La otra cara de los Premios Nobel
Fabricaci¨®n y venta de armas y especulaci¨®n burs¨¢til siguen financiando los galardones
Cuando Alfred Nobel cre¨® los premios que llevan su nombre ya hab¨ªa conquistado la inmortalidad con el invento de la dinamita, que revolucion¨® la explotaci¨®n de minas y la construcci¨®n de t¨²neles, pero que tambi¨¦n acrecent¨® el car¨¢cter mort¨ªfero de las armas. Quiz¨¢s por ello nunca logr¨® este premio el escritor August Strindberg, que se refiri¨® al dinero de su compatriota como "el dinero de la dinamita". Hoy las cosas no son muy diferentes. Las inversiones que se realizan con su legado para financiar los galardones incluyen la especulaci¨®n pura y dura en Bolsa y negocios de armas.
Las inversiones realizadas han permitido a la Fundaci¨®n, entre enero y agosto, aumentar su capital de 2.800 a 3.000 millones de coronas
La Fundaci¨®n Nobel responde a sus cr¨ªticos afirmando que no hay contradicci¨®n en invertir en f¨¢bricas de armas y la defensa de la paz
Nobel hizo constar en el testamento su voluntad expresa de que los premios que cre¨® deb¨ªan destinarse siempre a quienes, "con independencia de su nacionalidad", hubieran aportado los mayores beneficios a la humanidad. Una premisa que testimonia su visi¨®n universalista, que tambi¨¦n dej¨® patente en sus negocios, como lo prueba el hecho de que, al morir, su fortuna estaba distribuida en ocho pa¨ªses de Europa.
La brit¨¢nica Imperial Chemical Industries, la francesa Soci¨¦t¨¦ Centrale de Dynamite, Dynamit Nobel AG, en Alemania, y Nobel Industrier AB, en Suecia, todas ellas l¨ªderes en el campo de la industria qu¨ªmica, son algunas de las empresas fundadas por el inventor sueco, que testimonian tambi¨¦n en este campo su vocaci¨®n globalizadora. Por ¨²ltimo, como rasgo complementario de ese aspecto de su personalidad, Nobel dominaba, adem¨¢s de su idioma materno, el ruso, el franc¨¦s, el ingl¨¦s y el alem¨¢n.
31 millones de coronas
Deducidos los gastos de herencia y administrativos, el capital dejado por Nobel a su muerte ascend¨ªa 31 millones de coronas (1 .500 millones de coronas en valores actuales, o unos 30.000 millones de las antiguas pesetas), cantidad que para la ¨¦poca constitu¨ªa una suma respetable. Dicho capital, "invertido en valores seguros por mis albaceas", dec¨ªa el testamento, "constituir¨¢ un fondo cuyos intereses ser¨¢n distribuidos cada a?o en forma de premios a las personas que, durante el a?o anterior, hayan aportado los mayores beneficios a la humanidad". Y a continuaci¨®n detallaba las actividades que ser¨ªan premiadas, que, como es sabido, comprenden disciplinas cient¨ªficas, medicina, qu¨ªmica, f¨ªsica, humanistas, literatura y un premio de la Paz, al tiempo que determinaba las instituciones que tendr¨ªan la responsabilidad de discernirlos. El premio de Econom¨ªa, creado en 1968 por el Banco Nacional de Suecia, en homenaje a la memoria de Nobel, no estuvo incluido en el testamento.
La primera adjudicaci¨®n tuvo lugar en 1901 y, salvo algunos escasos periodos, en los que se han dado grandes conflictos y guerras mundiales, los premios han sido otorgados con puntualidad sueca cada a?o. Pol¨¦micos, admirados y denigrados, los premios siguen siendo un acontecimiento universal. La ceremonia de su entrega, el 10 de diciembre, el mi¨¦rcoles pasado, que recuerda el d¨ªa de su muerte en San Remo, Italia, en 1896, es seguida a trav¨¦s de la televisi¨®n por millones de personas.
