Tren fantasma con la torre Eiffel a lo lejos
Montmartre, Belleville y M¨¦nilmontant a trav¨¦s de una senda urbana
El senderismo no est¨¢ s¨®lo reservado a la monta?a y a los grandes espacios. La prueba: la Federaci¨®n Francesa de Senderismo (FFRP, siglas en franc¨¦s) publica desde hace algunos a?os unas rutas urbanas para ver la ciudad con otros ojos. Una de las m¨¢s interesantes explora, a lo largo de un recorrido de unos 15 kil¨®metros marcado con se?ales amarillas y rojas, las colinas y los pueblos del norte de Par¨ªs. Un paseo original, lejos de las grandes arterias y de su ruido infernal, por este "viejo Par¨ªs" tan apreciado por el cine, con nombres evocadores como Montmartre, Belleville o M¨¦nilmontant.
El recorrido se inicia en la muy animada plaza de Clichy, punto de encuentro de los distritos 8, 9, 17 y 18 de Par¨ªs. La plaza ocupa el lugar de la antigua "barrera" de Clichy, una de las 54 puertas abiertas en la muralla de los Granjeros Generales. Esta muralla, hoy desaparecida (pero cuyo trazado siguen las l¨ªneas 2 y 6 del metro), marc¨® los l¨ªmites de la capital hasta 1860. Aquel a?o, el bar¨®n Hausmann, padre del Par¨ªs moderno, anexion¨® a la ciudad todos los pueblos y villorrios que se extend¨ªan entre la muralla y las fortificaciones de Thiers (cuyo trazado corresponde hoy al de la carretera de circunvalaci¨®n), duplicando de este modo la superficie de la capital.
La bohemia de Montmartre deja su lugar al frenes¨ª de ?frica, por las abigarradas calles Ramey y Myrha, con tiendas que rivalizan en olores y colores
Nuestro paseo se desarrolla exclusivamente en este "Gran Par¨ªs", donde la noci¨®n de pueblo sigue siendo bastante fuerte. Desde la plaza de Clichy nos dirigimos hacia el cementerio de Montmartre por la calle de Coulaincourt. A la izquierda, en el lugar donde se alza el gran bloque de modernas viviendas, estaba el cine Gaumont-Palace, el mayor de Europa en 1931, con sus 5.000 asientos y su pantalla de 670 metros cuadrados. A continuaci¨®n cruzamos el puente met¨¢lico (el primero en acero de Par¨ªs, construido en 1888) que pasa por encima del cementerio de Montmartre, donde est¨¢n enterrados Stendhal, Nijinski, Degas o Fran?ois Truffaut. Una vez superado el cementerio, partimos al asalto de la colina de Montmartre propiamente dicha. El camino logra -?toda una proeza!- evitar la muchedumbre compacta de turistas, dando unos agradables rodeos por ramales escondidos donde se ocultan bellos jardines, casas o talleres de artistas, como la mansi¨®n de los Fusain, en la calle de Tourlaque, o la mansi¨®n L¨¦andre. A veces, al girar la cabeza, se puede descubrir un espl¨¦ndido panorama de Par¨ªs o tambi¨¦n, surgiendo entre los edificios, la torre Eiffel en la lejan¨ªa.
Las vi?as de Montmartre
A trav¨¦s de escaleras y pasajes, de callejas y callejones -visitar el rom¨¢ntico All¨¦e des Brouillard [callej¨®n de las nieblas]- se pueden descubrir las vi?as de Montmartre -plantadas en los a?os treinta-, el Castillo de las Nieblas o los emplazamientos de lo que fueron antiguos molinos. Moment¨¢neamente nos encontramos con los turistas en la c¨¦lebre plaza del Tertre, t¨ªpica de pueblo con sus casas bajas. No lejos de ah¨ª se ocultan la plaza del Calvaire (una de las m¨¢s peque?as de Par¨ªs) y la iglesia de San Pedro de Montmartre. El reducido cementerio de la parroquia pegado a ella culmina a 130,53 metros de altitud, lo que lo convierte en el punto m¨¢s alto de Montmartre y, por tanto, de Par¨ªs.
