El Athletic da otro zarpazo
Los rojiblancos vuelven a ganar el 'derby' a una Real apocada
La Real volvi¨® a tropezar en San Mam¨¦s. El a?o pasado se dej¨® en la Catedral la invencibilidad y ¨¦ste tambi¨¦n, aunque en circunstancias distintas de calendario. Por alguna raz¨®n, la Realque juega bien al f¨²tbol, que es cuidadosa y aseada cn el bal¨®n, que tiene la lecci¨®n aprendida, le ha perdido el pulso a los derbis que antes tan bien manejaba. Ahora no se decide a ganar y s¨®lo reacciona a remolque de los acontecimientos. El Athletic, m¨¢s cl¨¢sico, aunque dubitativo, lo entendi¨® en la segunda mitad: menos zarandajas y m¨¢s verticalidad, al viejo estilo y con ritmo endiablado. Lo que se pod¨ªa esperar de un derby.
Porque ?qu¨¦ se puede esperar de un derby, de un cl¨¢sico entre Athletic y Real? Lo de siempre: tensi¨®n, emoci¨®n, alg¨²n que otro choque de esos que levantan chispas y dejan ampollas de recuerdo. Y ritmo, sobre todo mucho ritmo, f¨²tbol de memoria porque no hay tiempo para pensar y siempre una pierna se interpone entre el bal¨®n y el cerebro. Pues ayer, en San Mam¨¦s, no lo hubo demasiado tiempo y as¨ª se perdieron 45 minutos. Hubo choques, s¨ª, especialmente por una especie de vendetta permanente que lidiaron dos futbolistas que suelen dedicarse al f¨²tbol m¨¢s que a la lucha canaria. Tiko y Xabi Alonso fueron equilibrando rencillas particulares a causa de una y otra entrada a destiempo o con el pie levantado o por detr¨¢s. As¨ª que uno y otro ventilaron el primer tiempo sin ser quienes son y queriendo ser lo que nunca ser¨¢n.
ATHLETIC 1 - REAL SOCIEDAD 0
Athletic: Aranzubia; Javi Gonz¨¢lez (Murillo, m. 45), Luis Prieto, Karanka, Aranzabal; Iraola (Yeste, m. 45), Gurpegui, Tiko, Ezquerro (Arriaga, m. 74); J. Etxeberria y Urzaiz.
Real Sociedad: Westerveld; L. Rekarte, Kvarme, Sch¨¹rrer, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso (Aranburu, m. 73), Alkiza, De Pedro (Lee Chung Soo, m. 80); Nihat y Kovacevic (De Paula, m. 76).
Goles: 1-0. M. 81. Tiko recoge fuera del ¨¢rea un bal¨®n suelto y lo remata con el interior, con rosca, superando la estirada de Westerveld.
?rbitro: Meg¨ªa D¨¢vila. Amonest¨® a Iraola, Urzaiz, Tiko, y Karanka, Xabi Alonso, Schurrer, Nihat, Kovacevic, L¨®pez Rekarte y Alkiza.
Unos 38.000 espectadores en San Mam¨¦s.
El m¨¢s perjudicado por la falta de personalidad del derby era el Athletic. Sin ritmo, el Athletic desciende a los infiernos, se adocena y se vulgariza hasta extremos insoportables. Sobre todo si enfrente tiene a un equipo, como la Real, que gusta de tocar el bal¨®n y con una lectura del espacio en el campo que le convierte en un im¨¢n para cada bal¨®n que sale suelto. O el Athletic no entend¨ªa el esp¨ªritu del partido o la Real se lo quit¨® de un plumazo. O ambas cosas. Lo cierto es que a Gurpegui, poco ducho en las artes del bal¨®n como generoso en el esfuerzo le tendieron una trampa sencilla: hacerle jugar en un dos por dos para recuperar el bal¨®n. Si el que tiene que recuperar, lo pierde y el que tiene que jugar, se pierde en asuntos internos.
As¨ª que al Athletic le llovi¨® del cielo el partido que buscaba, de ritmo bajo, en espera de los balones largos a Nihat, siempre con el bal¨®n en sus pies, es decir con el control del juego. Durante 45 minutos se jug¨® como la Real quer¨ªa, aunque el Athletic consigui¨® sobrevivir en un par de acciones individuales que le plantaron a Ezquerro y Etxeberria en el ¨¢rea de Westerveld. Curioso: el Athletic sin jugar a casi nada, llegaba al ¨¢rea peque?a y la Real, jugando a casi todo se limitaba a disparar de lejos (De Pedro, Alkiza), salvo en una ocasi¨®n que malgast¨® Kovacevic a bocajarro, fiel al mal fario que ole persigue en San Mam¨¦s.
Del vestuario tras el descanso, sali¨® el derbi, es decir se rompi¨® el partido, cogi¨® el vaiv¨¦n de ida y vuelta y el Athletic, con la entrada de Yeste elev¨® un poco el tono de calidad en un centro del campo alica¨ªdo. Y, sobre todo, el Athl?etic elev¨® el puls¨ªmetro del juego. Entonces surgi¨® el f¨²tbol. La Real recul¨® en busca de su juego m¨¢s previsible: el bal¨®n cruzado a Nihat y los desdoblamientos por los costados, pero tanto abusaba del toque que daba la sensaci¨®n de que no buscaba descaradamente el partido, de que le pod¨ªa el miedo a perder m¨¢s que el ansia de ganar.
Y creci¨® el Athletic que comenz¨® a volar en San Mam¨¦s. Urzaiz fall¨® en boca de gol, pero ol¨ªa a gol en el ¨¢rea de Westerveld. Y lleg¨® en un disparo precioso de Tiko que hizo in¨²til la buena estirada del portero holand¨¦s. Fue un gol que premiaba la voluntad, el instinto de ganar y castigaba el f¨²tbol bello pero fr¨ªo de la Real. Probablemente el equipo de Denoueix pag¨® en exceso el estado de nervios de Xabi Alonso, m¨¢s destructor que creador, y el olvido de De Pedro, el futbolista que m¨¢s necesita Kovacevic. Cuando no hubo derbi, la Real fue superior, su examen te¨®rico fue de notable; pero cuando hubo derbi, el Athletic manej¨® mejor el coraz¨®n y el f¨²tbol. Y el estado f¨ªsico. Y gan¨® por convicci¨®n.
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