?Pedroooo!
Pens¨¦ que qui¨¦n fuera Pedro. Pedro Duque. Volando tan lejos. En el espacio infinito. Porque aunque asuntos personales me impidieron prestar atenci¨®n instant¨¢nea al importante discurso que nuestro presidente Aznar dedic¨® a las Fuerzas Armadas, cuando se les apareci¨® recientemente en su Escuela Superior, el mi¨¦rcoles me sumerg¨ª en su parlamento completo. Y comprend¨ª la magnitud de la nueva doctrina de la eyaculaci¨®n preventiva que nuestro dirigente ha lanzado al mundo como quien no quiere la cosa.
En principio, me puse a leer presa del insomnio y de la vela, y necesitada de un imperioso cuerpo a cuerpo con el contundente verbo de nuestro l¨ªder. Si no funcionaba, pens¨¦, siempre podr¨ªa darme en la cabeza con ladrillos aut¨¦nticos. Confieso que cre¨ª que surtir¨ªa efecto. Ya otros discursos suyos me han puesto catat¨®nica.
Empec¨¦ a cabecear al tercer p¨¢rrafo ("Nuestro momento viene marcado esencialmente...", zzzzzzzzzz), con dulzura, y, cuando llegu¨¦ al final de la cuarta columna, las palabras "Bin Laden" (imaginadas en los labios presidenciales) actuaron como un beat¨ªfico solo de arpa, bilir¨ªn, bilir¨ªn, o esas campanitas que las madres amantes suelen colgar en la cuna de sus beb¨¦s. Me estaba quedando sobada, y ni las Walkirias, cabalgando como posesas por los cielos de mi ciudad, podr¨ªan despertarme. Falso. Porque sin darme cuenta deslic¨¦ los ojos, ya muy vencidos, por el resto del aplastante mensaje armado. Baj¨¦ la guardia (observen: este escrito trufado de vocablos belicosos), y di en mirar la palabra funesta: ?Perejil! Rayos y truenos, en pie, firmes, arrrrr. "En julio del a?o pasado nos despertamos s¨²bitamente con la Isla de Perejil ocupada". Sexto p¨¢rrafo de la antepen¨²ltima columna. Respir¨¦ hondo.
A la luz de la dicha frase rele¨ª todo lo anterior, le¨ª lo por venir. Y, una de dos: o me hab¨ªa vuelto loca, o de dicho texto pod¨ªa inferirse que no nos habr¨ªan tocado los perejiles de haber bombardeado nosotros, previa y preventivamente (cielos, tiemblo al pronunciar las palabras) el reino de Marruecos.
Desvelada por completo y para siempre, envidi¨¦ a Pedro Duque, volando tan lejos, en el espacio infinito. Le envidi¨¦, claro, hasta que el presidente le localiz¨® por tel¨¦fono.
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