Musharraf, el superviviente
El presidente de Pakist¨¢n intenta mantener un dif¨ªcil equilibrio entre Washington y los extremistas isl¨¢micos
En un espectacular final a la cumbre de los l¨ªderes de siete naciones del sur de Asia el 6 de enero, India y Pakist¨¢n anunciaron que iniciar¨ªan conversaciones formales en febrero para resolver sus diferencias, en especial sobre la disputada regi¨®n de Cachemira. El anuncio ha sido la ¨²nica noticia positiva desde hace meses para el presidente Pervez Musharraf, que se enfrenta a disturbios internos que incluyen dos intentos de asesinato contra ¨¦l, renovadas cr¨ªticas internacionales tras las acusaciones contra cient¨ªficos paquistan¨ªes de ayudar a la proliferaci¨®n de tecnolog¨ªa nuclear en Ir¨¢n, Libia y Corea del Norte, y a la presi¨®n diplom¨¢tica para detener el presunto apoyo de Pakist¨¢n al resurgimiento talib¨¢n en Afganist¨¢n y para obtener m¨¢s apoyo de los servicios secretos con el fin de capturar a Osama Bin Laden.
"Para sacar adelante el proceso de normalizaci¨®n, el presidente de Pakist¨¢n y el primer ministro de India han acordado iniciar su proceso de di¨¢logo compuesto en febrero", mencionaba una declaraci¨®n le¨ªda por los ministros de Exteriores de ambos pa¨ªses tras la conclusi¨®n de la cumbre de tres d¨ªas en Islamabad entre los siete jefes de Estado del sur de Asia. "Se ha hecho historia, que hayamos llegado a un acuerdo en llevar hacia delante este proceso de normalizaci¨®n y en el establecimiento de un marco de trabajo para llevarlo hacia su fin l¨®gico", dijo Musharraf.
Cada l¨ªder parec¨ªa haber conseguido lo que deseaba del otro. India quer¨ªa garant¨ªas p¨²blicas de que Islamabad pondr¨¢ fin a las incursiones fronterizas de paquistan¨ªes y militantes cachemires en la Cachemira india. "Musharraf asegur¨® al primer ministro Vajpayee que no permitir¨¢ que ning¨²n territorio bajo control de Pakist¨¢n sea utilizado para ayudar al terrorismo", se dec¨ªa en la declaraci¨®n. Mientras tanto, Pakist¨¢n obten¨ªa garant¨ªas de que el asunto de Cachemira ser¨ªa discutido.
Musharraf tiene por delante una tarea mucho m¨¢s dif¨ªcil, porque tendr¨¢ que poner freno a los extremistas, apoyados por el Ej¨¦rcito durante 20 a?os. Algunos grupos de militantes cachemires han denunciado la cumbre y han acusado a Pakist¨¢n de traicionar la causa de la Yihad contra India. Estos militantes podr¨ªan intentar echar por tierra el proceso de paz lanzando ataques suicidas en Cachemira.
Al menos uno de los dos terroristas suicidas que intentaron asesinar a Musharraf el d¨ªa de Navidad era un militante cachemir. Dos terroristas suicidas embistieron con sendos coches llenos de explosivos al convoy de Musharraf a poco m¨¢s de un kil¨®metro y medio de su casa en Rawalpindi. El parabrisas del coche en el que viajaba estall¨® en pedazos, pero logr¨® salir ileso, aunque murieron 15 personas y 50 resultaron heridas. Nadie reivindic¨® la autor¨ªa del atentado o del intento de hacer volar en pedazos su convoy el 14 de diciembre.
No obstante, est¨¢ claro que estaban involucrados grupos extremistas paquistan¨ªes con posibles conexiones con oficiales fundamentalistas isl¨¢micos. Los ataques provocaron escalofr¨ªos en todas las capitales occidentales y Pakist¨¢n, ya que no hay una l¨ªnea clara de sucesi¨®n en el caso de que Musharraf fuese eliminado. No queda claro si el Ej¨¦rcito, bajo el mando del teniente general de Musharraf, Mohammed Yusuf Jan, retomar¨ªa el poder, o si el d¨¦bil Gobierno civil encabezado por el primer ministro Zafrul¨¢ Jan Jamali ser¨ªa respaldado por el Ej¨¦rcito.
A Musharraf no le faltan enemigos, molestos porque el Ej¨¦rcito se puso del lado de EE UU en sus guerras en Afganist¨¢n e Irak. En septiembre, Al Qaeda emiti¨® una amenaza de muerte contra Musharraf. De cualquier manera, la organizaci¨®n de Bin Laden act¨²a cada vez m¨¢s en Pakist¨¢n con la ayuda de grupos terroristas paquistan¨ªes. Aun as¨ª, Musharraf ha intentado una y otra vez aplacar a los partidos isl¨¢micos de la l¨ªnea dura en el Parlamento, mientras que sus poco entusiastas medidas de fuerza contra los grupos extremistas isl¨¢micos s¨®lo se han llevado a cabo debido a las presiones procedentes de Washington. Existen m¨¢s de cuarenta grupos extremistas isl¨¢micos en el pa¨ªs y s¨®lo unos pocos de sus miembros se han enfrentado a arrestos o juicios.
