La desconvergencia social en Europa
El autor sostiene que, cuando Aznar habla del ¨¦xito econ¨®mico de Espa?a, olvida que la evaluaci¨®n del desarrollo econ¨®mico se debe realizar midiendo su impacto
Existe un discurso excesivamente acr¨ªtico de nuestras realidades, que se reproduce en poderosos c¨ªrculos econ¨®micos y financieros as¨ª como en c¨ªrculos gubernamentales del pa¨ªs que asumen que el nivel de desarrollo econ¨®mico espa?ol est¨¢ convergiendo con Europa, habi¨¦ndose convertido Espa?a en una de las potencias econ¨®micas m¨¢s importantes de la UE, y ello como resultado de las supuestamente exitosas pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales del Gobierno espa?ol, entre las cuales se se?ala con orgullo el haber alcanzado el d¨¦ficit presupuestario menor de la UE, condici¨®n indispensable para alcanzar tal ¨¦xito econ¨®mico. Hemos visto as¨ª al presidente del Gobierno, Sr. Aznar, referirse en una reciente reuni¨®n de varios jefes de Estado de la UE al "modelo espa?ol", aconsejando a los pa¨ªses de la UE emular las pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales desarrolladas por el Gobierno espa?ol que han permitido equilibrar el presupuesto del Estado.
El Estado espa?ol es uno de los que tiene menor sensibilidad a las familias en la UE
S¨®lo el 1,5% de ancianos tiene acceso a atenci¨®n domiciliaria; en Suecia la recibe el 30%
?Por qu¨¦ la desconvergencia social con Europa no centra el debate electoral?
Para alcanzar el nivel de bienestar europeo debe corregirse ese d¨¦ficit de gasto
Espa?a sigue siendo el pa¨ªs con el gasto p¨²blico social m¨¢s bajo de la UE tras Irlanda
En tal discurso se olvida, sin embargo, que la evaluaci¨®n del desarrollo econ¨®mico se debe realizar primordialmente midiendo su impacto en el bienestar social y calidad de vida de la ciudadan¨ªa. No es suficiente, por lo tanto, mostrar como indicadores de ¨¦xito de tal desarrollo econ¨®mico indicadores (tales como puestos de trabajo creados) que, siendo importantes, no incluyen otras variables como la calidad de las transferencias y servicios p¨²blicos a la ciudadan¨ªa que tienen un papel incluso mayor en configurar el bienestar de la poblaci¨®n. No podemos, por lo tanto, hablar de ¨¦xito econ¨®mico asumiendo una convergencia con la UE, si a la vez estamos desconvergiendo con la Europa Social, que es lo que en realidad est¨¢ ocurriendo. Los datos muestran que en todos los cap¨ªtulos del Estado de bienestar (excepto en el de desempleo) nuestro d¨¦ficit social con la UE est¨¢ aumentando en lugar de disminuyendo. Veamos.
