Un libro y una escultura en memoria de Joseba Pagazaurtundua
Esta es una historia donde los nombres de Mario Onaindia y Joseba Pagazaurtundua se cruzan en una batalla contra el olvido. Cuentan los amigos de Mario que cuando el escritor ya sab¨ªa que la enfermedad le ten¨ªa contra las cuerdas, su hijo Jon, de apenas 10 a?os, pint¨® un dibujo en el que se ve¨ªa el palo mayor de un barco, la bandera negra de los piratas y el perfil de una isla al fondo. Onaindia se emocion¨® al saber que el dibujo de su hijo hab¨ªa sido seleccionado para ilustrar la portada de un libro en memoria de Joseba.
Se trata de El canto de la tripulaci¨®n, una novela de piratas escrita en 1923 por Pierre Mac Orland y resucitada ahora por Ikusager, una editorial de Vitoria cuyo responsable, Ernesto Santolaya, escribe a modo de dedicatoria: "En memoria de Joseba Pagazaurtundua, pirata sin delirios y hombre de bien que hoy, en el largo viaje hacia el silencio y en la soledad de sus noches claras, siembra de islas el mar para que sean puente donde nos reencontremos los de la Vieja Cofrad¨ªa, los compa?eros de esta guerra de muertos sin salario".
La ¨²ltima batalla de esa guerra continua contra el olvido se libr¨® al atardecer del viernes pasado, en la intimidad del taller de Agust¨ªn Ibarrola. El artista recibi¨® a la viuda de Pagazaurtundua, Est¨ªbaliz Garmendia, y al concejal del PSE en Andoain Jos¨¦ Luis Vela. All¨ª les ense?¨® el boceto de una escultura de acero, de cuatro metros de altura, que recordar¨¢ al militante socialista, sargento de la Polic¨ªa Municipal de Andoain, y destacado activista de la plataforma Basta Ya, asesinado por ETA la ma?ana del s¨¢bado 8 de febrero de 2003 cuando tomaba caf¨¦ y le¨ªa los peri¨®dicos en un bar del pueblo.
La escultura, que ya se encuentra en proceso de fundici¨®n, ser¨¢ plantada en una plaza de Andoain, muy cerca del Ayuntamiento, coincidiendo precisamente con el primer aniversario del asesinato.
El Bel¨¦n de Oma
El Ayuntamiento de Andoain s¨®lo tendr¨¢ que correr con los gastos del acero y la fundici¨®n, por cuanto Agust¨ªn Ibarrola, que tanto sabe de la presi¨®n constante de los terroristas sobre ¨¦l y su obra, no ha aceptado cobrar. En se?al de agradecimiento, la viuda de Joseba y su compa?ero Jos¨¦ Luis Vela entregaron al artista un regalo muy especial: un Bel¨¦n montado por un chaval de nueve a?os, vecino de Andoain, quien se inspir¨® en los ¨¢rboles pintados del bosque de Oma para ambientar la escena navide?a. Ibarrola le envi¨® un aut¨®grafo y la invitaci¨®n para que visite cuando quiera el bosque que tan bien reprodujo en miniatura.
Los amigos, la familia y los compa?eros de Joseba se han juramentado para que el olvido no se una a la muerte y se haga verdad una de las letras de Suburbano, el grupo que tanto le gustaba al socialista asesinado: "Que el viento se una al mot¨ªn, que la luz de San Telmo no me encuentre jam¨¢s, que la suerte se acuerde de mi..."
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