"La crisis del Pacto de Estabilidad, un episodio de histeria"
"Estamos en presencia de un episodio hist¨¦rico de los gestores pol¨ªticos de la Comisi¨®n Europea", dice el economista belga Paul de Grauwe al definir lo que est¨¢ ocurriendo con la crisis del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en la Uni¨®n Europea desde el 25 de noviembre de 2003. Profesor de econom¨ªa internacional y de integraci¨®n monetaria europea en la Universidad Cat¨®lica de Lovaina, B¨¦lgica, y senador por el partido de liberales y dem¨®cratas flamencos (VLD), al que pertenece el actual primer ministro Guy Verhofstadt, De Grauwe propone reformar el Pacto para eliminar el l¨ªmite del 3% de d¨¦ficit fiscal y el sistema de sanciones por incumplimientos. "Quiz¨¢ sea necesario pasar por una nueva crisis, quiz¨¢ con la pr¨®xima recesi¨®n se pueda hacer esa reforma". A De Grauwe, tambi¨¦n le preocupa una excesiva apreciaci¨®n del euro, y advierte de que podr¨ªa conducir a una "recuperaci¨®n sesgada", dejando a la industria europea fuera del juego, como ocurri¨® en Estados Unidos con Ronald Reagan en los a?os ochenta. He aqu¨ª extractos del di¨¢logo con este peri¨®dico.
"Hay que acabar con las sanciones. No tienen sentido. Carecen de toda credibilidad"
Pregunta. ?Ad¨®nde conducir¨¢ la batalla legal en torno al Pacto de Estabilidad?
Respuesta. Creo que esa batalla es algo muy malo. Lo ¨²nico que conseguir¨¢ es aumentar el conflicto en la UE. El Tribunal Europeo puede dar la raz¨®n a la Comisi¨®n Europea, pero lo que tenemos entre manos es un problema pol¨ªtico. Hay una percepci¨®n, en cierto n¨²mero de pa¨ªses, de que el Pacto de Estabilidad, bajo su formulaci¨®n actual, no responde al inter¨¦s nacional. La acci¨®n legal intensifica los conflictos pol¨ªticos. Es una mala noticia.
P. Los mercados parecen pasar de la virtual suspensi¨®n del Pacto.
R. As¨ª es. Es correcto... De momento ha sido as¨ª. Los mercados percibieron correctamente que no hab¨ªa problemas desde el punto de vista econ¨®mico por el hecho de que pa¨ªses como Alemania y Francia incumplieran sus compromisos presupuestarios. Hubo una recesi¨®n y parece que levantamos cabeza. Durante la recesi¨®n, el d¨¦ficit fiscal ha conocido un incremento. Pero ha sido moderado. No tenemos desviaciones especiales en t¨¦rminos hist¨®ricos. Los mercados entendieron que Europa hab¨ªa creado en Maastricht este l¨ªmite artificial del 3% del producto interior bruto (PIB). Fue una ficci¨®n, desprovista de sentido econ¨®mico, sobre todo cuando los elementos fundamentales de la econom¨ªa europea no presentan problemas serios. Por ello, los mercados valoraron que el euro no deb¨ªa caer. En realidad, hay muchos m¨¢s problemas en Estados Unidos que en Europa. Pero estamos en presencia de un episodio hist¨¦rico que protagonizan los gestores pol¨ªticos de Europa, quienes pretenden que el 3% es una cifra m¨¢gica.
P. ?La reforma del Pacto ser¨ªa, entonces, la mejor manera de canalizar la crisis de noviembre?
R. Exacto. Las diferencias deber¨ªan conducir a la reforma. Eso es esencial. Pero no hay voluntad pol¨ªtica de ir hacia ella. Ni algunos pa¨ªses ni la Comisi¨®n se quieren mover de sus posiciones. Es francamente malo.
P. Pero aquellos que han impulsado el recurso ante el Tribunal Europeo no descartan abrir paso a algunas reformas.
R. No ignoro el problema pol¨ªtico. El hecho de que los grandes pa¨ªses de la Uni¨®n Europea pueden salirse con la suya y los pa¨ªses peque?os no. Esto es serio. Pero los tribunales no resolver¨¢n nada.