Durante a?os, estos grupos han sido el sost¨¦n de la pol¨ªtica exterior de Pakist¨¢n hacia sus vecinos. Hasta hace poco, el Ej¨¦rcito hab¨ªa hecho la vista gorda con los militantes que cruzaban la frontera hacia la Cachemira india y que apoyaban a los talibanes de Afganist¨¢n.
Estas m¨²ltiples crisis se produjeron cuando Musharraf se dispon¨ªa a dar fin a un a?o de crisis pol¨ªtica interna. Una oposici¨®n estridente hab¨ªa exigido que Musharraf cesara en su doble papel como jefe de las Fuerzas Armadas y presidente. El 24 de diciembre consigui¨® un pacto con los partidos isl¨¢micos de la oposici¨®n en la Asamblea Nacional, por el que se compromet¨ªa a dimitir como jefe del Ej¨¦rcito en diciembre de 2004, aunque seguir¨ªa como presidente hasta 2007.
A los extremistas isl¨¢micos tambi¨¦n les ha irritado el interrogatorio al que ha sometido el Gobierno a los cient¨ªficos nucleares paquistan¨ªes a requerimiento de los estadounidenses y de la Agencia Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (AIEA). Desde noviembre, al menos cuatro de los m¨¢s eminentes cient¨ªficos nucleares de Pakist¨¢n est¨¢n siendo investigados por los servicios secretos por su complicidad en el suministro a Ir¨¢n de equipamiento nuclear para fabricar armas entre 1987 y 1991. Es la primera vez que un comprador encubierto de tecnolog¨ªa nuclear ha delatado a sus proveedores.
Ir¨¢n pas¨® informaci¨®n secreta a la AIEA acerca de d¨®nde hab¨ªa comprado centrifugadoras de gas para enriquecer uranio con el fin de evitar sanciones internacionales y un enfrentamiento con EE UU. Pakist¨¢n ha desviado las cr¨ªticas al manifestar que los responsables eran personas concretas y no el Estado. "Hay indicios de que ciertos individuos podr¨ªan haber estado motivados por ambiciones personales o la codicia. Pero no hemos llegado a una conclusi¨®n definitiva", dijo el portavoz de Exteriores Masod Jan el 23 de diciembre.
Entre aquellos que est¨¢n siendo interrogados est¨¢ A Q Jan, el m¨¢s importante ingeniero nuclear del pa¨ªs, apodado El padre de la bomba paquistan¨ª. Hasta 2000, Jan dirigi¨® los Laboratorios de Investigaci¨®n que llevan su nombre, que est¨¢n a cargo del Ej¨¦rcito y son el principal centro de producci¨®n de uranio enriquecido y misiles de Pakist¨¢n.
Jan fue despedido en 2000 despu¨¦s de que EE UU le acusara de proporcionar tecnolog¨ªa nuclear a Corea del Norte, pero sigue siendo asesor del primer ministro. A Jan le unen fuertes lazos con las instituciones militares y con los partidos fundamentalistas isl¨¢micos, que le veneran. El verano pasado, EE UU acus¨® a Pakist¨¢n de intercambiar anteproyectos de bombas nucleares con Corea del Norte a cambio de sus ¨²ltimos misiles. Esa crisis se contuvo cuando el secretario de Estado Colin Powell afirm¨® que ya no se estaban produciendo nuevas transferencias.
Golpe de Estado
Sin embargo, la semana pasada Libia dijo que tambi¨¦n hab¨ªa recibido tecnolog¨ªa nuclear de Pakist¨¢n. Estas revelaciones han enfurecido a EE UU y a los pa¨ªses europeos que est¨¢n intentando determinar exactamente cu¨¢ndo proporcion¨® Pakist¨¢n la tecnolog¨ªa nuclear. Si abarca el periodo posterior a 1998, cuando Musharraf se hizo con el poder mediante un golpe militar y luego se comprometi¨® con EE UU a no diseminar este tipo de tecnolog¨ªa, el Congreso de Washington tendr¨¢ pocas opciones aparte de la imposici¨®n de estrictas sanciones contra Pakist¨¢n.
Al mismo tiempo, la Administraci¨®n de Bush est¨¢ cada vez m¨¢s frustrada por el fracaso de los servicios secretos de Pakist¨¢n a la hora de imponerse a los talibanes que han montado una campa?a de asesinatos en el sur de Afganist¨¢n. Los diplom¨¢ticos occidentales tambi¨¦n dicen que Pakist¨¢n no est¨¢ cooperando lo suficiente a la hora de ayudar a capturar a Bin Laden y al l¨ªder talib¨¢n, el mul¨¢ Omar, que se cree se encuentran escondidos en la frontera entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n.
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