Trucos contables para una Liga en la ruina
Los grandes equipos de f¨²tbol italianos estaban en la ruina econ¨®mica (y deportiva) cuando el Gobierno de Silvio Berlusconi aprob¨®, en febrero pasado, el llamado decreto salva calcio. Una enloquecida pol¨ªtica de fichajes y los salarios astron¨®micos de algunas de las estrellas del bal¨®n m¨¢s conocidas hab¨ªa dejado el calcio al borde de la quiebra. Los 18 equipos de Primera Divisi¨®n (Serie A) acumularon deudas por valor de casi mil millones de euros la pasada temporada.
La alarma son¨® en todo el pa¨ªs, y el Gobierno populista de Berlusconi corri¨® a reparar la situaci¨®n con un decreto ad hoc que permit¨ªa a los clubes diluir a lo largo de diez a?os la carga econ¨®mica que representa la devaluaci¨®n de sus jugadores. Un equipo que hubiera gastado 100 millones de euros en fichar a un fen¨®meno de breve duraci¨®n, vendido despu¨¦s por 50 millones, estaba autorizado a hacer constar en sus balances una p¨¦rdida de s¨®lo cinco millones de euros.
La enorme comprensi¨®n demostrada por el Ejecutivo de Berlusconi hacia los clubes de f¨²tbol caus¨® perplejidad e indignaci¨®n en los partidos de la oposici¨®n que hicieron hincapi¨¦ en que otras empresas menos lucrativas ten¨ªan que enfrentarse a diario a la bancarrota sin recibir ayudas del Gobierno.
Despu¨¦s de todo, no dejaba de ser un favor que el primer ministro Berlusconi, due?o del Milan, se hac¨ªa a s¨ª mismo. Gracias a esta norma, el club de Il Cavaliere devalu¨® tranquilamente 242 millones de euros, el Inter, 319 millones, el Roma 234, y el Lazio 213 millones.
La aprobaci¨®n de este decreto, provoc¨® agrios debates pol¨ªticos, hasta el punto de que, gracias a la presi¨®n de los diputados de la Liga Norte (federaci¨®n ex secesionista), la aplicaci¨®n del decreto se limit¨® a un a?o, de forma que en 2004 no podr¨ªa volver a aplicarse. A¨²n as¨ª, el Gobierno Berlusconi no cay¨® en la cuenta de que el f¨²tbol en un asunto sin barreras y que el apoyo a sus equipos representaba, de hecho, un ataque a las leyes de la libre competencia que rigen el mercado internacional.
Para reforzar el valor de excepci¨®n del decreto, los presidentes de los principales clubes se comprometieron a seguir una pol¨ªtica de austeridad e incluso se baraj¨® la idea de reducir los sueldos de los jugadores. Algunas estrellas estuvieron de acuerdo en que se les recortara hasta un 30% su fabuloso salario. Pero, en l¨ªneas generales, la medida result¨® impracticable, porque la inmensa mayor¨ªa de los futbolistas se negaron a aceptarlo. La n¨®mina de los jugadores representa el 80% de los ingresos medios de un club de Primera Divisi¨®n. Cualquier recorte en este cap¨ªtulo tendr¨ªa consecuencias positivas en el balance final.
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