Lo que hay que saber sobre energ¨ªa

Cuando aparece un diccionario o texto de consulta, suele manejarse el lugar com¨²n de la necesidad. "Se echaba de menos" es el modismo m¨¢s socorrido en estos casos. El Diccionario Espa?ol de la Energ¨ªa puede acogerse f¨¢cilmente a este recurso. Los interesados en la energ¨ªa, los profesionales de la informaci¨®n, los agentes que operan en los mercados energ¨¦ticos o simplemente los curiosos carec¨ªan ostensiblemente de un texto de referencia capaz no s¨®lo de aclarar dudas cient¨ªficas o t¨¦cnicas, sino tambi¨¦n de sustentar las opiniones que exponga cada lector respecto al cambio energ¨¦tico que se avecina. No en vano, el precio de la energ¨ªa ha sido sin duda la variable econ¨®mica que m¨¢s influencia ha tenido sobre la econom¨ªa occidental en los ¨²ltimos treinta a?os, desde la crisis de 1973.

Primero, los aciertos. El diccionario presenta un car¨¢cter marcadamente cient¨ªfico, que se aprecia no s¨®lo en las menciones biogr¨¢ficas de los grandes f¨ªsicos y matem¨¢ticos, como Boltzmann, Maxwell o De Broglie, sin los cuales hoy no comprender¨ªamos ni la teor¨ªa ni la pr¨¢ctica de la electricidad o el calor, por poner dos ejemplos, sino tambi¨¦n en la voluntad de exponer abiertamente f¨®rmulas matem¨¢ticas que de ordinario asustan a los escritores cient¨ªficos y a sus editores. No es raro encontrar interpretaciones que identifican la labor pedag¨®gica y divulgativa con la exclusi¨®n de cualquier exposici¨®n matem¨¢tica m¨¢s compleja que una simple suma, cuando lo cierto es que no hay contradicci¨®n alguna entre la claridad expositiva y las abstracciones matem¨¢ticas. Las tareas recreativas est¨¢n cubiertas de sobra con el gran aparato gr¨¢fico integrado en el texto.

El n¨²mero de entradas es suficiente para satisfacer las expectativas m¨¢s exigentes; son 800 p¨¢ginas que recogen m¨¢s de 11.000 vocablos cient¨ªficos y t¨¦cnicos. Los autores redondean la aportaci¨®n con un vocabulario de correspondencias ingl¨¦s-espa?ol de m¨¢s de 100 p¨¢ginas. La traslaci¨®n de conceptos resulta imperativa debido al dominio anglosaj¨®n del mercado energ¨¦tico en casi todos los ¨¢mbitos t¨¦cnicos, desde la energ¨ªa nuclear hasta la red de infraestructuras que distribuir¨¢n el gas natural por toda Europa.

En el cap¨ªtulo del debe puede mencionarse la brevedad de algunos conceptos que, sin duda, marcar¨¢n el mercado energ¨¦tico en los pr¨®ximos a?os. Por ejemplo, se echa de menos un art¨ªculo amplio sobre la utilizaci¨®n del hidr¨®geno como energ¨ªa, un debate que ya est¨¢ abierto y que resulta sumamente prometedor. En t¨¦rminos generales, la debilidad principal del diccionario es la ausencia de concepciones desarrolladas de pol¨ªticas energ¨¦ticas.

El amplio vocabulario de t¨¦rminos en ingl¨¦s parece resuelto de forma muy apresurada en algunos casos. Por ejemplo, en aquellos en los que se traduce balance por balanza, cuando en el ¨¢mbito econ¨®mico t¨¦cnico es m¨¢s acertado recurrir a equilibrio o saldo. Quiz¨¢ para pr¨®ximas ediciones el esfuerzo realizado para identificar los t¨¦rminos t¨¦cnicos y cient¨ªficos en ingl¨¦s pueda completarse con una explicaci¨®n m¨¢s amplia de los mismos, que vaya m¨¢s all¨¢ de la traducci¨®n lisa y llana. Merece la pena ofrecer ese servicio a los lectores.