Tras un peque?o alto en la bas¨ªlica del Sagrado Coraz¨®n (inmaculada gracias a su piedra de construcci¨®n, que se blanquea al contacto con el agua de lluvia), bajamos la colina por la calle de Chevalier-de-la-Barre, que conduce al paseante directamente al barrio de Barb¨¨s. La bohemia de Montmartre deja su lugar al frenes¨ª de ?frica, por las calles Ramey y Myrha, de poblaci¨®n abigarrada, donde las peque?as tiendas de alimentaci¨®n, de marroquiner¨ªa y de tejidos rivalizan en olores y colores. En el n¨²mero 9 de la calle Poissonniers -una de las calles del camino de la Mar¨¦e, por donde el pescado del mar del Norte era transportado hacia los mercados parisienses ya en la Edad Media- no dejaremos de echar un vistazo a una sorprendente tienda de calzado que ocupa la sala intacta de un antiguo cine de barrio, con su escenario, su tel¨®n y su platea. Sin darnos cuenta, entramos en el barrio de la Goutte d'Or, que debe su nombre a un c¨¦lebre vino blanco que se produc¨ªa all¨ª desde el medievo. Las vi?as han desaparecido, dejando su lugar a un barrio muy popular, mezcla de bloques de edificios casi en ruinas o bien cuidadosamente rehabilitados. A continuaci¨®n, el recorrido pasa por encima de las v¨ªas del tren que van a las estaciones del Norte y del Este, ofreciendo unas vistas desde lo alto muy cinematogr¨¢ficas, antes de llegar a la plaza de Stalingrad. A la sombra del metro a¨¦reo se encuentra uno de los m¨¢s hermosos vestigios de la muralla de los Granjeros Generales: la elegante rotonda de la Villette, construida por Claude-Nicolas Ledoux a semejanza de las dem¨¢s puertas de la muralla. Detr¨¢s del edificio, hoy propiedad del Ayuntamiento de Par¨ªs, se extiende el lago de la Villette, que cruzamos en dos ocasiones: la primera, por una pasarela que sustituye a la inmortalizada por Marcel Carn¨¦ en la pel¨ªcula Les portes de la nuit (Las puertas de la noche), y la segunda, por un muy hermoso puente levadizo (el ¨²nico en Par¨ªs) que separa el lago de la Villette y el canal del Ourcq.
L¨ªnea f¨¦rrea fantasma
Algunos cientos de metros m¨¢s all¨¢, en la calle Petit, el paseante cruza por primera vez las v¨ªas del antiguo ferrocarril de la Petite Ceinture (Peque?o Cintur¨®n). Esta l¨ªnea, antecedente del metro parisiense, entr¨® en servicio en 1852. Tras convertirse en circular en 1867, lleg¨® a transportar a 39 millones de pasajeros anuales. Pero ante la competencia del metro, tuvo que cerrar su servicio a los pasajeros en 1934. Hoy, muchos tramos de esta l¨ªnea f¨¦rrea fantasma -generalmente invadida por la vegetaci¨®n- siguen existiendo y pueblan discretamente el paisaje parisiense. Jugar¨¢ al escondite con nuestro camino hasta el final del recorrido.
Un recorrido que nos conduce r¨¢pidamente al parque de Buttes-Chaumont, sin duda el m¨¢s bello de Par¨ªs, construido bajo Napole¨®n III en el emplazamiento de un vertedero p¨²blico. Grandes extensiones de c¨¦sped sembradas de delicados ¨¢rboles, colinas, cascadas, un lago y una isla artificiales, una gruta profunda y una rotonda a la antigua que domina el parque a 99 metros de altura son algunas de las atracciones de este magn¨ªfico jard¨ªn.
