P¨¦rez-Reverte denuncia en Cartagena la destrucci¨®n de la memoria hist¨®rica
El escritor, investido primer doctor 'honoris causa' por la Universidad de su ciudad natal
No fue un discurso complaciente. Fue una diatriba contra especuladores y destructores de la memoria lo que lanz¨® Arturo P¨¦rez-Reverte en la Universidad Polit¨¦cnica de Cartagena. All¨ª, en el aula magna del antiguo hospital de marina, sede de la instituci¨®n, el escritor fue investido primer doctor honoris causa de esas aulas, ocasi¨®n que aprovech¨®, ante las autoridades de la ciudad en que naci¨® en 1951, para atacar la "codicia y la desidia" que han llevado a la destrucci¨®n de los restos que hicieron de Cartagena un puerto crucial para el reinado de los Borbones.
Hubo pompa, preparaci¨®n esmerada, discursos en lat¨ªn, himnos y c¨®cteles. El aspirante entr¨® despu¨¦s de que lo hicieran la procesi¨®n de los doctores precedida de tres maceros y pertigueros. Pero frente a la fiesta, al rito y a los discursos de halago y emotivos de recibimiento al hijo de "vocaci¨®n universal" de la ciudad, que ha publicado en 50 pa¨ªses, ha sido traducido a 25 lenguas, autor de 18 libros en 17 a?os, como bien remarcaron el rector F¨¦lix Faura y el padrino de su investidura, Jos¨¦ del Pino Arabolaza, se elev¨® la conciencia cr¨ªtica y la voz de alarma frente a la destrucci¨®n de los restos hist¨®ricos de la ciudad a manos de aprovechados sin ciencia ni conciencia, que pronunci¨® P¨¦rez-Reverte.
Respondi¨® al car¨¢cter de cartagenero de pro, una forma de ser que Del Pino Arabolaza describi¨® en su laudatio seg¨²n definici¨®n de Isidoro Valverde: "El cartagenero es un ser generoso, barroco, picajoso y suspicaz, ingenioso, anarquista, castrense y hospitalario", entre otras cosas. Y sin pelos en la lengua, se puede a?adir a la lista despu¨¦s de escuchar ayer al autor de El capit¨¢n Alatriste, siempre con la espada de su prosa de maestro de esgrima a mano, sin importarle que le escucharan entre otros la alcaldesa de la ciudad, Pilar Barreiro, del PP, el presidente de la Comunidad Aut¨®noma de Murcia, Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, del mismo partido -y a quien hubo que esperar media hora a que regresara de colmar la fiebre de inauguraciones a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que le rapt¨® antes del acto- ni las autoridades de un puerto cuyos restos, como el dique construido por Jorge Juan en el siglo XVIII, aut¨¦ntica joya de la ciudad, fue arrasada en el 2000, "sin que nadie moviera un dedo para impedirlo", asegur¨® Reverte.
Fue un discurso de idas a la historia y venidas al presente, "con muchos flash backs", como dec¨ªa su amigo el cineasta Imanol Uribe a la salida, rodeado de otros como el actor Carmelo G¨®mez o el director Pedro Olea. El escritor describi¨® y explic¨® la forja, el car¨¢cter y la concepci¨®n urban¨ªstica de la ciudad en el siglo XVIII para denunciar la falta de conciencia de aquellos pioneros de la segunda gran revoluci¨®n hist¨®rica de la plaza mediterr¨¢nea y milenaria despu¨¦s de la conquista de Escipi¨®n.
Y el lugar, el indicado, un edificio de aquella ¨¦poca de gloria, que hoy ha sido remodelado con tino para dar cobijo a la universidad y al que el escritor describi¨® como "s¨ªmbolo de una ciudad que renace de sus ruinas y mira al futuro con esperanza", pero que ha sido bot¨ªn, seg¨²n ¨¦l, "de quienes la convirtieron en pasto de constructores de solares, por codicia y ante la desidia de sus habitantes". Pero antes, Reverte evoc¨®, "la fascinante historia de la ciudad", la que emerge de sus ruinas en 1726, cuando empieza la construcci¨®n del arsenal, "que durante dos siglos ha jugado un papel imprescindible", asegur¨®, que implica un crecimiento espectacular del lugar, que lleg¨® a albergar 50.000 almas.
Rescat¨® y reconoci¨® los m¨¦ritos y los estragos de la huella de gobernantes como Carlos III, "el mejor alcalde de Madrid y a mi juicio tambi¨¦n de Cartagena", que construy¨® una muralla de la que quedan todav¨ªa tres restos y que hizo, seg¨²n el autor de La carta esf¨¦rica, "que la ciudad se asomara por primera vez al mar despu¨¦s de vivir de espaldas al mismo". Tambi¨¦n hubo le?a para las pifias del "nefasto Godoy" o los horrores de quien, seg¨²n P¨¦rez-Reverte, ha sido "el peor de los monarcas de nuestra historia, el infame Fernando VII". Marc¨® las luces y las sombras de la ciudad, que vivi¨® sus crisis con los a?os de vacas flacas del arsenal o los traumas de la ¨²ltima reconversi¨®n industrial que, dijo, "nos dej¨® un panorama desolador de solares, escombros y suciedad en los a?os ochenta y noventa".
Hubo tambi¨¦n memoria noble para la historia n¨¢utica, "cuando el arsenal produc¨ªa hasta 20 nav¨ªos, dos de ellos con 74 ca?ones, el San Justo y el San Ildefonso, que se batieron en Trafalgar con los ingleses y dejaron 34 muertos y 150 heridos". Sobre la misma se alza ahora "una espantosa cortina de edificios fruto de la canallada urban¨ªstica contra los que los cartageneros no han hecho nada", asegur¨®.
Pero las huellas de la ciudad est¨¢n por todas partes, seg¨²n Reverte. "Es urgente preservar lo que nos queda, a los j¨®venes se les escamotea su propia historia ante la verg¨¹enza de los mayores, que callan. Hay que evitar que la ciudad sea una hu¨¦rfana analfabeta que no sabe qui¨¦n la engendr¨®. A la Cartagena del siglo XXI corresponde salvar los restos de la del XVIII y hacerlo con buen gusto, dignidad y decencia", concluy¨®.
El cine, cuesti¨®n de suerte
P¨¦rez-Reverte no ha llegado a Cartagena s¨®lo a ponerse el birrete de honoris causa. Tambi¨¦n ha disfrutado de sus amigos del cine durante dos d¨ªas, en dos coloquios sobre las adaptaciones de sus novelas a la pantalla que han tenido lugar en el centro cultural de Cajamurcia en la ciudad natal del escritor.
El martes, Imanol Uribe, autor del gui¨®n de Cachito, Carmelo G¨®mez, coprotagonista de Territorio Comanche, y Pedro Olea, director de El maestro de esgrima -"la mejor pel¨ªcula que se ha hecho de una novela m¨ªa"-, conversaron con el escritor sobre sus adaptaciones.
"A m¨ª, una adaptaci¨®n me tranquiliza cuando veo que el que la va a hacer comprende a los personajes", dijo el escritor, que se?al¨® los trabajos que le gustaban en cine sobre sus obras, y los que no: "Hay dos buenas, otras dos regulares y otras lamentables, como la que hizo Jim McBride de La tabla de Flandes". Entre las buenas est¨¢ la de Olea y La novena puerta, adaptaci¨®n de El club Dumas: "Fue una gozada ver trabajar a Polanski y Johnny Depp est¨¢ genial, no hace de Lucas Corso, es Lucas Corso".
Ayer las sesiones siguieron con Agust¨ªn D¨ªaz-Yanes, que empezar¨¢ a rodar en septiembre El capit¨¢n Alatriste ("una adaptaci¨®n que me ha parecido magn¨ªfica", dijo Reverte), el productor Antonio Cardenal y el cr¨ªtico Diego Gal¨¢n. El escritor se mostr¨® partidario de no inmiscuirse en el proceso de una pel¨ªcula: "Los profesionales saben qu¨¦ hacer, as¨ª que lo mejor es no aparecer".
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