Tricicle se sienta

Digamos que Sit, t¨ªtulo de este espect¨¢culo, debe ser Seat, silla; y que el nombre que adoptan para sus personajes -inventores de la silla- los tres queridos actores de Tricicle es el de Chairwood, que debe ser silla de madera. Sus gracias verbales importan poco: importa, como siempre, su calidad de payasos, acr¨®batas, actores, mimos. Madrid les ha acogido como siempre, con ovaciones y con risas a cada escena: no tenemos ninguna ira porque el centro del teatro espa?ol se haya ido a Barcelona. Esta capitalidad empez¨® a perderse hace tiempo en Madrid y hab¨ªa que escribir mucho para saber por qu¨¦, y por qu¨¦ aqu¨ª se han perdido otras cosas relacionadas con la cultura, con la inteligencia -que no siempre son la misma cosa- y con la vitalidad.

A lo que vamos. Tricicle, que lleva 25 a?os de teatro con los mismos actores -lo cual tambi¨¦n es asombroso-, presenta un espect¨¢culo a partir de un objeto: la silla. Debe ser un sue?o de atleta: pararse un momento a descansar. Pero no paran. Desde que salen los hom¨ªnidos que descubren estas calidades culares en un tronco, hasta la silla que gira alrededor del mundo, pasan por toda clase de asientos, y de cada uno de ellos obtienen un gag, un descubrimiento, una chispa: y la manera de sacar de un objeto otros, y de hacer hilarante cada uno de ellos. A m¨ª, personalmente, me da igual el pretexto, sea silla o sea sobrasada: me importan estos tres grandes c¨®micos, hagan lo que hagan; y los gestos de sus caras de actores y sus m¨²sculos bien adiestrados, sus iron¨ªas, sus ingenuidades.

Parece que no soy el ¨²nico. El teatro estaba lleno en un d¨ªa de labor y sin invitados -que es cuando se debe ver el teatro, si se puede-, y todos, j¨®venes y mayores, no dejaron de re¨ªr y aplaudir.