Para administrar la compleja y gigantesca estructura encargada de hacer realidad los deseos del donante fue creada, en 1900, la Fundaci¨®n Nobel como una organizaci¨®n independiente, no gubernamental, que adem¨¢s de propietaria del capital, es responsable de su administraci¨®n y del ¨®rgano central que coordina las distintas Instituciones Nobel.
Cuando los premios se adjudicaron por primera vez su dotaci¨®n fue de 150.782 coronas, una suma extraordinaria entonces que, seg¨²n c¨¢lculos de algunos estudiosos, equival¨ªa a 20 a?os del sueldo de un profesor de la ¨¦poca. De acuerdo a las reglas del juego de las inversiones capitalistas a comienzos de siglo, la expresi¨®n "valores seguros" equival¨ªa a adquisiciones, pr¨¦stamos e hipotecas sobre bienes inmuebles. La renta obtenida de tales inversiones no garantizaba la posibilidad de un ajuste anual de los premios de acuerdo al ¨ªndice inflacionario, sino al contrario, en los a?os siguientes la dotaci¨®n se redujo. Hubo, pues, que "renovarse" para vivir y crecer al comp¨¢s de los cambios operados en el mundo de las finanzas tras la Primera Guerra Mundial.
El Gobierno sueco autoriz¨® a la Fundaci¨®n Nobel, en 1950, la adquisici¨®n de acciones en Bolsa, al tiempo que la exoneraba del pago de impuestos. En ello, y en los resultados de algunas empresas industriales de la fundaci¨®n, reside el secreto de que los premios hayan seguido a?o a a?o el ritmo de la inflaci¨®n y alcancen en el presente las 10 millones de coronas (unos 185 millones de pesetas).
Hay que tener en cuenta que adem¨¢s del pago a los galardonados hay grandes partidas en concepto de remuneraciones para los integrantes de los distintos comit¨¦s Nobel encargados de discernir los premios, a los expertos que deben utilizar en cada especialidad, y para la celebraci¨®n de la tradicional fiesta del Nobel -banquete y baile-, a la que asisten 1.500 invitados y con la que culmina cada a?o la edici¨®n de los premios.
No hubiera sido posible atender esas obligaciones financieras con los criterios aplicados en la ¨¦poca de Alfred Nobel. "Para mantener el monto de los premios", confes¨® hace un tiempo un director de la fundaci¨®n, "tenemos que proveernos de instrumentos modernos de gesti¨®n financiera, que nuestros viejos estatutos nos impiden utilizar". Necesidad que fue satisfecha por el Gobierno sueco.
Esta inmersi¨®n de la Fundaci¨®n Nobel en el mundo incierto y no siempre transparente de la especulaci¨®n no ha estado libre de riesgo y cr¨ªticas. A comienzos de 2003, coincidiendo con la invasi¨®n a Irak, la fundaci¨®n decidi¨® disminuir su paquete de acciones y optar por valores m¨¢s seguros. Vendi¨® acciones, en particular de Ericsson, por valor de 400 millones de coronas. Poco despu¨¦s, las acciones de Ericsson subieron casi un 80%. Pese a este mal paso, la evoluci¨®n de los valores le ha permitido resarcirse y aumentar el valor de su capital desde los 2.800 millones a 3.000 millones de coronas en agosto pasado.
Las cr¨ªticas aluden a la "¨¦tica" de la obtenci¨®n de ganancias por la venta de armas, caso de la f¨¢brica Bofors y, peor a¨²n, de violaciones a la prohibici¨®n de venderlas a pa¨ªses con reg¨ªmenes que violan los derechos humanos o que est¨¦n comprometidos en alg¨²n conflicto b¨¦lico. Y, al mismo tiempo, otorgar un Premio Nobel de la Paz. A lo que la Fundaci¨®n responde que no hay contradicci¨®n en invertir en industrias armamentistas y la defensa de la paz.
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