en un resultado final que ya hab¨ªan dibujado los sondeos, lo cual significa que las emociones desatadas por el asesinato han pesado menos que las opciones previas de los ciudadanos, y si acaso han favorecido la masiva participaci¨®n, todo lo cual es finalmente una demostraci¨®n de salud democr¨¢tica.
Puede que no sea un no para siempre, pero s¨ª por un largo tiempo. El Gobierno de G?ran Persson, cuya posici¨®n queda en entredicho aunque sin recambio, no ha acertado al centrar la campa?a en las ventajas econ¨®micas de la pertenencia al euro -m¨¢s inversiones, m¨¢s exportaciones y reducci¨®n en los tipos de inter¨¦s- en detrimento de la dimensi¨®n pol¨ªtica de una Uni¨®n Monetaria a la que se propon¨ªa una integraci¨®n todav¨ªa sin fecha. El imaginario social contrario ha llegado a equiparar la pertenencia al euro con una armonizaci¨®n fiscal a la baja en Europa, menos gasto p¨²blico y, por tanto, reducciones a¨²n mayores en el Estado de bienestar sueco, uno de los m¨¢s avanzados del mundo. Llueve sobre mojado, pues la d¨¦cada que lleva Suecia en la UE, donde entr¨® por pura conveniencia m¨¢s que por convicci¨®n, ha coincidido con tales recortes por razones que nada tienen que ver con esta incorporaci¨®n, sino con la necesidad de hacer frente a una competencia globalizada.
El m¨¢s satisfecho ser¨¢ Blair. Hace unos meses hubiera preferido el triunfo del s¨ª en Suecia, pues hubiera contribuido a cambiar la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica, masivamente contraria al euro. Pero, con los problemas internos que le ha causado la guerra de Irak, el proyecto de refer¨¦ndum brit¨¢nico sobre el euro ha quedado archivado. Y para quedarse fuera, mejor, acompa?ado de Suecia. Y de Dinamarca, pa¨ªs que ahora tambi¨¦n tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil el paso a un euro que se hubiera beneficiado de esta masa a?adida y de su generalizaci¨®n a toda la UE. El no de Suecia puede acelerar las tendencias hacia una Europa de varias velocidades, con Francia y Alemania en el centro. El triunfo de la rebeli¨®n sueca augura m¨¢s dificultades en la integraci¨®n europea, especialmente si se generalizan las consultas populares para aprobar la Constituci¨®n de la Uni¨®n que va a empezar a negociar la Conferencia de Gobiernos en octubre.
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