El Cid dibujado en Catalu?a

Convenga el lector que no es poco el morbo que puede sentir un espectador avisado ante la perspectiva de ver qu¨¦ puede hacer una productora catalana con un personaje hist¨®rico como el Cid Campeador, adalid de la castellanidad y figura emblem¨¢ticamente arrojadiza en manos del nacionalismo espa?ol m¨¢s rancio. Cierto, se podr¨¢ pensar, no estamos ante una pel¨ªcula que reproduzca la historia desde una perspectiva realista, sino algo m¨¢s aparentemente inocuo, un filme de animaci¨®n destinado a plateas infantiles. Sin embargo, el reto no era menor: sortear los dif¨ªciles escollos del "enfrentamiento entre civilizaciones" -al cabo, los malos de cualquier funci¨®n sobre el Cid son los musulmanes; y aqu¨ª se les hace tambi¨¦n a ellos v¨ªctimas de un tirano horrendo-, edulcorar la visi¨®n r¨ªgidamente espa?olista que del de Vivar ha dado la historiograf¨ªa al uso y obviar un final que huyera como de la peste de la muerte del h¨¦roe.

La 'v¨ªa Disney'

De ah¨ª que El Cid, la leyenda presente de unos personajes dibujados casi como si se tratara de deformes h¨¦rcules, unos vol¨²menes impresionantes que, a buen seguro, dejar¨¢n intrigado a m¨¢s de un espectador. Pero, en l¨ªneas generales, la astucia del producto es nada desde?able, y en todo caso, Filmax como productora y Josep Pozo como director salen bien librados de una apuesta de muchos millones, ya vendida a m¨¢s de 30 pa¨ªses. Porque lo que han hecho es un filme entretenido, que utiliza con sabidur¨ªa la espectacularidad, que muestra un endiablado dominio del montaje y que se deja ver sin dificultad, aunque, eso s¨ª, a condici¨®n de no ver en ¨¦l m¨¢s que un producto de aventuras para pasar un buen rato, y nada m¨¢s.