Noches de opaco sat¨¦n (II)
Estaba cenando aquella ¨²ltima noche del 2003 con un grupo de amigos, en el reservado de un restaurante, en la playa, con un fondo de mar de fondo y un barroco leve de Pergolessi, cuando se dijo que se levantar¨ªa con tiempo suficiente para llegar a las urnas el 7, ?o era el 14?, de marzo, y ver as¨ª de devastar tanto anacronismo: Aznar despanzurrado en los jardines de La Moncloa por una malla de cruzado saj¨®n -do?a Ana, no me toqu¨¦is, que me desmembro-; Rajoy, muy galaico, leyendo el futuro en las galletitas de chapapote con la misma devoci¨®n que un quechua las hojas de coca; y Franco, all¨ª, en medio de la plaza de Gabriel Mir¨® de Orihuela, y en tantas otras, subido en efigie a un obelisco, y circundado por una corona de laurel. En el laurel est¨¢ el anacronismo, advirti¨® un historiador; en el monolito, la met¨¢fora de una espada, pues que no me atrever¨ªa a citar ninguna otra pieza org¨¢nica, por si acaso se me extraviara el rigor y la mesura; y el insulto, el desaf¨ªo y la desfachatez, en la persistencia del monumento, por encima del acuerdo del Congreso de los Diputados, cu¨¢nta chuler¨ªa a¨²n. Despu¨¦s del marisco, el fondo era el del mar de fondo pero con cierto suave sabor a Sibelius, y percibi¨® el relleno de cordero. En el a?o que aquella ¨²ltima noche se consum¨ªa en una intimidad de evocaciones, de risas y de juegos. Todos los comensales eran conscientes de c¨®mo una panda de pol¨ªticos ineptos, m¨ªsticos, necios y anacr¨®nicos se miraban y se reproduc¨ªan en aquellos retratos de un dictador que, de vivir, deber¨ªa aguardar su turno o encabezarlo en la misma cola de los Pinochet, los Milosevic, los Sadam, acusado de genocida. Y, sin embargo, algunas sectas, sin ning¨²n empacho, segu¨ªan exaltando cuanto ten¨ªa de espad¨®n, de traidor, de cruel. De tanta exaltaci¨®n, tanta disgregaci¨®n y enfrentamiento entre la pluralidad de Espa?a. ?Qu¨¦ pretenden estos tipos?, ?qu¨¦ odios urden?, ?qu¨¦ m¨¢s tiempo necesitan? Despu¨¦s de aquella ¨²ltima noche, para marzo, ?habr¨ªa otro paisaje?, ?o todos acabar¨ªan apunt¨¢ndose a la asociaci¨®n de amigos del rifle?
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