Tras dejar atr¨¢s Buttes-Chaumont, entramos poco a poco en Belleville, otro pueblo "m¨ªtico" en el imaginario parisiense, sobre el que planea el recuerdo de Edith Piaf y Maurice Chevalier. La colina de Belleville, que alcanza los 128,64 metros, es la segunda m¨¢s alta de Par¨ªs. El recorrido toma calles de trazado a?ejo, incluso muy antiguo (como la calle de Belleville), bordeadas de talleres de artesanos. Nos fijaremos en la antigua f¨¢brica de juegos de construcci¨®n Meccano, instalada en un bonito edificio de ladrillo, o en la casa en la que naci¨® Edith Piaf. El parque de Belleville, abierto en 1988, tambi¨¦n merece una visita. Instalado sobre un terreno bastante escarpado, tiene, adem¨¢s de su hermosa fuente con cascadas, unas espl¨¦ndidas vistas de Par¨ªs. Al igual que en Montmartre, el paseante descubrir¨¢ en Belleville callejuelas discretas que albergan encantadoras viviendas unifamiliares (villa Castel, pasaje Plantin...), modestas en la ¨¦poca en que fueron construidas, pero hoy muy codiciadas.
Tras volver a cruzar, por una bonita pasarela met¨¢lica, el ferrocarril de la Petite Ceinture -que reaparece tras un largo t¨²nel de m¨¢s de un kil¨®metro-, entramos en el barrio de M¨¦nilmontant. El cin¨¦filo experto reconocer¨¢ en la calle de Savies el decorado donde se rodaron varias escenas de Par¨ªs, bajos fondos, con Simone Signoret, justo antes de descubrir, al final de la calle, un bonito y peque?o edificio de piedra, el portillo de Saint-Martin. Junto con los portillos vecinos de La Roquette y de Messiers, en la calle de Cascades, son los ¨²ltimos vestigios de los numerosos acueductos que anta?o part¨ªan de la colina de Belleville, muy rica en fuentes, para aprovisionar de agua a Par¨ªs.
Recuerdo de Jim Morrison
A continuaci¨®n, el paseante encuentra, entremezcladas, una curiosa construcci¨®n neog¨®tica, la encantadora plaza de Guignier, con sus casas cubiertas de glicinas, una locura de estilo paladiano del siglo XVIII y una interesante ciudad obrera construida en 1913, antes de llegar al P¨¨re-Lachaise, el mayor y m¨¢s ilustre cementerio de Par¨ªs, pero que tambi¨¦n cuenta con un jard¨ªn muy bello. All¨ª descansan, entre otros, los restos de Sarah Bernhardt, Wilde, Balzac, Nerval, G¨¦ricault, Chopin, Musset o Jim Morrison, el m¨ªtico cantante de The Doors. El recorrido termina a lo grande con la visita al antiguo pueblo de Charonne.
De todos los lugares recorridos a lo largo del trayecto, aqu¨ª es donde el car¨¢cter de pueblo se conserva mejor y es m¨¢s visible. La peque?a iglesia de Saint-Germain-de-Charonne, con su cementerio campestre adyacente; las plazas de Saint-Blaise y de Gr¨¨s, o tambi¨¦n la calle de Saint-Blaise (antigua calle mayor del pueblo), permiten olvidar por un momento, por poco que forcemos la imaginaci¨®n, la gran ciudad de Par¨ªs, sus m¨¢s de dos millones de hormigas y su tr¨¢fico incesante. Un ambiente provinciano que s¨®lo se encuentra en Par¨ªs en la orilla izquierda, en el barrio Motte-Picquet-Commerce, que corresponde al antiguo pueblo de Grenelle.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos
- Prefijo telef¨®nico: 00 33 1.
- Poblaci¨®n: unos dos millones a orillas del Sena, y otros 10 en el Gran Par¨ªs.
C¨®mo ir
- Air France (www.airfrance.com/es y 901 11 22 66) e Iberia (www.iberia. com y 902 400 500) ofrecen tarifas a Par¨ªs, desde Barcelona por 69 euros y desde Madrid por 109. Las compras de los billetes en ambas compa?¨ªas se deben realizar al menos 21 d¨ªas antes de la salida. Las salidas, a partir del 6 de enero, y hasta el 10 de abril.
Para leer
Aunque en franc¨¦s, la compra del plano-gu¨ªa Collines et villages de Par¨ªs ¨¤ pied (96 p¨¢ginas. Editorial FFRP. 9,95 euros) es indispensable. Est¨¢ profusamente ilustrado y reproduce mapas muy detallados de cada tramo del recorrido. Imposible perderse.
