De olvidos y requiebros
La idea, tan af¨ªn a music¨®logos e historiadores, de la necesidad de desempolvar obras musicales que reposan en el ba¨²l de la memoria suele generar una sensaci¨®n de desconfianza en numerosos sectores. Y m¨¢s si se trata de creaciones espa?olas. Existe la sensaci¨®n de que el paso del tiempo ha seleccionado lo que vale la pena verdaderamente y que lo que est¨¢ aparcado por algo ser¨¢. El Festival de Oto?o, a trav¨¦s del activo grupo ?pera C¨®mica de Madrid, ha propiciado la recuperaci¨®n de una zarzuela de Barbieri -Mis dos mujeres-, estrenada en marzo de 1855 en el teatro del Circo de Madrid, con un ¨¦xito al parecer absoluto, y desde hace siglo y medio durmiendo en el sue?o del olvido. Injustamente, por cierto, como se pudo apreciar anteayer en el teatro de M¨®stoles, donde fue recibida con sorpresa y alborozo.
Mis dos mujeres
Zarzuela de Francisco Barbieri. Con Juan Manuel Cifuentes, Ruth Delaria, Luis ?lvarez, Miguel Sola, Alejandro Roig, Francesca Calero, David G¨®mez Montiel, Elisenda Rivas y Carlos Velicias. Ensamble Instrumental de Madrid. Director musical: Carlos Cuesta. Director esc¨¦nico: Francisco Matilla. Festival De Oto?o. Teatro del Bosque, M¨®stoles, 7 de noviembre.
La obra es, en efecto, espl¨¦ndida musicalmente y recibe adem¨¢s un tratamiento lleno de amor, oficio y eficacia teatral dentro de la sencillez. Desde el cuidado literario en la versi¨®n libre de Francisco Matilla sobre el texto de Luis Olona hasta una presentaci¨®n esc¨¦nica no por humilde de medios menos digna e imaginativa. Ante un empe?o de estas caracter¨ªsticas -el gran logro en el terreno musical de esta edici¨®n del Festival de Oto?o- no cabe otra reacci¨®n que la de simpat¨ªa, respeto y admiraci¨®n. A pesar de un reparto vocal discreto, aunque, eso s¨ª, rebosante de ilusi¨®n, o lo justito, justito, del coro femenino.
La orquesta son¨®, en cualquier caso, a un nivel m¨¢s que notable a las ¨®rdenes de Carlos Cuesta. Y el violonchelista recibi¨® una cerrada ovaci¨®n por un acompa?amiento admirable en uno de los n¨²meros musicales. La sensaci¨®n de espect¨¢culo compacto y bien hecho domin¨®, de todas formas, sobre cualquiera de los detalles individuales. Y tambi¨¦n el que todo el equipo art¨ªstico antepusiese el servicio a Barbieri por encima de todo. El compositor quedaba as¨ª reivindicado. Algo parecido ocurri¨® hace 20 a?os con Gloria y peluca en el teatro de la Zarzuela, que no se hab¨ªa vuelto a ver desde su estreno, pero en el caso de Mis dos mujeres, al margen de su mayor ambici¨®n, est¨¢ el valor a?adido de un esfuerzo si cabe a¨²n m¨¢s heroico al estar situado en unas dimensiones econ¨®micas no precisamente envidiables. El m¨¦rito es, sin duda, muy grande.
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