Operaciones con 'gancho'
S¨®lo hay tres entes con capacidad para crear dinero de la nada m¨¢s absoluta: uno es Dios, el otro un banco emisor y el tercero un ayuntamiento que recalifica terrenos. La sentencia se la escuch¨¦ a un combativo ex pol¨ªtico vasco que conoci¨® ese poder casi m¨¢gico mediante el cual una parcela puede pasar de valer mil euros a costar un mill¨®n. Y todo por la m¨ªnima acci¨®n de trazar sobre el plano municipal una raya que convierte en urbanizable lo que hasta ahora no lo era o permite levantar viviendas de lujo en un abandonado solar industrial.
Algunos efectos de esa magia planean sobre la anunciada venta del centro comercial El Boulevard de Vitoria a un poderoso fondo de inversi¨®n holand¨¦s apenas tres meses despu¨¦s de que se terminara de construir sobre unos terrenos que fueron de propiedad municipal. Aunque se ha empleado el t¨¦rmino "pelotazo", lo perverso del asunto no est¨¢ en la r¨¢pida y sustanciosa plusval¨ªa obtenida por los propietarios (se habla de 40 millones de euros). El problema es que la mete¨®rica venta cuestiona la base sobre la que se edific¨® el macrocentro comercial. La conveniencia de proteger el comercio local frente a las agresivas firmas for¨¢neas fue la consideraci¨®n que llev¨® al Ayuntamiento vitoriano a favorecer a un reducido grupo de noventa comerciantes, que actuaron como impulsores de la iniciativa.
Si se presenta de la forma adecuada, el plan m¨¢s interesado puede recibir el am¨¦n municipal
De acuerdo con ese principio ben¨¦fico, se acord¨® que un solar estrat¨¦gico de la ciudad se destinara a centro comercial y no a otro uso. M¨¢s tarde, la corporaci¨®n tuvo que hacer juegos malabares para adjudicar los terrenos al grupo promotor y no a otros, evitando la subasta p¨²blica y renunciando a unos ingresos municipales posiblemente superiores a los obtenidos. Casi nadie se par¨® a valorar la contradicci¨®n que supone intentar amparar al comercio tradicional mediante el procedimiento de convertir a algunos de sus propietarios en socios capitalistas de uno de esos modernos centros comerciales de extrarradio a los que se acusa de laminarlo.
La inmediata venta del negocio sugiere que la apelaci¨®n proteccionista a los tenderos locales fue el gancho oportuno utilizado por los promotores para sacar adelante la operaci¨®n en condiciones ventajosas e incluso ventajistas, como empieza a sospechar ahora la oposici¨®n. Disponer de un buen gancho resulta esencial y definitivo para hacer prosperar ambiciosas iniciativas inmobiliarias. Lo estamos viendo en nuestras ciudades. Las recalificaciones y aprovechamientos urban¨ªsticos que no se conceden por derecho a un empresario, se otorgan jubilosamente a otro que sepa envolver su proyecto con la etiqueta de un arquitecto de fama gal¨¢ctica, de una iniciativa asistencial pionera para los ancianos, de una mod¨¦lica promoci¨®n de viviendas protegidas que salva adem¨¢s decenas de puestos de trabajo amenazados, o de los venerados colores del equipo de casa.
Es la mercadotecnia aplicada al negocio urban¨ªstico. El gancho ha desplazado al sobre en las grandes operaciones inmobiliarias. Si se presenta al p¨²blico adecuadamente, el plan m¨¢s interesado y atrevido puede recibir el am¨¦n de los mun¨ªcipes y la complacencia general. Un buen gancho nos acerca al sue?o capitalista: vestir el pelotazo como virtud.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.