P. ?C¨®mo se debe reformar el Pacto de Estabilidad?
R. El Pacto de Estabilidad deber¨ªa, a mi modo de ver, identificar niveles de deuda como objetivos. Cada pa¨ªs tendr¨ªa que comprometerse a ciertos objetivos sostenibles de endeudamiento, despu¨¦s de admitir un l¨ªmite general, digamos por debajo del 60% del PIB, como establece el Tratado de Maastricht. Ser¨ªan los pa¨ªses quienes fijar¨ªan su nivel de deuda en relaci¨®n al PIB. Ser¨ªa un esquema flexible. Durante las recesiones se permitir¨ªa ciertos incrementos de endeudamiento y durante las etapas de crecimiento, la relaci¨®n deuda-PIB sufrir¨ªa una reducci¨®n. ?ste ser¨ªa el cambio importante. Pero debo subrayar que tiene una variedad de implicancias. Significa que el l¨ªmite del d¨¦ficit fiscal en el 3% del PIB no puede mantenerse. Veamos un ejemplo: supongamos que un pa¨ªs establece el nivel de deuda en el 50% del PIB. Esto significa que el d¨¦ficit de equilibrio que puede experimentar durante el ciclo econ¨®mico es de 2% a 2,5%, dependiendo de la l¨ªnea trazada. Un pa¨ªs puede, por tanto, tener un d¨¦ficit que de media es del 2% al 2,5%. Si se mantiene el nivel actual m¨¢ximo del 3% que contempla el Tratado de Maastricht, no existe ninguna flexibilidad durante las recesiones. Hay que eliminar ese l¨ªmite. Y eso es lo m¨¢s dif¨ªcil. Porque hay que cambiar el tratado.
P. En esa orientaci¨®n ya no cabr¨ªa un sistema de sanciones...
R. Por supuesto, hay que acabar con las sanciones. No tienen sentido. Carecen de toda credibilidad. Eso no funciona.
P. Es dif¨ªcil abrir ahora el mel¨®n de la reforma, sobre todo despu¨¦s del fracaso de la Constituci¨®n Europea, ?no cree?
R. La resistencia se extiende a muchos pa¨ªses. En mi propio pa¨ªs, B¨¦lgica, se resiste esa reforma. Y, parad¨®jicamente, los alemanes tambi¨¦n est¨¢n en contra. Los franceses apoyan los cambios. Pero incluso Holanda ha rechazado frontalmente la reforma. Va a ser muy dif¨ªcil. Pero, adem¨¢s, pa¨ªses que han incumplido, como Francia y Alemania, al salir de la recesi¨®n podr¨¢n reducir su d¨¦ficit, lo que permitir¨ªa situarlos por debajo del 3%. Y todos tan contentos. Pero como usted sabe, las recesiones vienen y se van. En la pr¨®xima recesi¨®n estaremos otra vez con estos problemas.
P. El d¨®lar ha ca¨ªdo de manera importante frente al euro hasta hace una semana. La apreciaci¨®n del euro, ?puede llevarse por delante la recuperaci¨®n europea?
R. Empiezo a estar preocupado. El nivel del euro comienza a ser desfavorable para la recuperaci¨®n y, sobre todo, para el sector industrial europeo. Existe una gran presi¨®n en la industria europea. Una apreciaci¨®n del euro como la que vivimos en una ¨¦poca de globalizaci¨®n te puede obligar a cerrar f¨¢bricas incluso en una fase de crecimiento econ¨®mico. Y estos hechos son irreversibles.
P. EE UU ha favorecido la ca¨ªda del d¨®lar. Ben Bernanke, miembro de la Reserva Federal, sostiene que si se toma un ¨ªndice m¨¢s amplio de monedas de sus socios comerciales el valor promedio del d¨®lar todav¨ªa est¨¢ un 7% por encima respecto a los a?os noventa.
R. Los norteamericanos est¨¢n contentos con la bajada del d¨®lar. No han hecho nada para evitarlo, excepto que la ca¨ªda sea abrupta o vaya demasiado lejos. Lo que dice Bernanke puede ser cierto para el d¨®lar. Pero miremos el euro. Lo que es verdad para el d¨®lar, supone un problema para el euro. El d¨®lar no se ha depreciado efectivamente tanto porque los pa¨ªses asi¨¢ticos mantienen pegada su moneda a la divisa norteamericana. En la pr¨¢ctica hay una sola relaci¨®n que se ha ajustado mucho: euro-d¨®lar. Y esto representa una parte relativamente peque?a del comercio total de EE UU. Por eso, la depreciaci¨®n efectiva del d¨®lar no ha sido significativa. Pero si las monedas asi¨¢ticas est¨¢n vinculados al d¨®lar eso significa que el euro se ha apreciado de manera importante contra ellas. Por tanto, perdemos competitividad tambi¨¦n respecto a Asia.
P. Ergo, la recuperaci¨®n europea podr¨ªa estar, de reanudarse la apreciaci¨®n del euro, en riesgo.
R. Estamos ante el peligro de una recuperaci¨®n sesgada. Es lo que ocurri¨® en Estados Unidos durante los a?os ochenta, con Ronald Reagan. La econom¨ªa se recuper¨®, pero la apreciaci¨®n del d¨®lar ahog¨® a la industria. Se crearon puestos de trabajo, pero en el sector servicios. Necesitar¨ªamos un Banco Central Europeo preparado para intervenir en el mercado y bajar los tipos de inter¨¦s si contin¨²a el proceso de apreciaci¨®n.
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