El retorno del fantasma de la deuda
Argentina afronta una dura renegociaci¨®n de sus compromisos de pago por 87.000 millones de d¨®lares
Argentina disfruta de una fuerte recuperaci¨®n econ¨®mica. El PIB mantiene su m¨²sculo, el d¨®lar sigue estable y la inflaci¨®n est¨¢ contenida en un d¨ªgito. No obstante, el tir¨®n de la econom¨ªa austral ha despertado el inter¨¦s de los acreedores privados, que ven en la reactivaci¨®n una oportunidad para mejorar las condiciones de pago de una deuda que alcanza los 87.050 millones de d¨®lares.
El tir¨®n de la econom¨ªa ha despertado el inter¨¦s de los acreedores, que ven una oportunidad para mejorar las condiciones de pago de la deuda
Argentina ha vuelto a respirar y su econom¨ªa, en contra de todos los pron¨®sticos, resopla con inusitada fortaleza. El d¨®lar est¨¢ clavado desde hace meses en torno a los 2,90 pesos, la inflaci¨®n trep¨® hasta un t¨ªmido 3,7% durante 2003, los dep¨®sitos regresan lentamente a los bancos y el producto interior bruto (PIB) cerrar¨¢ el a?o fiscal con una subida de m¨¢s del 7%. Sin embargo, y a pesar del optimismo que generan estos datos, un problema de dimensiones gal¨¢cticas se pasea amenazante por el horizonte austral: seg¨²n lo pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina debe concluir durante los pr¨®ximos meses la renegociaci¨®n de su deuda en t¨ªtulos p¨²blicos, que alcanza la friolera de 87.050 millones de d¨®lares, repartidos alrededor del mundo entre 152 tipos de bonos, emitidos bajo ocho jurisdicciones y siete monedas distintas.
Mientras la mayor¨ªa de la poblaci¨®n disfruta por estos d¨ªas de su descanso estival, tras dos a?os de incesantes sobresaltos econ¨®micos, los nubarrones de la deuda externa vuelven a tronar sobre Argentina. El crecimiento del pa¨ªs, vaya paradoja, ha dado nuevos br¨ªos a los acreedores, que no entienden de vacaciones ni recesos y pretenden que Argentina pague m¨¢s. La ecuaci¨®n que esgrimen los tenedores de bonos es simple: a medida que crece la torta, aumenta el apetito de los comensales. En otras palabras, si el PIB de Argentina ha crecido m¨¢s del 4% previsto en el pacto con el Fondo, entonces el pa¨ªs debe aumentar sus pagos en la medida de ese incremento. Con el mismo argumento, los bonistas reclaman al Gobierno argentino que aumente el super¨¢vit fiscal primario respecto del PIB -nivel de ahorro bruto, sin contar pagos de deuda- por encima del 3% previsto para 2004.
La disputa entre Argentina y sus acreedores privados se remonta a finales de diciembre de 2001, cuando el pa¨ªs austral declar¨® unilateralmente la suspensi¨®n de pagos de su deuda en bonos, tras el colapso de las cuentas p¨²blicas y mientras manten¨ªa al sistema financiero conectado al respirador artificial del corralito, que imped¨ªa a los ahorradores retirar en masa los dep¨®sitos de los bancos.
Argentina hab¨ªa agotado sus recursos y el drama estaba servido, ya que los bancos de inversi¨®n y los asesores financieros ofrecieron a sus clientes los papeles argentinos hasta un par de meses antes del estallido de la crisis, a pesar de que el ¨ªndice de riesgo pa¨ªs -que establece el diferencial que debe pagar un Estado al colocar deuda, tomando como base el inter¨¦s pagado por el Tesoro de Estados Unidos- llegaba por esos tiempos a la cota estratosf¨¦rica de los 6.000 puntos. Ahorradores italianos, alemanes, japoneses, estadounidenses y no pocos argentinos, compraron esos bonos tentados por fuertes intereses que, en muchos casos, jam¨¢s llegaron a cobrar.
Rechazo de los acreedores
Tras un a?o y medio de silencio, Argentina finalmente lanz¨® un plan de pagos en septiembre del a?o pasado, al d¨ªa siguiente de haber alcanzado un acuerdo por tres a?os con el FMI. El ministro de Econom¨ªa, Roberto Lavagna, ofreci¨® a los acreedores canjear los t¨ªtulos en suspensi¨®n de pagos por tres nuevos tipos de papeles: un bono "con descuento" del valor nominal; otro bono "a la par", sin descuentos pero con intereses muy bajos y mayores plazos; y un bono "capitalizable", cuyo cup¨®n de inter¨¦s se incorpora al precio total.
