La reconversi¨®n permanente
Tras 20 a?os de ajustes laborales, el futuro de los astilleros permanece incierto
Hace ahora 20 a?os de la primera gran reconversi¨®n naval espa?ola. Desde entonces, el sector p¨²blico naviero -integrado antes en el extinto Instituto Nacional de Industria (INI)- ha sufrido un adelgazamiento constante de la plantilla, que ha pasado desde los 39.229 trabajadores hasta los 11.077 de final de 2003.
Tres ajustes marcan la vida de un sector maduro obligado a la reconversi¨®n permanente, y cuyo futuro no est¨¢ claro. En ese tiempo se han sucedido la reconversi¨®n de 1984, el ajuste de 1995 y la fusi¨®n de Astilleros Espa?oles y Baz¨¢n en julio de 2000, en busca de una rentabilidad que no se consigue desde 1973. Cada uno de esos ajustes se extendi¨® varios a?os. Entre esos tres puntos ¨¢lgidos se han producido reducciones de plantilla vestidas de reestructuraciones coyunturales.
Los tres ajustes fuertes del sector han venido marcados por las p¨¦rdidas econ¨®micas y de competitividad de un sector en plena crisis en toda Europa. La competencia desleal de Corea, cuyos astilleros ya controlan el 65% de las nuevas contrataciones en construcci¨®n naval, ha sido una amenaza no s¨®lo para el sector en Espa?a, sino para el europeo.
Otra amenaza es China, que ya posee el 8% del mercado. Europa se queda con el 3%. Otro 20% se lo reparten Jap¨®n y Estados Unidos. Todos estos pa¨ªses cuentan con normas de protecci¨®n del sector, al contrario de lo que se hace en la Uni¨®n Europea, que ha tenido que tomar medidas excepcionales.
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) -principal accionista de los astilleros-, los sindicatos y los expertos coinciden en que la primera gran reconversi¨®n (la de 1984) se abord¨® con un retraso de 10 a?os respecto a Europa. La transici¨®n pol¨ªtica, la explosi¨®n de la inflaci¨®n por la crisis del petr¨®leo de 1973 y otros problemas pospusieron la adopci¨®n de medidas. No obstante, en los sesenta y casi todos los setenta era un sector competitivo, con mano de obra barata y menor competencia internacional. Ya en 1978 comenzaron los denominados Pactos de la Castellana, que fijaron ajustes en algunos centros.
Pero fue en 1984, dos a?os antes de que Espa?a se incorporase a la Comunidad Econ¨®mica Europea (hoy Uni¨®n Europea), y por exigencia de ¨¦sta, cuando el recorte lleg¨® a fondo. Los astilleros de las pa¨ªses comunitarios hab¨ªan eliminado casi el 60% de sus plantillas unos a?os antes. En Espa?a se avecinaba algo parecido.
La reconversi¨®n era inevitable para el sector y, junto con la de la siderurgia, convirti¨® en un polvor¨ªn todas las poblaciones industriales espa?olas. El primer Gobierno del PSOE encontr¨® una resistencia feroz. Los astilleros de Euskalduna, en Bilbao, y de Astano, en Ferrol, vivieron enfrentamientos dram¨¢ticos durante meses. No menores fueron los de las otras poblaciones con astilleros p¨²blicos y privados: Cartagena, San Fernando, Puerto Real, C¨¢diz, Sevilla, Huelva, Vigo, Gij¨®n, Santander, Sestao... Los sindicatos se enfrentaron al Gobierno, respondiendo a las medidas de los ministros de Econom¨ªa, Miguel Boyer, y de Industria, Carlos Solchaga. UGT, ligado hist¨®ricamente al PSOE, vivi¨® una verdadera crisis interna que acab¨® con el distanciamiento de su l¨ªder, Nicol¨¢s Redondo, y otros dirigentes del partido.
Ya dentro de Europa, las exigencias continuaron. En 1995, tras varios meses de tensas negociaciones y movilizaciones sindicales, se acord¨® un nuevo ajuste laboral, cuantificado en 70.000 millones de pesetas (420 millones de euros). El recorte afect¨® a 3.850 empleados, en lugar de los 5.200 previstos. Los astilleros p¨²blicos, por debajo del 75% de su capacidad en 1994, perdieron ese a?o 45.000 millones de pesetas (271 millones de euros).
Entonces se cifr¨® en 200.000 millones de pesetas (1.200 millones de euros) el coste global de las reconversiones entre 1984 y 1993. El acuerdo de 1995 era fundamental para conseguir la autorizaci¨®n de Bruselas para una inyecci¨®n de 180.000 millones de pesetas (1.084 millones de euros), la mitad para pagar los ajustes laborales y el resto para saneamiento financiero. Ese pacto, que asumi¨® el Gobierno del PP desde mayo de 1996, permiti¨® mantener la actividad del sector y reducir su p¨¦rdida de empleo.
Pese a las reconversiones, Astilleros Espa?oles sum¨® p¨¦rdidas de 408.389 millones de pesetas (2.454 millones de euros) entre 1984 y 1999, seg¨²n la SEPI. Los astilleros militares Baz¨¢n perdieron 105.740 millones de pesetas (635 millones de euros) en el mismo periodo.
Fin de las ayudas p¨²blicas
Desde 1999, Espa?a no puede financiar con ayudas p¨²blicas una actividad que necesita fuertemente de ellas para subsistir. Hasta ese momento, las ayudas cubr¨ªan el 49% del coste de construcci¨®n de un buque. Ese a?o, la SEPI inform¨® de que Astilleros Espa?oles y Baz¨¢n hab¨ªan requerido 834.998 millones de pesetas (5.018 millones de euros) en fondos p¨²blicos desde 1989.
Con ese contundente argumento, el 9 de marzo de 2000 la SEPI acord¨® con los sindicatos la integraci¨®n de Astilleros y Baz¨¢n en Izar. Adem¨¢s, present¨® un plan industrial para desarrollar el nuevo grupo. El plan de inversiones para devolver a Izar a la rentabilidad se elev¨® a 120.000 millones de pesetas (673 millones de euros). El empleo se ha mantenido estable entre 2000 y 2003.
Sin embargo, la carga de trabajo es el gran nubarr¨®n que se ci?e sobre el sector. Los astilleros de Gij¨®n, Sestao, Puerto Real, Sevilla y Fene necesitan nuevos pedidos. Los responsables de la SEPI esperan conseguir un gran contrato en breve para reforzar una cartera de trabajo que se ha convertido en el gran problema para los pr¨®ximos meses.
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