Bruselas, capital del 'lobby'
Los grupos de presi¨®n europeos mantienen estrechos v¨ªnculos con las autoridades comunitarias
Enrique Gonz¨¢lez D¨ªaz, el alto funcionario de la Comisi¨®n Europea que en los ¨²ltimos a?os influy¨® decisivamente para impedir fusiones de enormes corporaciones estadounidenses como General Electric y Honeywell, ha fichado esta semana por un prestigioso bufete de abogados estadounidense. A partir de ahora, trabajar¨¢ frente, o incluso contra, el Ejecutivo comunitario. Es la ¨²ltima muestra de una compleja realidad que a diario se vive en Bruselas, donde m¨¢s de 11.000 lobbistas (miembros de grupos de presi¨®n) y abogados trabajan en contacto directo con funcionarios y eurodiputados para que las leyes europeas se ajusten a sus intereses. El salto de uno a otro lado de la frontera es permanente.
El 90% de las oficinas del barrio europeo est¨¢n ocupadas por este nutrido colectivo
Es frecuente ver a eurodiputados reunidos con representantes de grandes compa?¨ªas
Los lobbies se han convertido durante la ¨²ltima d¨¦cada en unos importantes actores en el juego de la construcci¨®n europea. Se calcula que en la actualidad hay m¨¢s de 3.000 inscritos ante las instituciones comunitarias. El 90% de las oficinas del barrio europeo est¨¢n ocupadas por este nutrido grupo de presi¨®n, pared con pared de los edificios de las diferentes direcciones generales de la Comisi¨®n Europea, del Parlamento Europeo y de las embajadas de los Estados miembros. Son f¨¢cilmente identificables gracias a las placas doradas o plateadas que cuelgan de sus puertas.
Los eur¨®cratas de Bruselas act¨²an constantemente bajo la presi¨®n de alguno de estos grupos. El ejemplo m¨¢s claro de este fen¨®meno son las cartas que env¨ªan a los eurodiputados, en muchos casos en un tono agresivo, para explicarles por qu¨¦ deben votar a favor o en contra de una determinada directiva. La Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Zumos, apoyada por otros lobbies del sector c¨ªtrico, solicit¨® por escrito a un miembro de la Euroc¨¢mara que rechazara "en su totalidad" las enmiendas presentadas al texto original relativas a los zumos de frutas para consumo humano por los graves inconvenientes para el desarrollo de esta industria en Espa?a.
Cartas similares fueron enviadas al mismo eurodiputado por el lobby de la miel de abeja, de la industria qu¨ªmica, del software o del autom¨®vil. Su acci¨®n abarca todos los ¨¢mbitos de la pol¨ªtica comunitaria. Por el Parlamento Europeo es frecuente ver reunidos a los eurodiputados con representantes de grandes compa?¨ªas como Nike, Microsoft o Volkswagen. Es m¨¢s, los lobbistas disponen de tarjetas de acceso para poder moverse por la sede de la Euroc¨¢mara.
Hay adem¨¢s manuales, como el publicado por La Caixa (C¨®mo tratar con Bruselas. El lobby en la Uni¨®n Europea), en el que afirma sin tapujos que "existe una actitud positiva por parte de las instituciones europeas" hacia esta pr¨¢ctica. "Cualquier empresa, sea cual sea su dimensi¨®n, puede influir en la pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea si tiene ideas claras y sabe c¨®mo enfocar la cuesti¨®n", explica.
Unice es uno de los grupos de presi¨®n m¨¢s poderosos de los instalados en Bruselas. Es la voz oficial de la industria europea desde 1958, una verdadera m¨¢quina de hacer lobby con capacidad para analizar hasta la ¨²ltima coma de los borradores de los textos legislativos, con el objetivo de introducir sus posturas antes de que sean escupidos de vuelta al proceso de toma de decisi¨®n. Su poder de presi¨®n se hace a¨²n mayor con el lobby paralelo que realizan las 33 patronales de los Estados miembros y, adem¨¢s, combina su influencia con la Mesa Redonda Europea de Industrialistas.
Algunos eurodiputados comentan que los puntos de vista de los lobbies son muy ¨²tiles para entender el impacto que tienen ciertas normas europeas en sectores espec¨ªficos. Sus tent¨¢culos tocan todos los niveles de la compleja burocracia europea. Todo se hace con gran transparencia y de una forma m¨¢s elegante que en Estados Unidos, como afirma Rogier Chorus, un holand¨¦s que preside el lobby de los lobbies, Seap, encargado de defender una profesi¨®n muy mal vista fuera del mundo anglosaj¨®n. Los lobbistas consideran, adem¨¢s, que su trabajo es necesario no s¨®lo para las empresas que ellos representan, sino tambi¨¦n para las propias instituciones europeas.