Espa?a comenz¨® su etapa democr¨¢tica con el gasto p¨²blico social m¨¢s bajo de Europa, consecuencia de cuarenta a?os de una dictadura que se caracteriz¨® por una enorme represi¨®n y por una gran insensibilidad social. El a?o que el dictador muri¨®, 1975, Espa?a ten¨ªa un gasto p¨²blico social como porcentaje del PIB (14%) muy por debajo del promedio de la Europa occidental (22%). A partir de la democracia, y sobre todo durante los a?os ochenta y principios de los noventa, el gasto p¨²blico social increment¨® sustancialmente, alcanzando su m¨¢xima cuota en 1993, cuando el gasto en protecci¨®n social (que incluye las pensiones y otras transferencias as¨ª como los servicios p¨²blicos como la sanidad y los servicios de ayuda a las familias -tales como escuelas de infancia, atenci¨®n domiciliaria a ancianos y personas con discapacidades, residencias de ancianos y otros servicios-, la vivienda asistida, y los servicios de prevenci¨®n de la exclusi¨®n social) lleg¨® a alcanzar el 24% del PIB, el porcentaje de gasto p¨²blico en protecci¨®n social m¨¢s pr¨®ximo al promedio de la UE, 28,8%. A partir de aquel a?o, sin embargo, el d¨¦ficit de gasto en protecci¨®n social entre Espa?a y la UE (4.8%) aument¨® de nuevo de una manera significativa, subiendo a un 7,2% en el a?o 2000 (el ¨²ltimo a?o en el que tenemos datos de gasto p¨²blico comparable para toda la UE). En realidad, el descenso del gasto en protecci¨®n social descendi¨® mucho m¨¢s r¨¢pidamente en Espa?a (del 24% del PIB en 1993 al 20,1% en 2000) que el promedio de la UE donde el gasto descendi¨® s¨®lo de un 28,8% a un 27,3% durante el mismo per¨ªodo. Estimaciones (provisionales) de la evoluci¨®n del gasto p¨²blico en protecci¨®n social en Espa?a muestran que este ha continuado descendiendo siendo 19,8% del PIB en el a?o 2001 y 19,2% del PIB en el a?o 2002, mientras que el promedio de la UE ha descendido mucho m¨¢s lentamente manteni¨¦ndose alrededor de un 27% del PIB.
Portavoces del Gobierno espa?ol han relativizado este descenso del gasto p¨²blico en protecci¨®n social, negando que tal descenso sea un indicador de empeoramiento del Estado de bienestar. En realidad, tal descenso lo explican por el descenso del paro y la disminuci¨®n de las prestaciones al desempleo. Ahora bien, tal argumento olvida dos hechos: uno es que la disminuci¨®n del gasto por prestaciones al desempleo (de 1993 a 2000) fue menor, (2,7%), que el descenso total de gasto en protecci¨®n social, un 3,9%. Y el otro es que todos los cap¨ªtulos del gasto en protecci¨®n social han visto un descenso del gasto p¨²blico como porcentaje del PIB. As¨ª, el gasto sanitario p¨²blico, por ejemplo, pas¨® de ser el 6,6% del PIB en 1993 al 5,8% en el a?o 2000. Un descenso semejante ocurri¨® en todos los otros sectores del Estado de bienestar.
Otro argumento aducido por el Gobierno para explicar este incremento del d¨¦ficit social de Espa?a con el resto de la UE (tanto global como por sectores) es el mayor crecimiento econ¨®mico espa?ol, superior al crecimiento promedio econ¨®mico europeo de la UE, de manera tal que aun cuando el gasto p¨²blico social ha ido aumentando en Espa?a, al crecer la econom¨ªa todav¨ªa m¨¢s, la proporci¨®n del gasto p¨²blico social sobre el PIB ha ido disminuyendo. En esta explicaci¨®n se se?ala que el gasto social p¨²blico medido tanto en t¨¦rminos absolutos como en gasto por habitante ha ido aumentando en Espa?a durante los a?os noventa y principios de esta d¨¦cada de lo cual se ha derivado esta imagen tan extendida en los medios de informaci¨®n y persuasi¨®n pr¨®ximos al Gobierno de que "Espa?a va bien". Pero lo que estas voces complacientes olvidan es que el gasto p¨²blico promedio de la UE (mucho m¨¢s alto que el espa?ol) ha ido creciendo m¨¢s r¨¢pidamente que el espa?ol con lo que el d¨¦ficit del gasto p¨²blico social por habitante de Espa?a con la UE ha ido creciendo en lugar de disminuir. Y ello ha ocurrido, de nuevo, en todos los cap¨ªtulos del Estado de bienestar espa?ol, excepto en las prestaciones por desempleo (ver Navarro, V. y Quiroga, A. La Protecci¨®n Social en Espa?a y su desconvergencia con la Uni¨®n Europea. www.vnavarro.org).
