El silencio h¨²medo
La ruta, que se complica en ¨¦pocas de lluvia, discurre entre brezos y ojaranzos por el Parque Natural de Alcornocales
Dice una gu¨ªa sobre el Parque Natural de Los Alcornocales que la ruta de la Pasada del Canto (C¨¢diz) es f¨¢cil de recorrer, pero que el camino lo dificultan un poco las numerosas piedras y las pisadas de las vacas durante la ¨¦poca de lluvias. El que redact¨® la gu¨ªa se qued¨® corto. Las lluvias ca¨ªdas durante esta semana en la provincia han triplicado la dificultad del terreno. El fango y las piedras se pegan en los zapatos. Los pies pesan. Y el agua crea peque?os riachuelos que convierten el camino en una carrera de obst¨¢culos de casi dos kil¨®metros. As¨ª que se recomienda la visita a esta ruta de Los Alcornocales s¨®lo bajo un sol radiante.
La Pasada del Canto empieza cuando termina la carretera de Patriste, muy cerca de una venta y de un c¨¢mping. Si la meteorolog¨ªa no lo impide, en una hora se puede recorrer la ruta entera. Todo el camino transcurre paralelo al sonido de un arroyo cercano y de las aves que se ocultan entre los alcornoques, los brezos y los ojaranzos. El sendero transcurre casi en l¨ªnea recta, con un grupo de monta?as enfrente. Est¨¢ rodeado de vegetaci¨®n y es muy h¨²medo, as¨ª que incluso en la ¨¦poca veraniega puede ser un buen lugar para escapar del calor.
La ruta no est¨¢ se?alizada, as¨ª que los visitantes son pocos. Y menos durante estos d¨ªas de lluvia en los que el ocio lo marca el Carnaval. El domingo pasado, como cualquier primer domingo de Carnaval, la fiesta estaba en la calle. Nadie paseaba por la Pasada del Canto. Pero ocho personas decidieron romper con la costumbre y adentrarse en sin miedo en la ruta. Ni el fango ni las nubes negras iban a impedir que dos familias enteras dejaran de dar ese paseo que llevaban d¨ªas planeando. Encabezaba la curiosa cabalgata un hombre con un ni?o en brazos. Con el chupete puesto y los zapatitos enfangados, Carlos Cair¨®n, de dos a?os, hijo de Carlos y Mar¨ªa Gracia, recorri¨® buena parte del camino, un rato a pie y otro en los brazos de su padre. Completaban la caravana los ni?os Adri¨¢n, de tres a?os; Marta, de ocho; Paula, de nueve, y dos adultos: Miguel Dom¨ªnguez y su esposa, Chari.
"Lo ten¨ªamos ya planeado, as¨ª que hemos decidido venir a pesar de las lluvias. En enero vinimos al c¨¢mping que est¨¢ aqu¨ª al lado, el de Patriste, y nos dijeron que esto estaba muy bien. Y nos hemos venido", explic¨® Carlos padre. "La ruta es muy bonita incluso con mal tiempo. Pero resulta un poco inc¨®moda". El arrojo no fue suficiente y, a mitad de camino, tuvieron que volverse porque los ni?os no pod¨ªan cruzar el agua acumulada por las lluvias. No pudieron ver los restos de uno de los muchos molinos de harina que hay en la zona y uno de los mejor conservados.
Pero no s¨®lo el entorno hace este camino recomendable. A la vuelta, no hay mejor recompensa que pasar por la venta de Patriste, regentada por un hombre al que todos conocen como Canario, y sentarse al lado de la chimenea. Los fines de semana hacen dulces caseros que merece la pena probar. Los s¨¢bados, tortitas fritas. Los domingos, bu?uelos con o sin miel. Eso s¨ª, mejor mojarlos en cualquier bebida que no sea caf¨¦.
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