La banca alemana se reestructura ante la amenaza de una OPA extranjera
Las entidades p¨²blicas perder¨¢n la protecci¨®n del Estado y se privatizar¨¢ una caja de ahorros
El a?o 2004 ser¨¢ el del pistoletazo de salida a la ya muchas veces anunciada reestructuraci¨®n de la banca alemana. Tanto en Berl¨ªn como en Francfort se da por hecho que gigantes extranjeros como Citibank o Cr¨¦dit Suisse est¨¢n considerando la adquisici¨®n de uno de los grandes bancos privados de Alemania. ?stos han vuelto a desenterrar sus fracasados proyectos de fusi¨®n y observan con atenci¨®n c¨®mo sus rivales de la banca p¨²blica se preparan a competir sin protecci¨®n estatal en 2005. Por vez primera se estudia la venta de una caja de ahorros a inversores privados.
"Todos los responsables pol¨ªticos deben ser conscientes de que los potenciales conquistadores ya est¨¢n en el umbral de la puerta. No tenemos tiempo que perder". La cita es de Rolf E. Breuer, ex presidente del Deutsche Bank y portavoz de la asociaci¨®n de bancos privados alemanes. Es s¨®lo una de varias advertencias expl¨ªcitas sobre posibles ofertas p¨²blicas de adquisici¨®n (OPA) sobre el Commerzbank, el Hypovereinsbank o el mismo Deutsche Bank.
Al menos en teor¨ªa, no es mal momento para salir de compras en la mayor econom¨ªa de la zona euro: tras registrar p¨¦rdidas hist¨®ricas el a?o pasado, los grandes bancos alemanes han reducido dr¨¢sticamente sus costes y ahora est¨¢n regresando a los beneficios. Por volumen de activos, siguen en los primeros puestos del ranking europeo. Su valor en Bolsa, en cambio, es muy bajo.
El presidente del Citibank, Sandy Weill, ha preguntado ya al canciller socialdem¨®crata, Gerhard Schr?der, si su Gobierno tendr¨ªa algo en contra de una OPA. Schr?der, que se sepa, no ha dicho ni s¨ª ni no, pero otros miembros de su Gobierno dejan claro que preferir¨ªan una "soluci¨®n nacional". "Tenemos inter¨¦s en contar con un verdadero actor global alem¨¢n en el mundo de las finanzas", sostienen fuentes oficiales en Berl¨ªn.
Tambi¨¦n el secretario de Estado en el Ministerio de Finanzas, Caio Koch-Weser, recientemente se pronunci¨® a favor de un cierre de filas: "Debido a su baja rentabilidad, los bancos f¨¢cilmente podr¨ªan convertirse en v¨ªctimas de una adquisici¨®n. Si no queremos correr el riesgo de que la industria financiera alemana se quede atr¨¢s, debemos tomar ahora las medidas pertinentes", dijo en una reuni¨®n de banqueros en M¨²nich. Una de las posibles "soluciones nacionales" es una fusi¨®n interna. Los augurios, sin embargo, no son buenos. Ya se han intentado varios modelos, y todos ellos -salvo la venta del Dresdner Bank a la aseguradora Allianz- han fracasado. Tampoco fue posible acordar una gesti¨®n compartida de los servicios de pago. Pese a ello, en estos d¨ªas "todos vuelven a hablar con todos", seg¨²n sostienen fuentes en Francfort. La opci¨®n m¨¢s citada es una fusi¨®n entre Hypovereinsbank y Commerzbank.
Pero hay otro frente abierto: el futuro de la banca p¨²blica, compuesta por 11 grandes entidades regionales y unas quinientas cajas de ahorros. Las entidades privadas siempre han achacado su propia falta de rentabilidad a las garant¨ªas estatales que cobijan a los bancos p¨²blicos, que, dependiendo del tipo de producto financiero, controlan entre un 40% y un 80% del mercado minorista.
Fusi¨®n de cajas de ahorro
En 2001, los bancos privados lograron que Bruselas ordenara, para mediados de 2005, la abolici¨®n de las garant¨ªas estatales. Cajas de ahorro y bancos p¨²blicos regionales, por tanto, tienen que ultimar a marchas forzadas estrategias para no sucumbir en un mercado cuyos ¨¢rbitros son las agencias de calificaciones. Y lo est¨¢n haciendo: entre los modelos presentados recientemente figuran diversas fusiones entre cajas y cooperaciones m¨¢s estrechas entre ¨¦stas y los bancos p¨²blicos regionales.
Pero hay algo m¨¢s: en Stralsund, una peque?a ciudad en el B¨¢ltico, de 60.000 habitantes, por vez primera un alcalde se ha propuesto vender su caja de ahorros a un inversor privado. A¨²n no est¨¢ claro si lo podr¨¢ hacer -casi todos los pol¨ªticos regionales se oponen y la legislaci¨®n es intrincada-, pero, de lograrlo, "se romper¨ªa un dique y otros ayuntamientos seguir¨ªan este ejemplo", seg¨²n cree J¨¹rgen Singer, catedr¨¢tico en la Universidad de Leipzig. Los efectos en cadena podr¨ªan llegar a lugares tan lejanos como Espa?a, donde las cajas se rigen por un r¨¦gimen similar y est¨¢n ahora dispuestas a emitir cuotas participativas, similares a acciones sin voto.
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