"Ha ganado el f¨²tbol"
Los jugadores se muestran euf¨®ricos y aseguran que merec¨ªan un triunfo as¨ª
Con la barbilla empinada y la barba de tres d¨ªas, Ra¨²l escuch¨® el himno espa?ol mirando al cielo, como de costumbre. Se?al de que su concentraci¨®n era absoluta. Y de que el partido era un gran reto para ¨¦l, que lo ha conseguido todo en el Real Madrid, pero nada en la selecci¨®n. Bueno, nada en el ¨¢mbito colectivo, porque en el individual ha marcado una cifra extraordinaria de goles a sus 26 a?os: 37 en 68 partidos. Nada menos. Claro que necesita refrendarlos en un gran torneo. Tal vez empiece este verano, en la Eurocopa de Portugal. "Este es un gran grupo y un gran seleccionador, Estamos donde nos merecemos", gritaba Ra¨²l de forma desaforada tras el encuentro, cuando los jugadores espa?oles se abrazaron en torno al c¨ªrculo central.
"Est¨¢bamos obligados a clasificarnos y a hacerlo como lo hicimos: desde el buen juego", dice S¨¢ez
"Hay que saludar, ?eh? Venga, todos juntos". El capit¨¢n ejerci¨® de tal y se llev¨® al resto del equipo hacia la zona del estadio donde aguardaba el centener de euf¨®ricos aficionados espa?oles. Vicente corri¨® hacia all¨¢ con una alegr¨ªa irreprimible: saltaba y se colgaba de Baraja, despu¨¦s de Casillas, despu¨¦s de... quien fuera. Todos dieron rienda suelta a la tensi¨®n acumulada. A su enorme responsabilidad: la defensa no s¨®lo de una selecci¨®n, sino de un estilo. Esta eliminatoria ha enfrentado algo m¨¢s que dos equipos. Ha enfrentado dos maneras de entender este deporte. Radicalmente opuestos. Y, afortunadamente para el espect¨¢culo, triunf¨® la espa?ola.
"Ha ganado el f¨²tbol", se?alaba orgulloso M¨ªchel Salgado. ?l, junto a Xabi Alonso y Valer¨®n, fue el diestro m¨¢s inspirado en una noche mucho menos fr¨ªa de lo esperado, que perteneci¨® a los zurdos espa?oles. Primero Ra¨²l y despu¨¦s Vicente, de 22 a?os, abanderaron el modelo espa?ol: el del toque, el regate y el gusto por el ataque, en un terreno de juego mucho mejor tambi¨¦n de lo que tem¨ªan los hombres de un I?aki S¨¢ez que en el banquillo celebr¨® los tres goles con una alegr¨ªa incontenible, la misma que demostr¨® una vez llegado el final. "Lo ocurrido me sirve interiormente para reafirmarme en mis ideas. Yo conozco a estos jugadores y s¨¦ lo que significa jugar dos partidos de esta trascendencia en cuatro d¨ªas. Por eso he tomado una serie de decisiones que a la postre han sido acertadas. No pod¨ªa ser que una camada de futbolistas fabulosos como ¨¦sta se quedara fuera de la Eurocopa".
Esos futbolistas llenaron de estupor a la hinchada noruega, que comenz¨® a desfilar hacia la calle a los pocos minutos de la segunda parte. No todos, claro. A dos de los que se quedaron les dio por saltar a la hierba cual espont¨¢neos. El primero fue retirado amistosamente, pero el segundo, un chico joven y enclenque, no olvidar¨¢ nunca su atrevimiento. Desde la otra parte del campo lleg¨® corriendo, por sorpresa y a toda m¨¢quina, el portero Olsen, le lanz¨® un patad¨®n de k¨¢rate a media altura y dej¨® maltrecho al espont¨¢neo. Se retir¨® cojeando. Y, mientras, Olsen, el dicharachero ex meta del Sevilla que acababa de sustituir al lesionado Johnsen, regres¨® a su porter¨ªa en medio de una gran ovaci¨®n. Saludando al tendido, por supuesto.
"Yo he pasado diez d¨ªas horrorosos, pero si estaba con mal cuerpo era por la afici¨®n", se?alaba S¨¢ez ya de un modo m¨¢s mesurado. "Con estos jugadores, Espa?a estaba obligada a clasificarse. Pero a¨²n hay m¨¢s: est¨¢bamos obligados a hacerlo desde el buen f¨²tbol. Y eso hemos hecho hoy, pues el equipo ha estado inmenso. El dominio que hemos tenido del partido ha sido, sencillamente, espectacular".
En ese momento, y a¨²n en el c¨¦sped, Ra¨²l llegaba a la altura del seleccionador. "Enhorabuena, m¨ªster", le dijo antes de fundirse, capit¨¢n y t¨¦cnico, en un abrazo interminable, del mismo tono que se daban todos los jugadores y los ayudantes a medida que se retiraban. "En Portugal no somos los favoritos, pero tenemos equipo para lograr cualquier cosa. Las dudas las ten¨ªan otros, no nosotros, que sab¨ªamos que ¨¦ramos muy superiores a Noruega. Lo hemos demostrado sobradamente". Instantes despu¨¦s de pronunciar estas palabras, Salgado entraba dando brincos a un vestuario, el espa?ol, que era un puro alboroto.
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