El aumento de los ingresos al Estado que ha ocurrido en el per¨ªodo 1998-2000 (del 38,1% del PIB al 39,9% del PIB en el a?o 2001) se ha dedicado primordialmente a reducir el d¨¦ficit presupuestario del Estado espa?ol, en lugar de corregir el d¨¦ficit social con la UE. De ah¨ª que el primero se ha conseguido a costa de aumentar el segundo. Espa?a contin¨²a hoy siendo el pa¨ªs con el gasto p¨²blico social m¨¢s bajo de la UE despu¨¦s de Irlanda, realidad que se repite en todos los sectores sociales. El gasto p¨²blico en sanidad, por ejemplo, es el m¨¢s bajo de la UE (despu¨¦s de Grecia y Portugal), lo cual explica entre muchas otras insuficiencias el que Espa?a es de los pa¨ªses de la UE que tiene un porcentaje mayor de usuarios (el 78%) que se quejan de la falta de tiempo de visita en la atenci¨®n primaria, y ello como resultado del excesivo n¨²mero de ciudadanos por m¨¦dico en tal nivel de atenci¨®n. Lo mismo ocurre con el gasto en prestaciones a la vejez y ello a pesar de que el porcentaje de la poblaci¨®n por encima de 60 a?os es id¨¦ntico al promedio de la UE, (21,5%). El gasto en pensiones de viudedad y discapacidad as¨ª como los gastos en vivienda asistida y prevenci¨®n de la exclusi¨®n social son tambi¨¦n de los m¨¢s bajos de la UE y as¨ª en todos los otros cap¨ªtulos del Estado de bienestar. Donde tal d¨¦ficit social alcanza dimensiones extremas es en las prestaciones y servicios a las familias, y ello a pesar de ser la familia el centro del discurso ret¨®rico oficial del pa¨ªs. En realidad, el Estado espa?ol es uno de los que tiene menor sensibilidad a las familias en la UE. S¨®lo el 8% de ni?os de 0 a 3 a?os tienen acceso a las escuelas de infancia p¨²blicas comparado con el 40% en Suecia, el 44% en Dinamarca, 21% en Finlandia, 23% en Francia, 30% en B¨¦lgica, etc. Y s¨®lo un 1,5% de ancianos tienen acceso a servicios de atenci¨®n domiciliaria p¨²blicos comparado con un 30% en Suecia, un 20% en Dinamarca, un 28% en Finlandia, un 7% en Francia, un 8% en Holanda, un 9% en el Reino Unido, etc. Esta enorme insuficiencia de los servicios de ayuda a las familias (que afecta negativamente sobre todo a las mujeres) explica la baja fecundidad de Espa?a (la m¨¢s baja de la UE) y la baja integraci¨®n de la mujer al mercado de trabajo (tambi¨¦n de las m¨¢s bajas de la UE). Para cambiar esta situaci¨®n se requiere el desarrollo de aquellos servicios de ayuda a las familias, adem¨¢s de mejorar el mercado de trabajo y la vivienda, cambiando a su vez la mentalidad masculina haci¨¦ndola m¨¢s copart¨ªcipe en las responsabilidades familiares, pasos que se est¨¢n dando en cuentagotas en Espa?a, cuando otros pa¨ªses est¨¢n cambiando mucho m¨¢s r¨¢pidamente. Si Espa?a, por ejemplo, tuviera la tasa de actividad femenina que tiene Suecia, tendr¨ªamos seis millones m¨¢s de trabajadores, pagadores de impuestos y cotizantes a la Seguridad Social.
Para mejorar la calidad de vida de la ciudadan¨ªa y alcanzar los niveles de bienestar de la UE deber¨ªa corregirse este d¨¦ficit p¨²blico de gasto social, incrementando el gasto p¨²blico social por habitante m¨¢s r¨¢pidamente que el promedio de la UE (haciendo lo opuesto a lo que est¨¢ ocurriendo hoy en Espa?a). Ello exigir¨ªa un aumento muy notable del gasto p¨²blico puesto que es imposible converger con la UE sin converger tambi¨¦n en el gasto p¨²blico, incluyendo el social. Ello exige un cambio en la cultura econ¨®mica dominante (que se reproduce en algunos influyentes dise?adores de pol¨ªticas p¨²blicas del mayor partido de la oposici¨®n) que favorecen una pol¨ªtica de mantenimiento del gasto p¨²blico a niveles presentes que en la pr¨¢ctica condena a Espa?a a estar en la cola de la Europa Social.
El lector podr¨¢ preguntarse por qu¨¦, a la luz de estos datos, la desconvergencia social con la UE no centra el debate electoral en este a?o pol¨ªtico. Una causa es el gran dominio de las fuerzas conservadoras en la cultura pol¨ªtica y medi¨¢tica del pa¨ªs que enfatizan los temas de identidad nacional a costa de los temas de la cotidianidad que preocupan a la poblaci¨®n y muy en particular a las clases populares. Un ejemplo claro es el debate pol¨ªtico en Catalu?a. Las elecciones auton¨®micas catalanas tienden a centrarse en temas de identidad catalana, estrategia electoral que la opci¨®n pol¨ªtica que gobierna la Generalitat de Catalu?a promueve, y que los medios de informaci¨®n (en su mayor¨ªa conservadores) favorecen, con escasa atenci¨®n, por otra parte, a los problemas sociales de las clases populares que se ocultan bajo el eslogan de que "Espa?a va bien y Catalu?a va incluso mejor". Los datos, sin embargo, tampoco confirman esta visi¨®n triunfalista. El gasto por alumno en las escuelas p¨²blicas (utilizadas mayoritariamente por las clases populares) es de los m¨¢s bajos de Espa?a, mientras que los subsidios a las escuelas privadas, llamadas concertadas, son los m¨¢s altos de nuestro pa¨ªs. En la ¨²nica encuesta de conocimiento acad¨¦mico que se ha hecho en Espa?a (en 1997), el de los estudiantes en Catalu?a, era m¨¢s bajo que el promedio espa?ol (que contin¨²a siendo menor que el promedio de la UE). Otro dato: mientras que los salarios de los Mossos d'Esquadra son los sueldos policiales m¨¢s altos de Espa?a, el de los m¨¦dicos de la atenci¨®n primaria es de los m¨¢s bajos (siendo Catalu?a, junto con Galicia, la comunidad aut¨®noma que est¨¢ m¨¢s retrasada en la reforma de la atenci¨®n sanitaria primaria, donde la mayor¨ªa de la poblaci¨®n recibe su atenci¨®n sanitaria). En realidad, en muchas dimensiones del Estado de bienestar, Catalu?a est¨¢ peor, no mejor que el promedio de Espa?a, y ambos est¨¢n muy por debajo de la UE. (Navarro, V. L'Estat del Benestar a Catalunya, www.vnavarro.org) La falta de centralidad de temas sociales en las auton¨®micas explica la gran abstenci¨®n de las clases populares, una de las m¨¢s altas de Espa?a y que favorece a las fuerzas conservadoras y perjudica a las progresistas. Ser¨ªa de lamentar que tal situaci¨®n se trasladara ahora a nivel de toda Espa?a en las pr¨®ximas elecciones legislativas, beneficiando as¨ª a las fuerzas conservadoras que ya han indicado que piensan hacer del tema identitario (la defensa de la unidad de Espa?a, un tema falso puesto que no hay peligro de desuni¨®n de Espa?a) el tema central de su campa?a electoral, evitando as¨ª debatir los problemas reales de la poblaci¨®n y muy en particular de las clases populares. Deber¨ªa ser la estrategia de las fuerzas progresistas el trasladar el debate a temas de la cotidianidad, mostrando c¨®mo los conservadores de hoy est¨¢n mostrando una insensibilidad social que obstaculiza corregir el gran retraso social impuesto a nuestro pa¨ªs por sus antecesores.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas, Universidad Pompeu Fabra.
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