Dormir
- Timhotel Montmartre (01 42 55 74 79. 11). Rue Ravignan. 75018 Par¨ªs. Un hotel sencillo pero extraordinariamente situado, en pleno coraz¨®n de Montmartre, en una zona tranquila. 60 habitaciones. La doble, a partir de 102 euros.
Comer
- Le Dibi (42 57 77 78). 55, Rue Polonceau. En la Goutte d'Or. Restaurante senegal¨¦s t¨ªpico, especializado en carne a la parrilla. Comer sale por alrededor de unos 10 euros por persona.
- Le Bouquet du Midi (43 66 29 10). 101, Rue des Couronnes. En Belleville. Una cantina de barrio, para comer de forma sencilla y barata. Men¨²s a menos de 10 euros.
- La Cave Gourmande (40 40 03 30). 10, Rue du G¨¦n-Brunet. Excelente relaci¨®n calidad / precio para este restaurante con audacia gastron¨®mica, situado no lejos de Buttes-Chaumont. Alrededor de 30 euros por persona.
M¨¢s informaci¨®n
- P¨¢gina de la oficina de turismo parisiense: www.paris-touristoffice.com.
- Web del Ayuntamiento: www.paris.fr.
- Sitios web de los cuatro arrondissements parisienses: www.mairie17.paris.fr, www.mairie18.paris.fr, www.mairie8.paris.fr y www.mairie9.paris.fr.
CALLES VIBRANTES
El barrio de Belleville est¨¢ hoy en plena ebullici¨®n. No tan famoso como la c¨¦lebre colina de Montmartre, Belleville es, sin embargo, un aut¨¦ntico barrio parisiense, hist¨®ricamente popular, y, en cuanto a la pol¨ªtica, marcadamente de izquierdas. Habitado desde siempre por clases sociales modestas, la colina de Belleville ha acogido a varias oleadas de emigrantes, sobre todo africanos y magreb¨ªes, lo que hace de ¨¦l uno de los barrios con mayor mestizaje de Par¨ªs. En Belleville, los mercados tienen un color ex¨®tico, y los restaurantes ofrecen toda la gama de sabores africanos y orientales. O extremo-orientales, porque Belleville acoge a m¨¢s de 15.000 chinos, es decir, la segunda comunidad asi¨¢tica de Par¨ªs despu¨¦s del Chinatown del Barrio 13. S¨ªmbolo de este arraigo es el enorme complejo Royal Belleville.
Pero Belleville es tambi¨¦n uno de los ¨²ltimos lugares de Par¨ªs donde se pueden encontrar aut¨¦nticos bares, troquets o bistrots, ¨²ltimos vestigios de la imagen hoy legendaria del Par¨ªs de Arletty, Doisneau o Edith Piaf. Una autenticidad que hace feliz a una nueva poblaci¨®n, los bobo -burgueses bohemios- que se instalan cada vez en mayor n¨²mero. Sin embargo, a pesar de la llegada a Belleville de vecinos m¨¢s acomodados, el barrio no ha perdido su alma, gracias precisamente a la movilizaci¨®n de sus habitantes tradicionales. El Ayuntamiento de Par¨ªs ten¨ªa intenci¨®n, en los noventa, de demoler una gran parte del barrio y de reconstruirlo todo, lo que necesariamente habr¨ªa expulsado a las familias modestas. Enfrentado a la presi¨®n de los habitantes, el Ayuntamiento cambi¨® de opini¨®n y lanz¨® un amplio programa de reestructuraci¨®n de los edificios existentes, con algunas demoliciones aisladas. El resultado: un barrio permanentemente en obras, pero siempre vivo, donde los arquitectos se lo pasan en grande, igual que los 200 artistas pl¨¢sticos que viven en Belleville y hacen de ¨¦l uno de los entornos m¨¢s creativos de Par¨ªs. Por otra parte, el fondo regional de arte contempor¨¢neo (FRAC) se ha instalado aqu¨ª, y acoge en sus locales -el Plateau- exposiciones de vanguardia de gran calidad.
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