Arabescos, azulejos y muebles de dise?o

Uno de aquellos palacios que alumbraron en el siglo XIX el surgimiento de la burgues¨ªa granadina ha sido transformado recientemente en un hotel de lujo adscrito a la cadena AC, acr¨®nimo del empresario tur¨ªstico Antonio Catal¨¢n. Su fachada se une, a todo lo largo de la Gran V¨ªa de Col¨®n, a la del convento jer¨®nimo de Santa Paula, obra de 1513, y a un grupo de casas moriscas edificadas antes que el propio monumento religioso. Relieves hist¨®ricos a punto de caramelo para epatar de noche entre focos, medianer¨ªas y ventanales seudorrenacentistas, pues nada en la calle avisa del aparente minimalismo que encierran sus interiores. Firma de la casa. Un ejercicio de estilo inteligente, pero aburrido, que se repite en todos los hoteles de la marca AC Selection.

Diversos planos geom¨¦tricos concurren en el loft de llegada al hotel, donde se suceden los espacios de acogida: recepci¨®n, vest¨ªbulo y sal¨®n de estar, amueblado con sillones de dise?o y sof¨¢s almohadillados de cojines. Granada viste aqu¨ª una piel barroca y, a la vez, arabizante de jerogl¨ªficos en arcos de herradura, frisos de azulejos y fuentes en deuda con la historia, junto a los cuales se descuelgan, a voces o sigilosamente, diatribas vanguardistas y otras creaciones del siglo XXI. Se conservan, ¨²nicos, los artesonados de la iglesia primigenia, convertida ahora en sal¨®n de banquetes. M¨¢s all¨¢, el ambiente se diluye entre salas de evocaci¨®n conventual, corredores artificiosos y un claustro anterior incluso a la ¨¦poca nazar¨ª cuyo encanto adquiere la iridiscencia del lujo al caer la tarde, cuando el aire se refresca entre arcos al fulgor de la luna y las mesas del refectorio invitan a una cena compartida bajo los soportales. L¨¢stima que los platos desmerezcan la tradici¨®n del convento, pese al af¨¢n por agradar del servicio. Ni siquiera el desayuno resiste una m¨ªnima comparaci¨®n con los buf¨¦s frailunos, aqu¨¦l resueltamente escaso y casi siempre reseco.

Desde que hay restricciones de tr¨¢fico en la zona, las habitaciones regalan un silencio monacal, una tranquilidad bendita. Especialmente las traseras, o aquellas situadas en el ap¨¦ndice moderno. Las m¨¢s solicitadas giran alrededor del claustro, no m¨¢s de cuatro en cada lado de la primera planta. La m¨¢s espectacular se identifica con la celda que utilizaba el arzobispo en sus visitas a la ciudad, hoy convertida en una suite con magn¨ªfico artesonado. En todas ellas se ofrecen toallitas desmaquilladoras, quitaesmaltes y compresas con los que AC Hoteles hace de la clientela femenina una cuesti¨®n de detalles.