Jap¨®n: la recuperaci¨®n bons¨¢i
LOS S?NTOMAS de una recuperaci¨®n mundial son cada d¨ªa m¨¢s abundantes, aunque permanezca la inc¨®gnita de su profundidad y duraci¨®n. De las tres grandes zonas econ¨®micas del planeta, s¨®lo la UE permanece casi estancada (el PIB de los Quince creci¨® un 0,7% en 2003), ya que los datos reci¨¦n conocidos de Jap¨®n permiten un cierto optimismo (EE UU creci¨® m¨¢s del 3%).
El archipi¨¦lago nip¨®n creci¨® durante el a?o pasado un 2,7%. Este porcentaje puede analizarse con m¨¢s garant¨ªas si se conoce que durante el ¨²ltimo trimestre de 2003, Jap¨®n creci¨®, en tasa interanual, un espectacular 7%, el mayor ¨ªndice en m¨¢s de una d¨¦cada. El despegue de la econom¨ªa se debi¨® en buena parte al aumento de las exportaciones, sobre todo hacia dos naciones con fuerte tir¨®n: EE UU, un mercado tradicional para Jap¨®n, pero tambi¨¦n China, que sigue creciendo a un ritmo espectacular (superior al 9% anual).
Todav¨ªa persisten algunos riesgos: la deflaci¨®n (los precios siguen bajando por cuarto a?o consecutivo), un d¨¦ficit p¨²blico cercano al 8% del PIB, y la debilidad del d¨®lar respecto al yen, que obstaculiza las exportaciones
Desde finales de los a?os ochenta, cuando comenz¨® en Jap¨®n el estallido de la burbuja inmobiliaria (los precios de las viviendas bajaron tanto que su valor en el mercado era menor que el monto de las hipotecas que ten¨ªan que pagar a los bancos. En los ¨²ltimos cinco a?os, el valor de los inmuebles ha ca¨ªdo un 86%) y de la burbuja bancaria (impagados por valor de m¨¢s de 400.000 millones de d¨®lares, como consecuencia de la p¨¦rdida de valor de los activos inmobiliarios), el pesimismo se hab¨ªa adue?ado de la sociedad japonesa. A partir de finales de los a?os noventa, la crisis se profundiz¨®. Los datos de 2003 conceden esperanzas para pensar que lo peor parece haber pasado por fin.
Sin embargo, persisten varios riesgos que todav¨ªa impiden hablar de una recuperaci¨®n econ¨®mica sin marcha atr¨¢s. El primero es la debilidad del d¨®lar respecto al yen japon¨¦s. Pese a las continuas intervenciones del Banco de Jap¨®n inundando el mercado de yenes para debilitar el valor de la moneda japonesa (y as¨ª aumentar las exportaciones), el yen se ha revaluado m¨¢s de un 10% respecto al d¨®lar. El segundo riesgo es la deflaci¨®n: en 2003, a pesar del crecimiento econ¨®mico, los precios han seguido bajando (un 0,3%) por cuarto ejercicio consecutivo; con la deflaci¨®n, el valor de los inmuebles cae, pero no los vencimientos de las hipotecas; caen los salarios y el valor de los activos de las empresas, pero no el valor de las deudas. Otro riesgo es la heterodoxa situaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, que roza en estos momentos el 8% como consecuencia de las continuas inyecciones de dinero p¨²blico para impulsar el crecimiento y para sanear los bancos en crisis.
Siendo estos problemas importantes, los m¨¢s significativos son los estructurales. El jefe del Gobierno Jonichiro Koizumi, convoc¨® elecciones anticipadas el pasado noviembre para obtener el visto bueno de los ciudadanos y activar las reformas estructurales que liberalicen la econom¨ªa japonesa. El resultado de esos comicios fue, b¨¢sicamente, mantener en el poder a Koizumi, pero haciendo crecer a la oposici¨®n. Jap¨®n es un Jano de doble cara y dos velocidades: necesita las reformas para adecuarse en igualdad de condiciones al resto de las naciones m¨¢s industrializadas en el marco de la globalizaci¨®n, y al mismo tiempo los ciudadanos temen la pol¨ªtica de menos Estado y menos protecci¨®n, dada la composici¨®n sociol¨®gica de la poblaci¨®n: una ciudadan¨ªa muy envejecida. La pir¨¢mide de edad muestra que Jap¨®n es el primer pa¨ªs del mundo que la ha invertido: tiene m¨¢s habitantes mayores de 40 a?os que menores; la edad media de su poblaci¨®n actual supera los 42 a?os; la esperanza de vida de las mujeres es de 84 a?os, y la de los hombres, de 78; la natalidad ha descendido y se sit¨²a en 1,3 ni?os por mujer, y para m¨¢s inri, no tiene la soluci¨®n inmigratoria europea: apenas han logrado colarse unos 300.000 inmigrantes sin papeles.
Por otra parte, la patria del empleo estable ha descubierto la precariedad: sobre 51 millones de activos, Jap¨®n cuenta s¨®lo con 35 millones de contratos de duraci¨®n indefinida. S¨®lo as¨ª se explica que el desempleo haya ca¨ªdo por debajo del 5%.
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