No estamos locos
HAR?N DE M? UN CRIMINAL
Javier Mar¨ªas
Alfaguara, Madrid, 2003
319 p¨¢ginas. 17,95 euros
En Al rico desastre, la primera de las cr¨®nicas reunidas en este libro, Mar¨ªas, hablando de la Espa?a de Aznar, ya adelanta: "A m¨ª me parece que aqu¨ª nada funciona y todo marcha cada vez peor". Se refiere no s¨®lo a lo pol¨ªtico y sociecon¨®mico, sino tambi¨¦n a la vida cotidiana, ciudadana. Mar¨ªas, una persona impregnada de civismo, alude a esa Espa?a infernal de los ruidos a todas horas del d¨ªa y de la noche, las groser¨ªas en las calles y las cadenas de televisi¨®n, los servicios caros y mediocres, la indefensi¨®n del consumidor, las obras enloquecidas y especulativas, los j¨®venes extraviados en un hedonismo rampl¨®n, la p¨¦rdida de autoridad de maestros y profesores, el caos del tr¨¢fico automovil¨ªstico... Se ha dado "carta blanca a los espa?oles actuales para acentuar hasta lo infrahumano su tradicional falta de urbanidad, p¨¦sima educaci¨®n, descortes¨ªa, y por supuesto su ancestral tendencia al avasallamiento", escribe. Como demuestran el botell¨®n y la telebasura, el ego¨ªsmo, el hedonismo y la vulgaridad m¨¢s parox¨ªsticos se han convertido en la gran se?a de identidad nacional.
El fanatismo nacionalista
-el espa?olista del PP o el perif¨¦rico del PNV, Batasuna, CiU, ERC y otros- es la expresi¨®n en la pol¨ªtica de esta misma descomposici¨®n. En Estamos rodeados, Mar¨ªas hace esta l¨²cida reflexi¨®n al hablar de Aznar, Pujol, Arzalluz, Fraga y otros l¨ªderes tribales: "No s¨¦ qu¨¦ les pasa a todos, quiz¨¢ estamos pagando la profunda huella de Franco: hasta quienes lo combat¨ªan se aprendieron bien su estilo, sus m¨¦todos, su desde?osa y ufana cortedad de luces, su desconsideraci¨®n hacia la ciudadan¨ªa, su tranquilidad de conciencia en las injusticias, su car¨¢cter obsesivo y corrupto, su nacionalismo tonto, tonto, tonto, su identificaci¨®n de la patria con su persona". Lo curioso, se?ala Mar¨ªas, es que este "patriotismo de aldea", que amenaza con llevarnos a la balcanizaci¨®n, coexiste con una americanizaci¨®n est¨²pida, de papanatas, que imita simiescamente lo peor del imperio.
Mar¨ªas ces¨® su colaboraci¨®n con El Semanal cuando este suplemento dominical censur¨® un art¨ªculo suyo sobre las religiones, titulado Creed en nosotros a cambio. Era un apoyo a Arturo P¨¦rez-Reverte, que hab¨ªa topado con la Iglesia, "o m¨¢s bien con sus beatas y monaguillos m¨¢s col¨¦ricos", y conclu¨ªa as¨ª: "El Dios o los dioses -su idea- poco tienen que ver con las Iglesias; y si bien se mira, ¨¦stas casi son la negaci¨®n de aqu¨¦llos". Es una afirmaci¨®n que, como tantas otras de este libro, suena de lo m¨¢s razonable.
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