Esta oferta se traduce, en definitiva, en una quita global del 75% respecto al valor nominal de los viejos t¨ªtulos, algo que provoc¨® el rechazo un¨¢nime de los acreedores, que respondieron al Gobierno argentino con expresiones re?idas con los buenos modales y comenzaron a planear su contragolpe. Algunos, muy pocos, eligieron la v¨ªa judicial: presentaron demandas millonarias y exigieron el embargo de los bienes del Estado argentino en el extranjero, algo de dudosa eficacia, ya que la gran mayor¨ªa de los inmuebles y las cuentas bancarias de Argentina gozan de protecci¨®n diplom¨¢tica, como las de cualquier otro pa¨ªs.La mayor¨ªa de los acreedores ha optado, en cambio, por la acci¨®n pol¨ªtica directa, organizando asociaciones que funcionan como un grupo de presi¨®n inclusive frente a sus propios Gobiernos.
En Italia, pa¨ªs que agrupa al 15,6% de los tenedores de bonos, casi todos peque?os ahorradores, el abogado Nicola Stock cre¨® la llamada Task Force Argentina (Fuerza de Choque Argentina), organizaci¨®n que ha puesto los pelos de punta al Ejecutivo italiano con sus constantes manifestaciones. En Estados Unidos se halla el 9,1% de los acreedores privados -la mayor¨ªa son fondos de inversi¨®n-, los que organizaron el Argentina Creditor Committee (Comit¨¦ de Acreedores de Argentina). Por ¨²ltimo, los bonistas alemanes, que representan el 5,1% del total, se agruparon bajo la Argentina Bond Restructuring Agency (Agencia de Reestructuraci¨®n de Bonos Argentinos).
Pulso con Washington
La presi¨®n que ejercen estos grupos y los dem¨¢s inversores institucionales repartidos por el mundo ha comenzado a hacer mella en la buena relaci¨®n que el FMI manten¨ªa con Argentina. Si bien el acuerdo firmado entre el organismo y el pa¨ªs austral prev¨¦ un super¨¢vit fiscal primario del 3% del PIB para 2004, los t¨¦cnicos del Fondo, que en su momento consideraron suficiente ese nivel de ahorro forzoso para garantizar el pago a los acreedores, ahora dudan de sus previsiones originales y se muestran favorables a aumentar esas metas si la econom¨ªa argentina mantiene un rumbo ascendente.
Los s¨ªntomas que bajan desde Washington son sutiles y a la vez certeros, ya que golpean el ¨®rgano m¨¢s sensible de Argentina: su bolsillo. El FMI ha demorado la aprobaci¨®n del primer tramo del acuerdo firmado hace cuatro meses, sin mayores explicaciones, y el pa¨ªs tuvo que echar mano a sus reservas para pagar un vencimiento de 280 millones de d¨®lares a finales de diciembre.
El presidente N¨¦stor Kirchner ha soportado las presiones fiel a su estilo, con la resistencia de una mula, mientras camina por la delicada cornisa de las declaraciones fuertes. El mi¨¦rcoles pasado, el Gobierno de EE UU anunci¨® que "citaba a Kirchner" a un encuentro con el presidente George Bush, el pr¨®ximo martes, para hablar de la deuda. "Podemos concertar reuniones, pero a Argentina no la cita nadie y menos para retarnos", respondi¨® el mandatario argentino.
El 'canterano' de Lavagna muestra las u?as
Roberto Lavagna decidi¨® barrer con cualquier vestigio del pasado y design¨®, dentro del Ministerio de Econom¨ªa, a un pu?ado de j¨®venes profesionales que apenas superan los 30 a?os de edad. Entre ellos se destaca Leonardo Madcur, el mediocentro estrella del equipo econ¨®mico. Desde el tim¨®n de la estrat¨¦gica Secretar¨ªa de Estado de Coordinaci¨®n Econ¨®mica, Madcur se ocupa de asuntos tan dispares como la deuda externa, las tarifas y la pol¨ªtica de competencia.
A pesar de sus 33 a?os, el canterano (que viene de la cantera del equipo) de Lavagna ya se ha fogueado en varios derbies con los acreedores privados de Argentina. "El mercado sabe que para el bien de todos ¨¦sta tiene que ser la ¨²ltima renegociaci¨®n de la deuda, y para que sea definitiva la negociaci¨®n tiene que ser as¨ª de dura", se?ala Madcur con la tranquilidad de un veterano.
El secretario de Estado sostiene que los bonistas "no tienen mucho margen", ya que la capacidad de pago de Argentina "es una sola, no hay dos ni tres". A su juicio, un ajuste del super¨¢vit fiscal "no es una alternativa viable", porque "comprometer¨ªa la estabilidad social y pol¨ªtica" de Argentina.
Madcur tampoco le teme a los juicios que un grupo de acreedores ha iniciado contra su pa¨ªs: "Es algo a lo que le prestamos atenci¨®n, pero no nos asusta, porque esos juicios no llegan al 1% de la deuda". Respecto a la actitud del Fondo frente al problema de los bonos, Madcur concluye con una sonrisa: "El FMI tiene que justificar ante los dem¨¢s acreedores que posee una posici¨®n privilegiada, porque sus cr¨¦ditos no tienen quita, y quiz¨¢s por eso se muestra un poco duro".
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