Cultura y dinero
Pol¨ªticos auton¨®micos de paz y de sentido com¨²n tuvieron noticia de que viene a costar lo mismo producir una ¨®pera que ver¨¢n mil personas (quinientas bajo invitaci¨®n) que enviar a dos mil ancianos otros tantos cheques de trescientos euros cada uno para pagar parte del coste de su residencia de la tercera edad. As¨ª las cosas, y dado que el dinero de la Generalitat escasea tras a?os de muchos fastos, acordaron estos pol¨ªticos preservar el gasto social -siempre exiguo- en leve detrimento de las artes esc¨¦nicas o pl¨¢sticas financiadas con cargo al contribuyente. Esta decisi¨®n, que parece muy razonable, ha supuesto sin embargo una gran tragedia para diversos creadores -reales o presuntos-, y tambi¨¦n para algunos pol¨ªticos del arte. Pero se me ha ocurrido una modesta idea para paliar, en parte, los efectos de los recortes presupuestarios culturales. Me refiero a la pr¨®xima bienal de Valencia, aunque el dise?o que sugiero permitir¨ªa que la bienal fuera anual, de lo poco que costar¨ªa. Mi idea es ¨¦sta: se anuncia la bienal y luego no se hace. No hay ning¨²n acto, no se contrata a ning¨²n artista, nadie acude a nada, pero la gran ventaja es que tampoco nadie se iba a enterar de ese vac¨ªo, tal y como ya sucedi¨® con la ¨²ltima bienal. Ahora bien, si se diera el caso, improbable, de que alg¨²n turista, o alg¨²n vecino muy enterado preguntaran por la bienal de Valencia, por sus sedes y ceremonias, la respuesta de los pol¨ªticos pod¨ªa ser muy lindamente transgresora, y no por ello menos veraz: bastar¨ªa que indicaran al curioso que la bienal, en s¨ª, era la calle; el cotidiano espect¨¢culo de ir la gente por ah¨ª, al trabajo o al mercado, a misa o al parque. Y que uno de los actos estelares de esa bienal consiste en ver como pasa la gente junto al Micalet, y observar si son muchos o pocos los viandantes que miran hacia lo alto, m¨¢s que nada por esquivar el vuelo de alg¨²n suicida. La bienal de Valencia durar¨ªa as¨ª todo el a?o, ser¨ªa la m¨¢s ambiciosa del mundo, la m¨¢s compleja e infinita, y costar¨ªa lo que cuesta inventar un programa y convocar una rueda de prensa.
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