La Constituci¨®n y el Estatuto, garant¨ªa de futuro
El 6 de diciembre de 1978 nac¨ªa la Constituci¨®n Espa?ola (CE) gracias al amplio consenso obtenido entre la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas y al apoyo decisivo y mayoritario de los espa?oles en las urnas. Tres a?os despu¨¦s, los andaluces nos dotamos de un Estatuto que consagr¨® el acceso de nuestra comunidad a la plena autonom¨ªa de forma brillante.
La puesta en marcha de la Constituci¨®n supuso un hito importante en Espa?a ya que el proceso constituyente puso en boga un t¨¦rmino que, casi hasta la fecha, era desconocido para los espa?oles, el consenso. Sin el consenso, sin la concesi¨®n por parte de todos no habr¨ªa sido posible llegar a un modelo de Constituci¨®n que fuera aceptada por todos los espa?oles. De ah¨ª que el mayor ¨¦xito de la Constituci¨®n Espa?ola de 1978 resida en que la actual Carta Magna fue asumida, desde el primer momento, por todos los ciudadanos como algo propio y no como algo ajeno y excluyente, como hab¨ªa ocurrido, en parte, con anteriores documentos.
La generosidad por parte de todos los espa?oles presidi¨® los a?os de la Transici¨®n y esa generosidad nos llev¨® a todos a comprender que Espa?a necesitaba articularse de manera moderna respetando, desde la igualdad, la diversidad de los pueblos de Espa?a. De esta manera, surgi¨® el Estado de las Autonom¨ªas que ha hecho de Espa?a el pa¨ªs m¨¢s descentralizado del mundo. No olvidemos que el consenso logrado en la Transici¨®n no ha sido la norma en la vida pol¨ªtica espa?ola, m¨¢s bien al contrario, ha sido la feliz excepci¨®n que ha posibilitado vivir un proceso de libertades no experimentado hasta la fecha y que no se puede tirar por la borda por el af¨¢n de reformar por reformar que le ha entrado a algunos representantes pol¨ªticos en los ¨²ltimos tiempos.
Los 25 a?os transcurridos han sido probablemente los m¨¢s fruct¨ªferos en la historia de Espa?a y no olvidemos que si esto ha sido posible, fue gracias a que todos los espa?oles cedimos en pos de articularnos una legislaci¨®n que diera satisfacci¨®n a todos.
Sin embargo, ahora que son tiempos de conmemoraciones en los que todos nos deber¨ªamos de felicitar de los ¨¦xitos conseguidos en estos a?os pasados, de repente parece haberse instalado un virus reformista en algunos pol¨ªticos, que no entre los ciudadanos, que piden reformas por doquier tanto de la Constituci¨®n como de los Estatutos de Autonom¨ªa.
Parece como si se hubiese iniciado una carrera reformista de a ver quien cambia m¨¢s normas estatutarias aunque no se sabe ni por qu¨¦ ni para qu¨¦ y, lo que es m¨¢s grave, sin contar con el consenso de las diferentes fuerzas pol¨ªticas ni el clamor de los ciudadanos, que se encuentran totalmente ajenos a este esp¨ªritu rupturista que les ha entrado a algunos representantes p¨²blicos en estos ¨²ltimos tiempos.
Como no pod¨ªa ser de otra manera, entre los pol¨ªticos ¨¢vidos por reformar los Estatutos de Autonom¨ªa se encuentra Manuel Chaves, que aboga por reformar el Estatuto de Andaluc¨ªa aunque, hasta la fecha, no ha explicado cu¨¢l ser¨ªa el objeto de esta reforma ni que beneficios ¨ªbamos a sacar los andaluces ante estas modificaciones.
La convivencia lograda a lo largo de estos 25 a?os no puede ser echada por tierra por intereses partidistas que no llevan a nada y que lo ¨²nico que conllevan es la ocultaci¨®n del fracaso de las pol¨ªticas concretas de determinados pol¨ªticos. Este es el caso del presidente Chaves que con su anunciada reforma del Estatuto trata, por un lado, de tapar sus continuos incumplimientos en Andaluc¨ªa y, por otro, de dar cobertura a iniciativas como el socialismo asim¨¦trico de Maragall que persigue premiar a comunidades como Catalu?a al dotarlas de privilegios y condena a otras como Andaluc¨ªa al convertirlas en autonom¨ªas de segunda categor¨ªa. Adem¨¢s, el se?or Chaves, al igual que otros l¨ªderes auton¨®micos, debe de tener en cuenta el momento de inoportunidad para plantear la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa cuando en estas fechas se cierne sobre todos nosotros la amenaza desafiante del Plan Ibarretxe que cuestiona la integridad nacional y la actual Constituci¨®n Espa?ola.
La Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa son todav¨ªa dos documentos j¨®venes que se mantienen en plena vigencia y que nos ofrecen a todos una garant¨ªa de futuro. Por tanto, los andaluces contamos con los instrumentos necesarios para desarrollarnos plenamente. Lo ¨²nico que sobran son excusas y si el actual Gobierno de Manuel Chaves no es capaz de sacar a Andaluc¨ªa de los ¨²ltimos puestos de Espa?a no es como consecuencia de las limitaciones de nuestras leyes, sino de las limitaciones de nuestros actuales gobernantes en Andaluc¨ªa.
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