Desalojado uno de los ¨²ltimos asentamientos gitanos de Poblenou
Las familias gitanas que habitaban el solar proced¨ªan de Rumania, Portugal y Galicia
Otra vez con la casa a cuestas. El centenar de familias gitanas que durante casi dos a?os han vivido en chabolas y caravanas en un solar de la calle de la Agricultura, en el barrio de Poblenou de Barcelona, comenzaron ayer a marcharse adelant¨¢ndose al desalojo previsto para hoy por una orden judicial.
No es la primera vez que estas familias -procedentes de Rumania, Portugal y Galicia- tienen que recoger sus veh¨ªculos y marcharse. Muchas de ellas llevan a?os viviendo en Poblenou, de solar en solar, siempre a pocos metros de la calle de Pere IV, por encima de la avenida Diagonal. Pero la reforma en la que est¨¢ inmerso el barrio les est¨¢ dejando sin los espacios en los que suelen instalarse siguiendo siempre el mismo esquema: plantar sus veh¨ªculos-vivienda y amontonar junto a ellos la chatarra o el papel que luego venden y del que viven.
Las caravanas dejaron a la vista las toneladas de basura sobre las que se apoyaban
En s¨®lo dos a?os, hay familias que han formado parte de hasta seis asentamientos distintos, como ayer recordaba Gloria mientras sosten¨ªa un beb¨¦ de pocas semanas en brazos. Junto a su familia, esta joven mujer ha vivido en otros tres solares y tambi¨¦n bajo las naves de la antigua f¨¢brica Oliva-Art¨¦s, que fue definitivamente desalojada el verano pasado para ser reformada e integrarse en el futuro parque Central de la Diagonal.
Cuando se pregunta a estas familias ad¨®nde se dirigir¨¢n, la respuesta siempre es la misma. Como ayer: primero se encog¨ªan de hombros y luego murmuraban un "p¨¢ las calles", casi autom¨¢ticamente y mirando a alguna direcci¨®n, pero sin referirse a un lugar concreto. Durante la ma?ana de ayer alguien habl¨® de la calle de la Selva de Mar y otros de Badalona. Pero tampoco parec¨ªan muy preocupados.Sin embargo, la situaci¨®n de estas familias no es exactamente la misma en todos los casos, aunque formen parte del mismo asentamiento. A primera vista, comparten un modo de vida, pero ayer bastaba con acercarse a sus casas para observar el abismo que existe entre las chabolas construidas junto a los muros perimetrales del solar -habitadas en su mayor¨ªa por familias rumanas- y los camiones convertidos en viviendas que cuentan con todo tipo de comodidades y que son, en muchos casos, propiedad de familias procedentes de Galicia o Portugal. Entre los dos extremos existen tambi¨¦n modestas caravanas.
Otra evidencia de estas diferencias es que algunos de los habitantes de las chabolas abandonaban ayer el solar pr¨¢cticamente con lo puesto, mientras que otros necesitaron horas para recogerlo todo, recuperar los cables y tubos con los que ten¨ªan pinchada la electricidad y el agua, y mover las caravanas de los lechos de pal¨¦s de madera que les serv¨ªan de base.
El solar que ayer abandonaron las familias gitanas, ocupado hasta hace s¨®lo unos a?os por la f¨¢brica de pigmentos Nubiola, es enorme: m¨¢s de 10.000 metros cuadrados comprendidos entre las calles de la Agricultura -donde comprende siete n¨²meros-, Pere IV, Crist¨°fol de Moura y Treball.
El panorama que ofrec¨ªa el solar tras la marcha de las caravanas estaba dominado
absolutamente por las toneladas de basura sobre la que incre¨ªblemente se apoyaban las caravanas. Los mismos pal¨¦s-pavimento, colchones, veh¨ªculos destartalados, restos de las chabolas, tubos, hierros, juguetes, electrodom¨¦sticos... todo ba?ado por el agua negra que desprende el papel de peri¨®dico tras ser empapado para que pese m¨¢s y venderlo a un precio superior. Y todo ello junto a otro solar en el que se est¨¢ levantando un hotel de cuatro estrellas.
Pese a la marcha adelantada de todas estas familias, el Ayuntamiento tiene previsto acudir esta ma?ana al campamento para atender posibles necesidades sociales. La principal preocupaci¨®n de los trabajadores sociales es que los menores en edad escolar est¨¦n matriculados en centros del entorno y acudan a clase. Algunos padres explicaban ayer que sus hijos van a escuelas del barrio y aseguraban que seguir¨¢n haci¨¦ndolo.
Los vecinos del entorno recibieron el desalojo con alegr¨ªa. Una vecina de la calle del Treball aseguraba que en el campamento se produc¨ªan peleas entre gitanos de distintas nacionalidades. Otra pareja que vive frente a la entrada principal del solar, se mostraba aliviada por la salida de unos vecinos a los que calific¨® de "inc¨®modos". "No hacen nada malo. Pero ?qui¨¦n quiere tener gitanos en el barrio?", interpelaban.
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