La imaginaci¨®n del ¨¢rbitro salva al Madrid
Un penalti en el tramo final que s¨®lo vio Tristante priva del triunfo al Valencia en un duelo que agitar¨¢ todas las pol¨¦micas
Un penalti de ¨²ltima hora, apreciado por un imaginativo ¨¢rbitro, que vio lo que nadie observ¨® en la jugada, dio el empate al Madrid en un partido que agitar¨¢ todas las pol¨¦micas posibles. Detr¨¢s quedar¨¢ un encuentro que mantiene el campeonato bajo las mismas constantes. El Madrid se mantiene al frente de la Liga, y el Valencia a la caza. Cada uno en su ley, dos equipos muy diferentes que prometen emociones hasta el final de la temporada. Eso dijo un duelo muy equilibrado, con la vibraci¨®n especial de las grandes ocasiones, sin gran vuelo en el f¨²tbol y con la imprevista ausencia de Ronaldo. Estuvo, pero no jug¨®.
Prevaleci¨® la tensi¨®n sobre el juego, y no result¨® extra?o. El aire de partido crucial no desapareci¨® en ning¨²n momento. El f¨²tbol fue seco, sin concesiones, con todo el mundo metido en harina. No hubo mayores distracciones, cosa rara en el Madrid y natural en el Valencia, equipo que vive del orden y de la intensa actividad de sus jugadores. En este aspecto es un caso acabado de profesionalidad. Laborioso y atento, el Valencia es un problema para cualquier rival. Dif¨ªcilmente concede una derrota. Al Valencia hay que ganarle.
REAL MADRID 1 - VALENCIA 1
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Ra¨²l Bravo, Roberto Carlos; Beckham, Guti; Figo, Ra¨²l, Solari (Portillo, m. 78); y Ronaldo.
Valencia: Ca?izares; Garrido, Ayala, Marchena, Carboni; Albelda, Baraja; Angulo (Rufete, m. 78), Aimar (Curro Torres, m. 89), Vicente; y Mista (Oliveira, m. 66).
Goles: 0-1. M. 73. Ayala se adelanta a Helguera entrando desde atr¨¢s y marca de cabeza a la salida de un c¨®rner.
1-1. Figo, de penalti cometido por Marchena sobre Ra¨²l.
?rbitro: Tristante Oliva. Amonest¨® a Marchena, Guti, Salgado, Albelda, Beckham, Garrido, Figo, Carboni y Vicente.
Unos 70.000 espectadores en el Santiago Bernab¨¦u.
El Madrid busc¨® la victoria por una v¨ªa razonable. Elabor¨® el juego con paciencia y buena vista, acudi¨® a los extremos para desequilibrar al adversario y no olvid¨® los trabajos defensivos. M¨¢s por esp¨ªritu que por conocimiento de un trabajo que no les gusta, Guti y Beckham ayudaron m¨¢s que nunca en el quite y en las ayudas a los defensas. Pero finalmente fue un partido en el que pes¨® la ausencia de Zidane. Al juego del Madrid le falt¨® el punto de fantas¨ªa necesario para desestabilizar a los curtidos defensas y centrocampistas del Valencia. Ese punto corresponde a Zidane, el jugador que eleva el vuelo de su equipo.
Sin Zidane, el Madrid fue m¨¢s persistente que peligroso. Su inspiraci¨®n procedi¨® de Figo, autor de un partido excelente en todos los sentidos. Al coraje que le caracteriza, a?adi¨® el desborde por la derecha, ante el sufriente Carboni, que no ve¨ªa la manera de detener al extremo. Fue el duelo de la noche. Figo percut¨ªa una y otra vez por el costado frente al veterano lateral, hombre baqueteado en mil batallas, competitivo como pocos. Hubo un aroma de viejo y gran f¨²tbol en el combate que mantuvieron, como suele suceder cuando el partido queda como suspendido en el aire a la espera de lo que diriman el extremo y su marcador. Figo gan¨® la mayor¨ªa de los duelos en la primera parte, ¨¢gil en el regate y profundo como en sus mejores d¨ªas. Pero Carboni siempre encontr¨® la ayuda de Vicente para sofocar los fuegos.
El Valencia comenz¨® con estilo y algunas oportunidades. Dependi¨®, por supuesto, de la destreza de Aimar, pasador impagable. Arranc¨® con dos pases tan sencillos como perfectos. No los aprovecharon ni Vicente ni Mista, y durante el primer tiempo no dio mayores se?ales de vida. El equipo dedic¨® todos sus esfuerzos a contener al Madrid. Lo hizo con cierta solvencia, como siempre se espera del Valencia, aunque no se ahorr¨® algunos problemas en su ¨¢rea, casi todos protagonizados por Ra¨²l. De Ronaldo no hubo noticias durante todo el encuentro. Fue raro porque el astro brasile?o suele ser martillo del Valencia. Esta vez hizo mutis. Se fue del partido sin un remate, ante el asombro del personal. Y el Madrid lo pag¨®.
El gui¨®n no se modific¨® casi nunca. Los desequilibrios nunca fueron demasiado evidentes. A los periodos de elaboraci¨®n del Madrid respondi¨® el Valencia con su ajustada presi¨®n. Al fondo se adivinaba la factura de la fatiga. El Madrid, que ven¨ªa castigado de unas eliminatorias de Copa dur¨ªsimas, se alarg¨® m¨¢s de la cuenta. Un colosal Guti sosten¨ªa al equipo en medio de la marejada. Varios cuerpos por encima de Beckham, Guti tir¨® pases, se esforz¨® como nunca en el cap¨ªtulo defensivo, permaneci¨® inalterable ante las dificultades, que crec¨ªan por momentos. La amenaza del Valencia era m¨¢s difusa que real, pero el partido dio la impresi¨®n de inclinarse de su lado en el ¨²ltimo tercio del encuentro. El imponente cabezazo de Ayala, que se levant¨® como un muelle para superar a Helguera, dio la impresi¨®n de decidir el resultado.
El Madrid acus¨® el golpe. No le falt¨® coraje para jugarse la vida en los ¨²ltimos minutos entre la desesperaci¨®n de la hinchada, que tem¨ªa m¨¢s por la Liga que por el resultado. Con raz¨®n. Siempre pareci¨® m¨¢s que un partido, uno que llevar¨¢ a una larga pol¨¦mica, porque el empate del Madrid lleg¨® en un penalti que habl¨® mucho de la imaginaci¨®n del ¨¢rbitro. No hubo nada en el leve forcejeo de ¨²ltima hora entre Marchena y Ra¨²l. No fue penalti ni por asomo. Pero el ¨¢rbitro se emperr¨® y lo se?al¨® ante la incredulidad de los jugadores del Valencia. Marc¨® Figo, empat¨® el Madrid y la Liga sigue donde estaba.
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