La tarea de hacerle sentir uno m¨¢s
Ocho de cada 10 alumnos discapacitados est¨¢n matriculados en un centro escolar ordinario
La integraci¨®n de los alumnos que sufren alguna discapacidad es uno de los grandes retos del sistema educativo. Todos los centros p¨²blicos y concertados ordinarios son de integraci¨®n, es decir, pueden acoger en sus aulas a ni?os con alguna discapacidad (dos en teor¨ªa como m¨¢ximo en cada clase) pero todav¨ªa queda camino por recorrer para que se d¨¦ adecuadamente: faltan recursos y apoyos educativos, principalmente en los institutos de secundaria. Un 2,3% de los alumnos escolares tiene alguna necesidad educativa especial permanente, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Calidad y Evaluaci¨®n, del Ministerio de Educaci¨®n.
Ocho de cada diez est¨¢ escolarizado en centros ordinarios en r¨¦gimen de integraci¨®n. El resto -los que sufren deficiencias m¨¢s profundas- lo est¨¢ en centros de educaci¨®n especial. Los servicios de orientaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas son los que, tras una evaluaci¨®n psicopedag¨®gica, recomiendan si un ni?o discapacitado debe matricularse en un centro de integraci¨®n o no.
Nadie lo duda: "La integraci¨®n es el mejor modelo, pero requiere un gran esfuerzo"
A estas alturas nadie lo duda: "La integraci¨®n es el mejor modelo, pero debe hacerse un gran esfuerzo para que funcione". Por muchas razones. Porque al estar el alumno discapacitado matriculado en el colegio de su barrio, como los dem¨¢s ni?os, se incrementan sus expectativas de aprendizaje, su nivel de exigencia y, lo m¨¢s importante, su capacidad para sociabilizar con el resto de sus compa?eros. "Adquieren h¨¢bitos normalizados de comportamiento. Ven c¨®mo se comporta el resto y se esfuerzan para comportarse ellos tambi¨¦n as¨ª", se?ala una orientadora del equipo de orientaci¨®n educativa y psicopedag¨®gica de la Comunidad de Madrid, que trabaja en el colegio Hait¨ª donde 24 de sus 630 alumnos son discapacitados.
El proceso para integrar a un ni?o con alguna discapacidad en un centro ordinario empieza por hablar con la familia del chico para que cuente c¨®mo es su conducta en casa y qu¨¦ expectativas tienen de su aprendizaje. Despu¨¦s, los docentes realizan adaptaciones curriculares individualizadas
con los tutores y los orientadores del centro. "Es fundamental para que la integraci¨®n funcione que haya un trabajo coordinado entre todos los profesionales del centro. ?sa es la clave", se?alan los especialistas.
Si un alumno discapacitado de cinco a?os entra en un aula ordinaria, los profesionales se encargar¨¢n de que realice las actividades que pueda seguir, m¨¢s otras actividades adaptadas. Por ejemplo, si en el aula est¨¢n trabajando conceptos espaciales mediante objetos, el propio cuerpo y el papel, quiz¨¢ ese ni?o discapacitado s¨®lo pueda hacerlo mediante objetos y su propio cuerpo, porque con el papel le va a costar un poco m¨¢s de tiempo. Adem¨¢s, diariamente se saca al ni?o al menos una hora para que reciba una clase de refuerzo. Pero la intenci¨®n es que el alumno discapacitado pase el mayor tiempo posible en el aula normal.
Aun as¨ª, hay familias con hijos discapacitados que se quejan por la falta de apoyo espec¨ªfico en las aulas de integraci¨®n, porque no se les ense?a cosas ¨²tiles, porque los otros ni?os se meten con ellos... "La filosof¨ªa de la integraci¨®n es cuanto m¨¢s mejor. Pero hay que tener en cuenta en qu¨¦ condiciones se da. Integrarse es formar parte de y no simplemente estar", se?ala la directora de un centro concertado de educaci¨®n especial de Madrid.
Porque la integraci¨®n es un modelo dif¨ªcil de tejer. Funciona sin grandes problemas en primaria, pero cuando llegan a secundaria se colapsa. Por varios motivos, seg¨²n los expertos. A esa edad, los alumnos discapacitados tienen m¨¢s dificultades para progresar en su aprendizaje y en las relaciones sociales. Hay escasa flexibilidad en los centros de secundaria (se necesitar¨ªan programas mixtos de integraci¨®n y espec¨ªficos dentro de un mismo centro adaptados a cada alumno). Y faltan recursos. Es decir, personal especializado y una formaci¨®n especial para los docentes que se enfrentan en una misma clase con un alumnado normal pero tambi¨¦n con chicos con alguna deficiencia. De hecho, la mayor¨ªa de los docentes de secundaria dice que no se ve preparado para ense?ar a este tipo de alumnos, seg¨²n un estudio del Instituto de Evaluaci¨®n y Asesoramiento Educativo Idea.
"El colapso que sufre la integraci¨®n en secundaria ocurr¨ªa igual en primaria hace unos a?os. La clave es cambiar la actitud hacia este tipo de alumnado. Contar con m¨¢s estrategias. Tener menos miedo y saber qu¨¦ es lo que se quiere hacer. Si se consigui¨® en primaria, se puede conseguir en secundaria", se?ala una pedagoga terap¨¦utica que trabaja con ni?os discapacitados en un centro ordinario.
El catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n y ex secretario de Estado de Educaci¨®n con los gobiernos socialistas, ?lvaro Marchesi, es tambi¨¦n rotundo: "La integraci¨®n sigue siendo un objetivo deseable y un reto fundamental. Pero hace falta que la sociedad y los poderes p¨²blicos vuelquen sus esfuerzos para que los centros tengan m¨¢s recursos, m¨¢s profesores de apoyo y m¨¢s atenci¨®n con el objetivo de que estos alumnos reciban una educaci¨®n de calidad en los centros de integraci¨®n".
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