A la zaga de Bush
Parec¨ªa estar fuera de juego. Aznar esperando el pase de Bush, mientras Schr?der, Chirac y Blair preparaban su jugada para el s¨¢bado en Berl¨ªn (sin Espa?a, que algunas plumas ha perdido en esta pelea). Pero Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha maniobrado, haciendo expl¨ªcito un cambio en su posici¨®n respecto a la crisis en Irak. Pues cambio hay. De hecho, todos est¨¢n cambiando. Unos (Chirac y Schr?der) hacia atr¨¢s, y otros (Bush, Blair y Aznar) hacia adelante, siendo el centro la ONU. Est¨¢ por ver si lograr¨¢n encontrarse.
Hace unos meses ni Bush ni Aznar consideraban necesaria una nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad. La 1.483 (del 22 de mayo), que tomaba nota de que EE UU y el Reino Unido eran las potencias ocupantes, parec¨ªa bastarles. Aznar parece ir a la zaga de Bush. Su posici¨®n deja en un semi-olvido las razones de la guerra que apoy¨®. Y ahora justifica la estrategia posguerra b¨¢sicamente en "el terrorismo", que no hab¨ªa antes en Irak. Es una diferencia significativa con Chirac que insiste, como hizo recientemente en Toledo, en hablar de la "resistencia". Hay algo de ambos.
Lo que se debate ahora de cara a una nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad es el mandato, el control, el mando y los tiempos. Francia quisiera una aceleraci¨®n del proceso pol¨ªtico de recuperaci¨®n de su soberan¨ªa por los iraqu¨ªes. Aznar habla de una "administraci¨®n civil y mixta"dirigida por Naciones Unidas y co-participada por los "nuevos gobernantes" iraqu¨ªes. Es un paso. Supondr¨ªa un mandato de la ONU, y un representante especial de su secretario general, pero el t¨¦rmino "co-participaci¨®n" parece indicar una igualdad de niveles, no una preeminencia local de la autoridad onusiana. Pues EE UU a¨²n no parece dispuesto a soltar el control pol¨ªtico de Irak que ejerce a trav¨¦s del administrador Bremer. Francia y Alemania van va m¨¢s all¨¢, al exigir la primac¨ªa (y no simplemente "un papel central") para la ONU, y, adem¨¢s, pide un calendario acelerado, aunque admite una cierta progresividad.
Est¨¢ tambi¨¦n la vertiente econ¨®mica y de los contratos, que puede resultar espinosa. Pero lo que centra todas las atenciones es la fuerza multinacional que EE UU quiere, pues no puede con la situaci¨®n. No puede y no quiere. Ante la creciente impopularidad de su gesti¨®n de Irak, la Administraci¨®n reh¨²ye llamar a muchos m¨¢s reservistas. Adem¨¢s, el giro de Bush hacia la ONU puede no responder s¨®lo a sus necesidades militares, sino a que ahora necesita ese sello -sin vetos y con las menos abstenciones posibles- que garantizar¨ªa una cooperaci¨®n internacional para que el Congreso apruebe los 87.000 millones de d¨®lares que quiere para Irak y Afganist¨¢n. Toda pol¨ªtica es local.
Parece abrirse un consenso, al que se ha sumado Aznar, de que tal fuerza multinacional est¨¦ bajo mandato, y control pol¨ªtico, de la ONU. Pero el mando militar lo tendr¨ªa EE UU; nadie m¨¢s quiere, hoy por hoy, asumir tal responsabilidad. "Unificado", dec¨ªan antes Powell y Palacio. "Homog¨¦neo", lo describe Aznar utilizando el s¨ªmil de la OTAN. El modelo a seguir puede ser una mezcla del de Kosovo, Afganist¨¢n y Timor Oriental. Pero hay otra diferencia b¨¢sica, de la que no habl¨® Aznar: ?Por cu¨¢nto tiempo legitimar¨ªa el Consejo de Seguridad tal fuerza? EE UU querr¨ªa un sistema abierto o indefinido. Francia, limitado. ?Y Espa?a?
La nueva resoluci¨®n podr¨ªa dar legitimidad a las fuerzas all¨ª desplegadas incluidas las espa?olas, que, seg¨²n la 1.483, est¨¢n en concepto de las de "otros Estados que no son potencias ocupantes" y realizan "tareas en el marco de la Autoridad" angloamericana. Encauzarlas podr¨ªa servir para recomponer el consenso interno espa?ol, aunque, de nuevo, los l¨ªmites temporales pueden ser un factor de divisi¨®n. La semana que viene ser¨¢ crucial, con los tenores ante la Asamblea General de la ONU. Como dijera Kofi Annan, ahora Irak se ha convertido en un "problema de todos".
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