La acci¨®n de los lobbies se completa con la de los bufetes de abogados. Las mayores firmas del mundo, como Clifford-Chance, Baker & McKenzie, Fresh Fields, Stanbrook Hooper, Cleary Gottlieb -por la que acaba de fichar el jefe de la Unidad de Fusiones, el espa?ol Enrique Gonz¨¢lez D¨ªaz-, Linklaters, o S. J. Berwin, entre otras, tienen oficinas centrales en Bruselas. Entre los bufetes espa?oles destacan Cuatrecasas y Ur¨ªa & Men¨¦ndez. A eso hay que a?adir las consultoras y oficinas de relaciones p¨²blicas como Weber Shandwick Adamson, Clan o Gellis Communications.
La relaci¨®n entre el mundo de los lobbistas y el de las instituciones comunitarias es casi de ¨®smosis, con un trasvase continuo de personal hacia uno y otro lado. "La puerta est¨¢ abierta en los dos sentidos", comenta un portavoz de la Comisi¨®n Europea. Pero este salto despierta dudas, a pesar de que existan reglas deontol¨®gicas muy precisas que no han evitado la aparici¨®n de algunos episodios muy sonados. Entre los m¨¢s llamativos est¨¢ el fichaje del ex comisario de Comunicaciones Martin Bangemann por la compa?¨ªa Telef¨®nica muy poco despu¨¦s de abandonar la Comisi¨®n.
Hay otros que pasaron casi desapercibidos. El actual presidente de la Organizaci¨®n Especializada en Aduanas y Fiscalidad (Odasce) fue director general, curiosamente, de Aduanas y Fiscalidad Indirecta. John Temple Lang, ex director de Competencia, ahora ejerce de abogado contra la Comisi¨®n Europea. Hace un a?o, el funcionario Deflet Eckert, de la direcci¨®n general de Empresas, se pas¨® a Microsoft. El sector privado busca ansiosamente funcionarios muy especializados que le puedan asesorar sobre los entresijos burocr¨¢ticos de Bruselas.
Pero el ejemplo que refleja mejor esta ¨®smosis entre lobby y funci¨®n p¨²blica es el del despacho G-Plus, que origin¨® hace justo un a?o una verdadera tempestad en el seno del Ejecutivo comunitario. Entre los socios de este despacho se encuentran tres antiguos portavoces de la Comisi¨®n Europea, responsables nada m¨¢s y nada menos que de las carteras de Comercio y de la de Competencia. Esta oficina realiza trabajos financiados por el presupuesto comunitario al tiempo que defiende los intereses de sectores como la industria naval coreana, contra la que la Uni¨®n Europea tiene abierto un contencioso ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio por dumping (venta por debajo de costes).
El gladiador de 'Supermario'
El comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, se ha quedado sin uno de sus principales gladiadores. Enrique Gonz¨¢lez D¨ªaz era hasta ayer una pieza clave en la unidad que se encarga en la Comisi¨®n Europea del control de las grandes fusiones entre empresas y uno de los funcionarios m¨¢s combativos en Bruselas, hasta el punto de ser temido en la otra orilla del Atl¨¢ntico.
El diario econ¨®mico Financial Times se pregunta incluso si estamos ante el declive del imperio del supercomisario, que ha visto durante los ¨²ltimos meses c¨®mo el Tribunal de Justicia de la UE le echaba por tierra algunas de las decisiones orquestadas desde la cocina que ¨¦l dirige.
Lo cierto es que Gonz¨¢lez D¨ªaz, de 42 a?os, deja la Direcci¨®n General de la Competencia con una informaci¨®n muy ¨²til en su cabeza sobre los entresijos y trucos internos de la Unidad de Fusiones, una de las m¨¢s poderosa del Ejecutivo comunitario. Es ese valor a?adido lo que buscan bufetes de abogados como Cleary Gottlieb, que acaba de ficharlo. La principal actividad de ese despacho se desarrolla precisamente en la competencia.
El salto al otro lado ha desatado sospechas sobre la compatibilidad de dos labores tan pr¨®ximas en el tiempo. Tanto Gonz¨¢lez D¨ªaz como el propio Ejecutivo comunitario han querido resaltar que el paso al sector privado es completamente compatible con las normas vigentes para la Comisi¨®n Europea.
El alto funcionario espa?ol asegura que no utilizar¨¢ los datos confidenciales a los que ha accedido durante sus 13 a?os de trabajo en la Comisi¨®n y en el Tribunal de la Uni¨®n Europea. Su experiencia es otra cosa.
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