"Los ¨¢rbitros me quieren bien"
Fernando V¨¢zquez (Castrofeito, A Coru?a; 1954) se para cuando sale de dirigir el entrenamiento de su equipo, el Valladolid, y saluda a unos y otros con una sonrisa siempre f¨¢cil. Se para cinco minutos a discutir con una muchacha que ha hecho novillos para ver la sesi¨®n preparatoria y trata de convencerla de que no vuelva a hacerlo; que, a esa hora y con su edad, su sitio est¨¢ en el colegio y no en un campo de f¨²tbol. Se para y le pregunta qu¨¦ curso hace, d¨®nde estudia y hasta qu¨¦ pensar¨ªa su madre si se enterase de que est¨¢ all¨ª y no en clase.
A V¨¢zquez le puede su pasado como profesor de ingl¨¦s en su Galicia natal. Sin embargo, todo cambia cuando comienza el partido. Su transfiguraci¨®n es completa. Su car¨¢cter se torna explosivo y termina por pagarlo. Esta tarde, por ejemplo, ante el Atl¨¦tico de Madrid, no podr¨¢ sentarse en el banquillo porque una sanci¨®n por dos partidos le ha enviado a la tribuna.
"He cambiado en que ya no soy tan inocente despu¨¦s de todo lo que me ha pasado"
"Me han llegado a expulsar por quitarme la chaqueta y tirarla al suelo con rabia"
No es la primera vez. Antes le cab¨ªa ya el dudoso honor de haber cumplido un encuentro de suspensi¨®n por acumulaci¨®n de amonestaciones cuando entrenaba a la Uni¨®n Deportiva Las Palmas.
Pregunta. Su comportamiento dentro del campo choca con su aspecto fuera de ¨¦l.
Respuesta. Yo no me considero un entrenador nervioso o tenso. Bueno; mentalmente, no lo estoy, pero gesticulo un poco. Bueno; gesticulo bastante. Me muevo mucho, salto, ando, hablo con el cuarto ¨¢rbitro, me abrazo con los futbolistas... Pero nunca he insultado a nadie. Es m¨¢s, los ¨¢rbitros me invitan en los veranos a sus cursos y nunca hablo mal de ellos en las conferencias de prensa.
P. No obstante, la sanci¨®n de dos partidos que le han impuesto se produjo porque el asistente dice que usted falt¨® al respeto al colegiado que intervino en el encuentro de Pamplona, ante Osasuna.
R. Yo reconoc¨ª en la rueda de prensa que dije: "Vete a tomar por...". Lo reconoc¨ª, pero... ?D¨®nde est¨¢ mi presunci¨®n de inocencia? ?sa es una expresi¨®n vac¨ªa de contenido que lo mismo se lo pude decir a ¨¦l que al asistente que a un futbolista o que a m¨ª mismo. Es despreciativa, pero... ?Por qu¨¦ sabe ¨¦l arbitro que se lo dije a ¨¦l? A m¨ª nadie me llam¨® para preguntarme. S¨®lo lo sabe mi conciencia. Al margen de que es una expresi¨®n coloquial, casi una muletilla.
P. De cualquier manera, sus expulsiones son ya casi una costumbre.
R. S¨ª, pero insisto en que con los ¨¢rbitros tengo una relaci¨®n buen¨ªsima. A lo mejor es que es verdad ese refr¨¢n que dice que donde hay confianza... Lo que ocurre es que termino por sentirme un poco agraviado porque he visto a colegas m¨ªos hacer cosas muy graves, mucho peores que las que yo he hecho, y no le ha pasado absolutamente nada. El curso pasado, tambi¨¦n en Pamplona, me expulsaron injustamente y ahora ya soy reincidente. Pero es que a m¨ª me han llegado a expulsar por quitarme la chaqueta y tirarla al suelo con rabia.
P. El estar hablando constantemente con el asistente, los gestos continuos... ?Es algo espont¨¢neo o una estrategia para presionar al ¨¢rbitro de turno?
R. No, no es una estrategia. La gente est¨¢ equivocada conmigo porque yo no armo las que arman otros. O, por lo menos, yo lo veo as¨ª.
P. Sin embargo, usted tuvo un incidente con el presidente del Zamora en la pretemporada, durante un partido amistoso, y termin¨® por insultarle gravemente.
R. Pero ah¨ª estaba defendiendo a mi equipo y a mi gente. Eso no puedo dejar de hacerlo.
P. ?Puede esa actitud llegar a desestabilizar a sus propios jugadores?
R. Por supuesto que s¨ª. Porque, si me expulsan por una tonter¨ªa, tengo la misma responsabilidad que cuando un futbolista nos deja en inferioridad num¨¦rica por lo mismo, Pero creo que no hago ninguna tonter¨ªa. No salto al campo, no insulto a nadie...
P. ?Nunca le han expulsado por insultar a un ¨¢rbitro o a un asistente?
R. Nunca. Lo que ocurre, reitero, es que los gestos asustan mucho.
P. Tampoco le han sancionado en los clubes en los que ha estado antes por situaciones de ese tipo.
R. No, jam¨¢s. Porque sus directivos siempre han visto que la situaci¨®n era absurda.
P. A lo peor lo que sucede es que los ¨¢rbitros ya le conocen y son menos pacientes con usted que con otros t¨¦cnicos.
R. No. Los ¨¢rbitros me quieren bien. Pero s¨ª es posible que sean m¨¢s permisivos con otros que conmigo. De eso el primer sorprendido soy yo.
P. Cu¨¢ndo era profesor de ingl¨¦s, ?ten¨ªa ese mismo car¨¢cter con sus alumnos?
R. Si, porque soy extravertido, alegre. Pero, claro, durante el juego soy muy competitivo.
P. Cuando le ve en el televisor, ?le reconoce su familia?
R. S¨ª, perfectamente; saben como soy.
P. ?Y no ser¨¢ que en todo esto influye que en sus ¨²ltimas temporadas no le han acompa?ado los resultados?
R. Pero es que en eso hay una equivocaci¨®n. Del Betis me echaron cuando estaba situado en un puesto de ascenso a Primera. En el Mallorca no me renovaron el contrato despu¨¦s de sacar a Eto'o, a Novo, a Leo Franco..., y de rozar la Copa de la UEFA. En el Rayo Vallecano, despu¨¦s de destituirme, quisieron volver a ficharme. Adem¨¢s, yo no tengo mala leche y siempre he sido igual. Desde que debut¨¦, en el Compostela. En lo que s¨ª he cambiado es en que ya no soy tan inocente despu¨¦s de todo lo que me ha pasado.
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