Graduados universitarios a todos los efectos
Dada la importancia que podr¨ªan tener las actuales reformas educativas espa?olas dentro del espacio europeo de educaci¨®n superior, los ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos t¨¦cnicos y diplomados no debemos evitar el an¨¢lisis riguroso de las repercusiones sociales y laborales que, no tardando, veremos sobrevenidas en un nuevo mercado laboral y ser¨¢n consecuencia de una posible aplicaci¨®n de los borradores de reales decretos elaborados para el desarrollo de la Ley Org¨¢nica de Universidades en lo referente a los nuevos estudios universitarios de grado y posgrado.
Inmediatamente detectaremos que, el pasado 3 de octubre, se remiti¨® a las universidades la segunda versi¨®n de dos proyectos de real decreto, de fechas 25 y 26 de septiembre, que sustituyen a los anteriores, publicados el 3 de junio. Donde destaca una nueva redacci¨®n por la cual el Ministerio de Educaci¨®n rectifica lo que hubiera sido un injustificado trato de preferencia de los ingenieros, arquitectos y licenciados, frenando as¨ª lo que tambi¨¦n hubiera sido un serio agravio para los ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos t¨¦cnicos y diplomados. Graduados universitarios, quienes -en igualdad de condiciones- vieron, en aquellos primeros borradores, que s¨®lo a ellos se les pretend¨ªa negar las oportunidades para la igualdad en el espacio europeo.
Ello demuestra que el ministerio sabe reconocer posibles defectos de un borrador y da se?ales de que puede optar por garantizar la igualdad de oportunidades a quienes est¨¢n en igualdad de condiciones. Ya que, hasta la fecha, a cualquiera de los grupos citados, indistintamente (ingeniero o ingeniero t¨¦cnico), siempre se les ha reconocido como titulados universitarios, tras cursar y finalizar una carrera terminal que, en cualquier caso, les faculta para el ejercicio profesional y les da acceso al mundo laboral.
No obstante, queda pendiente la definici¨®n de un nuevo cat¨¢logo oficial de t¨ªtulos universitarios que, sin m¨¢s demora, deber¨ªa acabar con los adjetivos "superior" y "t¨¦cnico". Ep¨ªtetos que nos distinguen y, al tiempo, nos distancian tanto en lo personal como de los dem¨¢s pa¨ªses europeos. Por eso, es necesario hacer especial menci¨®n a la disposici¨®n transitoria tercera del borrador, que propone regular el acceso de los actuales titulados universitarios a los programas de posgrado. Este punto sorprende porque, sin garantizar la igualdad citada, deja al descubierto la parcialidad del redactor, quien aboga, injustificadamente, por un trato preferente a favor de los ingenieros, arquitectos y licenciados, en perjuicio de los ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos t¨¦cnicos y diplomados. Sobre este aspecto relacionado con el acceso de los actuales titulados a los estudios de m¨¢ster y/o doctorado, resultando evidente que por la actual redacci¨®n se pretende condicionar s¨®lo a los ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos t¨¦cnicos y diplomados, tratando de obligarles a acreditar unos requisitos generales de formaci¨®n inexistentes o de futura elaboraci¨®n.
Podr¨ªa deducirse que, inexplicablemente, de nuevo, se trata de ningunear a las titulaciones de grado universitario que, hoy por hoy, en este pa¨ªs son las m¨¢s cercanas a la demanda social y al nuevo modelo europeo en lo referente a una capacitaci¨®n para el empleo en un tiempo de estudios razonable. Cuando, adem¨¢s y por si fuera poco, se da la paradoja de que, conforme a la nueva unidad de medida para la de transferencia europea, m¨¢s conocida por su acr¨®nimo, ECTS, al computar los estudios universitarios cursados, a modo de ejemplo, por un ingeniero t¨¦cnico en cualquiera de sus especialidades, queda demostrado de modo palmario que estas carreras universitarias ser¨ªan homologables a 240 cr¨¦ditos y equivalentes a cuatro a?os de formaci¨®n.
Por ello, resulta muy preocupante y conmovedor detectar que alguien, consciente o inconscientemente, desde el ministerio utiliza la ventaja que le confiere la redacci¨®n del documento para menoscabar a ingenieros t¨¦cnicos, arquitectos t¨¦cnicos y diplomados, y, por si fuera poco, que adem¨¢s existen indicios de una probable utilizaci¨®n aviesa del m¨¦todo experimental (error/rectificaci¨®n) por el que se escriben los borradores legislativos. Esta t¨¦cnica, que se utiliza fuera del laboratorio y que por estos borradores se ensaya directamente sobre personas, se convierte en un delicado y da?ino instrumento utilizado, posiblemente, para mermar, poco a poco, nuestro "potencial profesional y/o personal" y evitar que puedan eliminarse las reminiscencias por las cuales, todav¨ªa hoy, inmersos ya en el siglo XXI, se act¨²a en nuestra contra tratando de bloquearnos el acceso a futuras oportunidades de empleo. Con el agravante de que desde el anonimato no se sabe qui¨¦n llega a traicionar, oficiosamente, la confianza del Gobierno. Con lo que ello representa, es decir, que este ¨²ltimo puede ser capaz de actuar en contra del inter¨¦s general de la ciudadan¨ªa a la que pertenecemos.
En estas circunstancias, el ¨²ltimo borrador, aunque mejora notablemente la anterior redacci¨®n, veta a los actuales graduados universitarios el acceso directo a los estudios de posgrado, y en un mercado laboral ¨²nico y en una nueva Europa impide incrementar nuestra competitividad tanto nacional como internacional. Cuando, sin embargo, somos muchos los que calificamos de inaceptables las posibles diferencias que se recogen en la citada transitoria, pues, si ¨¦stas se mantienen, devaluar¨ªan al 45% de las actuales carreras universitarias.
Por todo lo cual, en mi modesta opini¨®n, hay que reconocer que la transitoria tercera del proyecto aludido merece un rotundo y categ¨®rico rechazo, porque en ella se plantea una posible imposici¨®n de injustificados e ilusorios mecanismos acad¨¦micos de equiparaci¨®n u homologaci¨®n para el acceso al posgrado de varios miles de titulados universitarios quienes, tras no poco esfuerzo, son y deber¨ªan ser graduados universitarios a todos los efectos.
David Corbella Ribes es profesor titular de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
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