Aitor y Frigo tropiezan con un abanico
Los dos corredores del Fassa Bortolo pierden un minuto en Albacete, donde se impuso Petacchi
Manolo Saiz ya no es lo que era. El hombre que supo convertirse en viento y transformar el abanico, una maniobra defensiva, en arma t¨¢ctica para ganar Vueltas, tiene la cabeza en otras cuestiones. Y ni siquiera en la Vuelta que puede ser la de su despedida, en la carrera que lleva de la mano desde el primer d¨ªa, parece muy dispuesto a dejar otra vez su sello en Albacete.
Mientras los dem¨¢s directores convocan a sus corredores y les imparten consignas de urgencia antes de partir en el temido, y ventoso, viaje hacia Albacete, Manolo Saiz, c¨®modo en el div¨¢n del lobby de su hotel, se lo piensa. "Creo que hoy tocar¨¢ un poco de aburrimiento, no me siento como para convocar un abanico", dice. "C¨®mo cambian los tiempos. Me acuerdo del 96, cuando le dije a Indur¨¢in que colaborara con nosotros y entre ¨¦l, Z¨¹lle y Jalabert dejaron a casi 10 minutos a Rominger y Escart¨ªn. Fue en una etapa como ¨¦sta, de Cuenca a Albacete, por la T¨®rdiga. Pero hoy, no. Hoy no haremos nada". Pero, claro, nadie se f¨ªa, y Eusebio Unz¨²e, por ejemplo, les dice a sus mejores rodadores -Lastras, Txente y Arrieta- que se olviden de bajar a por agua, que no den una pedalada de m¨¢s, que se metan a Mancebo y a Unai Osa, los escaladores, en el bolsillo y que no les suelten de la mano ni un instante; y Johan Bruyneel, el director del US Postal, un belga que mam¨® la cuesti¨®n t¨¢ctica a las ¨®rdenes de Saiz, les arenga a los suyos, a los tremendos podencos Hincapie, Joachim, Barry, Rubiera y White, les carga de adrenalina, les prepara para la curva de La Gineta, para la recta hasta Barrax, donde el viento entra de lado, donde la carretera adelgaza, donde desaparece el arc¨¦n y se va estrechando la fila, obligando al que quiera protegerse a pedalear inc¨®modo, imposible. Y fue entonces cuando Aitor Gonz¨¢lez, viendo que muchos aceleraban como si les fuera la vida en ello, grit¨®: "??Ad¨®nde vais?, que no pasa nada!".
Pero aunque los de Saiz estuvieron pasivos -s¨®lo se sofoc¨® para abroncar a una moto que ayudaba a unos perdidos- porque no era el d¨ªa, aunque s¨®lo los de Bruyneel, los de Unz¨²e, los del Rabobank y Santos Gonz¨¢lez pusieron su alma en el empe?o, s¨ª que pas¨® algo. Aitor Gonz¨¢lez y su compa?ero Frigo, y Valverde, perdieron un minuto y pico. Y, sobre todo, recibieron un sofoc¨®n moral la v¨ªspera de la gran contrarreloj.
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