Un error arbitral frena al Valencia

Con el Madrid al borde del abismo, en el ¨²ltimo suspiro de un encuentro que estaba a punto de desterrarle del liderato, Ra¨²l se fue al suelo en una pugna legal con Marchena. Un ¨¢rbitro con el t¨ªtulo de entrenador nacional, Pedro Tristante, se dej¨® mal aconsejar por un asistente con enorme imaginaci¨®n, una secuela de Rafa Guerrero, e hizo poner el grito en el cielo a todos los valencianistas, que ya celebraban el primer puesto en la clasificaci¨®n, su octava victoria en Chamart¨ªn en 70 visitas y la primera de Rafa Ben¨ªtez, su t¨¦cnico, en este templo en su partido centenario en Primera. Con el gol de penalti de Figo todo se le fue al garete y ya s¨®lo le qued¨® tiempo para manifestarse sin consuelo en torno al colegiado. Antes del desaguisado arbitral del ¨²ltimo segundo, el Valencia hab¨ªa tomado la delantera. Cuando el madridismo esperaba m¨¢s que nunca a Ronaldo, resulta que hab¨ªa emergido su guardi¨¢n, Ayala. El Madrid y el Valencia manten¨ªan un pulso indefinido, cuando el central argentino se elev¨® una cuarta sobre todos los rivales y revent¨® la red de Casillas con un cabezazo soberbio. Chamart¨ªn enmudeci¨®, destemplado por primera vez en lo que va de temporada tras las once victorias que hab¨ªa encadenado el equipo en su propio campo. El patinazo llegaba en el peor d¨ªa, en ausencia de Ronaldo -que estuvo invisible-, frente al gran enemigo para el t¨ªtulo. Entonces, con el duelo a punto de cerrarse, funcion¨® el imaginario arbitral y el Madrid, aliviado, se sostuvo en lo m¨¢s alto.

Por su parte, el Bar?a, con cuatro triunfos consecutivos, se ha enquistado en la zona que pasaporta a la Liga de Campeones. El equipo parece haber cuajado y tras a?os de tormentos ha encontrado el molde justo para situarse a rebufo de los tres b¨®lidos del campeonato (Real Madrid, Valencia y Deportivo). La consolidaci¨®n de M¨¢rquez, la fiereza de Davids, la recuperaci¨®n f¨ªsica de Ronaldinho y Puyol y la picard¨ªa de Saviola han levantado a un equipo muy zurrado en las ¨²ltimas temporadas, desfigurado desde los despachos, abochornado por la grada y zarandeado por rivales de cualquier pelo. Tras siete meses con aires de becario, Rijkaard ha dado con el gui¨®n certero, se ha olvidado de tanta probeta y ha puesto cara y ojos a una plantilla en la que ya por fin se han establecido los roles. Frente al Atl¨¦tico (3-1), el Bar?a jug¨® el mejor partido del curso, con m¨¢s convicci¨®n que nunca, sin dar un respiro a los rojiblancos desde el inicio.