Pastores con linterna
Los pastores eclesi¨¢sticos de Madrid han escrito una nota para poner orden en sus reba?os y, con un cuidado por sus ovejas desconocido otras veces, repican ahora sus campanas para llamarlas a decidir su voto sin confusi¨®n en las elecciones de octubre. Quiz¨¢ teman que las ovejas desorientadas oigan campanas y no sepan d¨®nde, se salgan del redil, se les vayan por la izquierda o se resistan, arbitrarias, al pastoreo. Pero han dicho los prelados que si no hicieron lo mismo en los pasados comicios fue porque vino el Papa, lo hizo como Dios, y donde manda patr¨®n no manda marinero. A m¨ª me alegra esta sinceridad episcopal, porque cuando dije que la venida a Madrid del Pont¨ªfice, casi en campa?a, encubr¨ªa el intento de "iluminar" las conciencias de sus fieles para el voto fui recriminado por mis malos pensamientos. Libre ya de ese pecado, comprendo que, sin Papa para combatir ahora la oscuridad, esta vez la nota de los obispos hu¨¦rfanos quiera remediar esa insustituible ausencia e intente ofrecer a los suyos la luz de sus palabras. Pero no s¨¦ si toman por los suyos a todos los bautizados o, con mayor realismo, s¨®lo a los que contribuyen a la vida de la Iglesia en su declaraci¨®n de Hacienda y que este a?o han sido un 15% menos.
En cualquier caso, es una l¨¢stima que esta santa campa?a, que cuando vino el Papa fue de mucho boato, se vea reducida ahora a una nota firmada por todos los b¨¢culos de nuestras comarcas eclesi¨¢sticas. No hay que ignorar, sin embargo, el real alcance de notitas como ¨¦sta, que inspirar¨¢n sin duda las homil¨ªas dominicales y, como focos o linternas, depende de la sumisi¨®n sacerdotal de cada p¨¢rroco, iluminar¨¢n a las ovejas que est¨¦n necesitadas de orientaci¨®n para votar. En los ret¨®ricos sermones del nacionalcatolicismo las conciencias eran iluminadas sin que los llamados oradores sagrados necesitaran notas de este tipo ni ninguna clase de consignas. Bastaba el convencimiento que abrigaba la Iglesia de que en una dictadura de aquel tipo ninguna conciencia precisaba m¨¢s luz que la que el propio r¨¦gimen desprend¨ªa y que fulguraba bajo los palios en los que los obispos acompa?aban al dictador y daban gracias a Dios por su gobierno. Una democracia, en cambio, est¨¢ siempre llena de candidatos sospechosos y hay que advertir a los fieles inmaduros de los peligros que acechan en la urna. Podr¨ªan haberlo resuelto de un modo m¨¢s sencillo: mostr¨¢ndoles la foto de su candidata preferida, orando y con mantilla, o repartiendo dadivosas subvenciones en los colegios religiosos, pero han preferido el disimulo de condenar el aborto y la eutanasia, por ejemplo, como pecados espec¨ªficos de Madrid y demonios que puedan poblar un programa electoral no santificado. Tambi¨¦n nombran el divorcio y el terrorismo, pero no creo que haya una candidatura que incluya la abolici¨®n del divorcio entre sus propuestas (se divorcian hasta reputados ministros de la derecha) ni ninguna otra que, aunque no lo explicite, excluya la lucha contra el crimen.
Pudieron haber entrado los pastores en asuntos espec¨ªficamente auton¨®micos, pero no querr¨ªan pasar por aldeanos y quiz¨¢ renunciaron a ello porque el primer firmante de la nota es, por cardenal, un pr¨ªncipe de la universal monarqu¨ªa cat¨®lica. En Madrid no faltan, sin embargo, problemas universales que afectan a una dimensi¨®n evang¨¦lica de la vida: la necesidad de dar posada al pobre, comida al hambriento, salud al enfermo, protecci¨®n a los desvalidos frente al abuso de los poderosos... Y hablando de los poderosos, habr¨¢n recordado los obispos, al ver en misa a algunos de sus distinguidos fieles, que, antes o despu¨¦s de comulgar declararon en la Asamblea o se abstuvieron de hacerlo, lo que les diferencia del furioso Jes¨²s que expulsa a los mercaderes del templo.
En definitiva, echo en falta visi¨®n evang¨¦lica en la nota episcopal y algo de la luz que sobra a los monse?ores proyectada sobre la inmundicia que hemos visto en los casos de inmoralidad que ha descubierto la salvajada de la Asamblea. Y me atrevo a suponer por eso que antes de esta repetici¨®n del voto ya las ovejas desorientadas de la Iglesia de Madrid debieron acusar la falta de la luz de sus pastores, tan callados entonces y acaso negligentes. Y eso que fue el fundador de la Iglesia de Rouco el primero en padecer a Judas, traidor de buen provecho al que no le falt¨® la recompensa de una bolsa repleta de denarios. Con lo cual, los obispos, ante los nuevos Judas de Madrid, habr¨¢n recordado que incluso Cristo tuvo fallos en su lista.
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