El Papa pide en Pompeya que se rece por ¨¦l "hoy y siempre"
Juan Pablo II suplica por la paz ante los "vientos de guerra"
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
"Gracias a todos. Rezad por m¨ª en este santuario, hoy y siempre". Juan Pablo II se despidi¨® ayer con estas palabras de las 30.000 personas que le aclamaron en el santuario mariano de la Virgen de Pompeya, junto a N¨¢poles. La visita del Papa dur¨® s¨®lo unas horas, pero revisti¨® una especial trascendencia porque volv¨ªa a Pompeya despu¨¦s de 24 a?os y porque, dada su fr¨¢gil salud, podr¨ªa ser el ¨²ltimo viaje de un pont¨ªfice peregrino.
Karol Wojtyla visit¨® por primera vez el santuario de Pompeya el 21 de octubre de 1979. Por entonces era un hombre fuerte y expresivo. Ayer, con 83 a?os, enfermo y a punto de cumplir un cuarto de siglo como sucesor de Pedro, dio gracias a Dios por permitirle regresar a Pompeya para coronar el a?o del Rosario, para rezar por la paz en el mundo y para cerrar, en cierto modo, el c¨ªrculo de un papado caracterizado por los viajes y la misi¨®n evangelizadora.
Juan Pablo II vol¨® en helic¨®ptero al santuario enclavado junto a las ruinas de la vieja Pompeya romana, destruida en el siglo I por una erupci¨®n del Vesubio. Su rostro era sereno y, pese a ocasionales desfallecimientos de la voz, pudo leer todo su mensaje, e incluso improvisar unas palabras para la multitud que le vitoreaba cuando se deten¨ªa para tomar aliento. Una vez m¨¢s, lanz¨® una "s¨²plica" por la paz en un tercer milenio que ya en sus inicios era azotado "por vientos de guerra y regado de sangre". El Rosario, proclam¨®, "es una oraci¨®n orientada por su propia naturaleza hacia la paz".
La alcaldesa de N¨¢poles, Rosa Iervolino Russo, se emocion¨® durante la ceremonia, de casi dos horas. "Ha sido una jornada para recordar toda la vida", declar¨® despu¨¦s. "Juan Pablo II es el papa de la esperanza y el coraje; tiene la capacidad de transformar el sufrimiento en esperanza". Otros napolitanos tuvieron empe?os m¨¢s mundanos durante la ceremonia. Carmine Mari, un hombre de 60 a?os con abundantes antecedentes como ratero, fue detenido a muy poca distancia del pont¨ªfice mientras ped¨ªa limosnas vestido de sacerdote y provisto de una falsa credencial vaticana. Poco antes, un centenar de desempleados se cruzaron en el recorrido del papam¨®vil y lanzaron gritos de "trabajo, trabajo" al paso de Juan Pablo II.
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