Catalu?a & Barcelona
Desde hace cuatro siglos, Catalu?a y Barcelona funcionan como un engranaje formado por dos partes perfectamente ensambladas. Ese dispositivo eficaz se ha apoyado durante todo ese tiempo en un sistema de ciudades diverso y rico, con especializaciones distintas en todos sus puntos. Cada una de las poblaciones de ese conjunto arm¨®nico tiene caracter¨ªsticas propias, que la distinguen de las otras, y que aportan al pa¨ªs una parte de su riqueza y de su diversidad.
Esta Catalu?a ciudad, en el sentido de la existencia de un sistema articulado de n¨²cleos urbanos especializados, con su v¨¦rtice director en Barcelona, estaba ya consolidada a principios del siglo XVII, y desde entonces ha constituido un rasgo esencial del pa¨ªs. En la etapa hist¨®rica de 1550 a 1640 se dio el paso que llev¨®, en Catalu?a antes que en Europa, del tejido urbano preindustrial, disperso e ineficaz, al tejido urbano moderno, cohesionado en forma de sistema. Mayor cantidad de poblaci¨®n, con capacidad de defensa, organizaci¨®n laboral, posibilidades de asistencia, conocimientos, capitales y agentes emprendedores, qued¨® instalada m¨¢s cerca de Barcelona que en ¨¦pocas anteriores, una condici¨®n esencial para la eficiencia no solamente de la econom¨ªa de la capital, sino de la econom¨ªa catalana en general.
Al mismo tiempo, Barcelona se convirti¨® en el centro director del sistema urbano catal¨¢n, en un espacio abierto, din¨¢mico, relacionado intensamente con el territorio. Muchas familias de Catalu?a ten¨ªan un pie en su lugar de origen y otro, bien consolidado, en Barcelona, de tal manera que buena parte de quienes viv¨ªan en la capital proven¨ªa de fuera de ella. Ese car¨¢cter abierto se aprecia, por ejemplo, analizando un espacio hist¨®rico que ahora es patrimonio de todos: el Born. En ese ¨¢mbito urbano que ahora ha quedado bajo la cubierta del antiguo mercado proyectado por Fontser¨¦, exist¨ªan a principios del siglo XVIII unas 50 casas. Pues bien, en esa muestra de la ciudad, 11 familias, por lo menos, proven¨ªan de lugares como Vilafranca, Tarragona, Ponts, Arenys, Vilassar, Matar¨®, Girona, Solsona o Sallent, adem¨¢s de otras cuatro que ten¨ªan su origen en Francia, Holanda y G¨¦nova. Lo mismo ocurr¨ªa en casi todas las ¨¢reas de la ciudad: Catalu?a y Barcelona eran partes inseparables del mismo todo, a su vez abierto y relacionado intensamente con el exterior del pa¨ªs.
Una saludable condici¨®n para Catalu?a ha sido la de contar, durante 400 a?os, con la existencia simult¨¢nea y coordinada de una capital fuerte y de un territorio especializado, bien articulado por un sistema de ciudades muy bien trabado. El empuje de Catalu?a se ha basado en buena parte en las capacidades de Barcelona como una de las grandes ciudades del Mediterr¨¢neo, y en la diversidad y la riqueza que al pa¨ªs han proporcionado unas ciudades con un conjunto amplio de valores funcionales y econ¨®micos, pero tambi¨¦n sociales y culturales, que han ido y que van mucho m¨¢s all¨¢ de lo que pueden sugerir solamente las cifras de poblaci¨®n. Ha resultado una destacada ventaja disponer de esos dos componentes avanzando conjuntamente, no como lo hacen la locomotora y sus vagones, sino como lo realizan las dos piernas de un mismo cuerpo. Aunque es cierto que una de ellas puede ser m¨¢s fuerte que la otra, no hay duda de que sin las dos, y bien coordinadas, no es posible andar.
Ahondando en este contexto hist¨®rico y siguiendo aquello que nos han ense?ado algunos siglos de experiencia positiva, hay que potenciar (conservando sus caracter¨ªsticas propias) los n¨²cleos hist¨®ricos de la primera generaci¨®n de ciudades catalanas (las capitales de herencia medieval: Girona, Lleida, Tarragona-Reus, Tortosa), los n¨²cleos del tercer escal¨®n del sistema, consolidado en el periodo situado entre 1550 y 1640 (Vilanova, Vilafranca, Igualada, Manresa, Vic, Matar¨®, Terrassa, Sabadell, Granollers, etc¨¦tera), y las otras ciudades que han surgido con fuerza m¨¢s recientemente, y que se han dotado de una destacable complejidad urbana.
Es preciso, tambi¨¦n, el mantenimiento compacto de esos n¨²cleos, para revalorizarlos y fomentar sus capacidades propias, algo mucho m¨¢s dif¨ªcil si se aceptan las expansiones difusas, pobres funcionalmente y poco integradas en los n¨²cleos existentes, si se admite su disoluci¨®n generalizada en un territorio despersonalizado. Y resulta esencial, al mismo tiempo, que se consolide la poblaci¨®n barcelonesa, manteniendo la densidad, diversidad y complejidad urbana de la capital; que se frene del todo y urgentemente el consumo indiscriminado del territorio catal¨¢n; que los espacios naturales que subsisten en el pa¨ªs sean tratados como un sistema y no como un conjunto de residuos aislados.
Catalu?a y Barcelona han sido durante siglos realidades inseparables, conformadoras de un ¨¢mbito f¨¦rtil y magn¨ªfico de relaciones culturales y econ¨®micas. La doble existencia del rico sistema urbano catal¨¢n y de una gran ciudad central con una influencia que va mucho m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del pa¨ªs, es uno de los rasgos fundamentales que ha caracterizado y caracteriza positivamente a Catalu?a, es uno de sus patrimonios m¨¢s valiosos. Todo intento de enfrentar esas dos partes inseparables del todo, de oponer Catalu?a a Barcelona, carece por completo de sentido.
Albert Garc¨ªa Espuche es historiador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.