La pol¨¦mica arquitectura de las futuras carreras

Con la construcci¨®n de un espacio europeo com¨²n, los pa¨ªses no aspiran ni mucho menos a que los estudios sean uniformes, sino similares, reconocibles por todos y que tengan un m¨ªnimo de calidad.

Las universidades europeas se embarcaron en 1999, tras la aprobaci¨®n por los gobiernos de la Declaraci¨®n de Bolonia, en la edificaci¨®n de este espacio com¨²n. La cuenta atr¨¢s ha empezado y el horizonte apunta al 2010. Ya son 40 los pa¨ªses y cerca de un millar las universidades que est¨¢n desde entonces prepar¨¢ndose para este reto. Los gobiernos han mantenido reuniones bianuales para avanzar en este camino. La ¨²ltima tuvo lugar en Berl¨ªn el pasado 19 de septiembre. La pr¨®xima ser¨¢ dentro de dos a?os en Bergen (Noruega). La hetereogenidad de los sistemas universitarios y de las apuestas pol¨ªticas de las naciones han hecho que cada una avance a un ritmo diferente.

Los rectores piden que el decreto se?ale que habr¨¢ un ¨²nico t¨ªtulo de Grado por disciplina

Los objetivos de la convergencia de las universidades europeas son: tener una estructura de estudios similar que permita movilidad, reconocimiento, legibilidad y acreditaci¨®n, para que se garantice que el nivel acad¨¦mico de las titulaciones reconocidas est¨¢ por encima del est¨¢ndar establecido.

Los pilares para lograr estos objetivos son: el Suplemento al T¨ªtulo (un documento que va a ser igual en toda Europa y har¨¢ que todo el mundo entienda qu¨¦ ha cursado esa persona), el Cr¨¦dito Europeo (es una medida igual para toda Europa y cada curso equivaldr¨¢ a 60 cr¨¦ditos, formados por horas lectivas, trabajos y tiempo de estudio del alumno) y una arquitectura com¨²n acordada por los pa¨ªses con dos niveles: Grado y Posgrado (en el que estar¨¢n integrados los m¨¢ster oficiales y el doctorado).

La regulaci¨®n del Suplemento al T¨ªtulo y del Cr¨¦dito Europeo ya est¨¢n aprobadas en Espa?a. El desacuerdo en estos momentos est¨¢ en c¨®mo se configuran dentro de esos niveles la arquitectura de las ense?anzas que se impartir¨¢n, la duraci¨®n que tendr¨¢n y la carga de cr¨¦ditos.

La ¨²ltima versi¨®n del real decreto que regula el Grado fue presentado el 6 de octubre pasado al Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria. El Gobierno ha eliminado del texto, respecto a la versi¨®n anterior, la menci¨®n espec¨ªfica de que los t¨ªtulos futuros de Grado se denominar¨¢n Licenciado, Ingeniero o Arquitecto. Algunos colectivos universitarios y profesionales interpretan que este exclusi¨®n deja abierta la puerta a que coexistan t¨ªtulos como el de Diplomado, que no ser¨ªan homologables en el nuevo espacio europeo. La opci¨®n de que sigan existiendo diplomaturas ha sido defendida, en cambio, por los miembros del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria designados por el PP.

Los rectores han pedido que haya un ¨²nico t¨ªtulo de Grado y no diplomaturas, por un lado, y licenciaturas, por otro. Y critican que el nuevo borrador de real decreto deja abierta la posibilidad de que sigan existiendo dos t¨ªtulos (de diplomado y licenciado, como pasa en disciplinas como empresariales y las ingenier¨ªas) y no uno ¨²nico de Grado, como habr¨¢ en el resto de los pa¨ªses. Porque entonces las titulaciones espa?olas tendr¨ªan la misma estructura que ahora. ?Cu¨¢les son las desventajas de esto?

Que es dis¨ªmil respecto al resto de Europa: se mantendr¨ªan estructuras distintas y esto complicar¨ªa la homologaci¨®n. Los rectores consideran que el nuevo texto deja abierta la posibilidad de que haya una mezcla y que, por ejemplo, pueda haber un t¨ªtulo de Grado, otro de Diplomado y otro de Licenciado.

Respecto a la duraci¨®n de esas carreras de Grado, los m¨¢ximos responsables de universidades espa?olas apuestan por que puedan tener una extensi¨®n distinta, bien de tres o bien de cuatro a?os. La raz¨®n para esto es que algunas carreras puede tener una carga de hasta 240 cr¨¦ditos europeos, porque sea lo que domine en Europa; mientras que otras, podr¨ªan tener ima de 180, si es esa la tendencia en la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Y las dos conducir¨ªan a un mismo t¨ªtulo, el de Grado.

Uno de los aspectos clave al que afectan estos cambios son competencias profesionales. Para unas profesiones, por la carga de conocimientos previos que se requieren antes de incorporarse al mercado laboral, es necesario superar una cantidad mayor de horas de clase, trabajos y pr¨¢cticas que para otras.

En las ingenier¨ªas, los problemas -que est¨¢n enfrentando en algunas ramas a las escuelas y colegios profesionales de ingenieros t¨¦cnicos y superiores- est¨¢n surgiendo tanto por la carga de conocimientos que requiere cada titulaci¨®n como por las responsabilidades que luego tiene cada titulado. En este ¨¢mbito, otro de los argumentos que dan los defensores de no variar la distribuci¨®n actual de las carreras es que las ingenier¨ªas t¨¦cnicas y superiores tienen prestigio y logran la inserci¨®n laboral.

Una alternativa que barajan algunos colectivos (como los ingenieros de Caminos, Forestales o Inform¨¢tica y otros en los que conviven actualmente dos t¨ªtulos) es adecuar la de menor carga lectiva al t¨ªtulo de Grado y la de mayor al Posgrado, manteniendo las competencias que tienen actualmente cada nivel profesional. De esta forma, los estudiantes de una ingenier¨ªa no entrar¨ªan como ahora en la carrera t¨¦cnica o superior desde el principio, sino que har¨ªan la misma y, una vez que hubieran obtenido el t¨ªtulo de Grado, podr¨ªan ampliar estudios con un Posgrado (bien para especializarse o para acceder a un t¨ªtulo m¨¢s generalista).

Otra l¨ªnea en la que trabajan los colectivos profesionales y universitarios es la de dividir los contenidos de las carreras actuales, como Caminos o Industriales, por ejemplo, en diversas titulaciones de Grado (como ingenier¨ªa Mec¨¢nica, El¨¦ctrica o Civil). Una alternativa que encaja m¨¢s con la disttribuci¨®n que tienen hecha otros pa¨ªses.

La conclusi¨®n es que se trata de un proceso complicado y lleno de incertidumbres. Mientras de desarrolla, crece la preocupaci¨®n entre los estudiantes de Ingenier¨ªa y Arquitectura T¨¦cnica o de la carrera de Maestro, por ejemplo, por la indefinici¨®n sobre a qu¨¦ equivaldr¨¢ el t¨ªtulo que ellos obtengan cuando terminen la carrera y sobre si para convalidarlo tendr¨¢n que hacer una formaci¨®n suplementaria.