La mayor de todas las causas...

En recuerdo de Fernando L¨¢zaro Carreter

No pude estudiar el espa?ol en sus libros porque no los hab¨ªa escrito todav¨ªa y, adem¨¢s, comenc¨¦ a estudiarlo antes que ¨¦l, porque era menor que yo. Cuando, mayores los dos, le conoc¨ª me lanz¨® un dardo -pudo lanzarme muchos-: "?Por qu¨¦ no escribes estatus en lugar de status?". Promet¨ª obedecerle. Seguimos hablando hasta depararme, sin que yo la buscase, ocasi¨®n de vengarme. "Esto" -le dije- "lo aprendimos t¨² y yo en la Gram¨¢tica Hist¨®rica de Blecua, que los dos estudiamos en el s¨¦ptimo de nuestro bachiller". Me replic¨®: "Yo, no; ni t¨². Blecua ?jam¨¢s! escribi¨® una gram¨¢tica hist¨®rica". Le promet¨ª mandarle la referencia bibliogr¨¢fica y hasta una fotograf¨ªa de ese libro del gran maestro de ¨¦l, de muchos como ¨¦l (y hasta, es la verdad, m¨ªo). No hizo falta; horas despu¨¦s cay¨® en la cuenta y me dio la raz¨®n... Nos vimos bastantes veces, le escrib¨ª para una consulta, al final nos encontramos en la RAE -invitan a los ya electos- y le o¨ª en la que hab¨ªa de ser su ¨²ltima actuaci¨®n. Aun con sus dificultades, se hac¨ªa presente y su lucidez era absoluta. Estos d¨ªas, hasta anoche mismo, me pregunt¨¦ varias veces: ?estar¨¢ el d¨ªa de mi recepci¨®n? Lo que no pude imaginar era que, de no ir ma?ana a la Academia, lo fuera por la ¨²nica causa que merece el calificativo de mayor, o sea, la mayor de todas las causas: no estar ya entre nosotros.

Carlos Castilla del Pino es psiquiatra y escritor. Ma?ana lee su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola.