"En TV reina la venganza de los don nadie contra las ¨¦lites"
Christine Ockrent es una de las m¨¢s notables periodistas francesas, autora de biograf¨ªas de gran ¨¦xito de Hillary Clinton y Fran?oise Giraud, entre otras. En los a?os ochenta present¨® el principal telediario de la televisi¨®n p¨²blica. Conoce tambi¨¦n la televisi¨®n privada de cuando fue directora adjunta de TF1 -la principal cadena generalista privada de Francia- y hoy sigue en la brecha como redactora jefa y presentadora del programa de debate France Europe Express, en France 3. Su experiencia profesional y autoridad moral la convierten en referencia indiscutible para reflexionar sobre el futuro del sector audiovisual en Europa.
Pregunta. La televisi¨®n p¨²blica en Europa pasa por mal momento. En todas partes parece que se quisiera imitar a las cadenas privadas.
"Los profesionales deben conquistar su independencia con una reforma"
Respuesta. La televisi¨®n se supon¨ªa a su nacimiento que ten¨ªa que hacerlo todo: informar, divertir, socializar, democratizar. Y medio siglo m¨¢s tarde, ?qu¨¦ vemos? La emoci¨®n barre al razonamiento, la compasi¨®n domina sobre cualquier clase de acercamiento colectivo a los problemas, el estrellato reemplaza incluso a las verdaderas estrellas y se impone una nueva forma de populismo, la venganza de los don nadie contra las ¨¦lites.
P. ?Para qu¨¦ sirve la televisi¨®n?
R. Antes que nada es una industria. Pesada, costosa, enormemente reglamentada a nivel nacional y europeo. La publicidad juega un papel de palanca y de presi¨®n importante, salvo en Gran Breta?a. Cabe preguntarse si el hecho de que la BBC haya estado protegida desde su fundaci¨®n de este tipo de dependencia no es uno de los factores que explican su calidad y su crecimiento. Los brit¨¢nicos han entendido siempre que la televisi¨®n es una caja m¨¢gica. Los mejores autores de teatro, de novela, periodistas formados en las mejores escuelas se instalaron en el medio. En los a?os cincuenta, lo m¨¢s chic que pod¨ªa hacer un ingl¨¦s era entrar en la BBC o apuntarse a los servicios secretos. Y en Francia ocurre exactamente lo contrario. Hemos asistido a la alianza hist¨®rica entre los comunistas, cuya influencia sobre realizadores y creadores ha sido considerable, y los gaullistas, que ten¨ªan una concepci¨®n dirigista de la informaci¨®n. Es una de las taras originarias de la televisi¨®n en Francia. La informaci¨®n ha estado demasiado tiempo al servicio del poder pol¨ªtico. La memoria de lo audiovisual en Francia es una memoria como avergonzada.
P. ?Cu¨¢ndo llega la liberaci¨®n?
R. La conquista de la independencia por parte de periodistas y ciertos directores comienza en los a?os setenta para seguir en los ochenta. Desde entonces hemos vivido una profundizaci¨®n de esa independencia, pese a que a cada incidente nos preguntamos si tal o cual despido se debe a razones pol¨ªticas.
P. ?Qu¨¦ piensa de la crisis que ha sufrido France 2, tras haber anunciado err¨®neamente la retirada de la pol¨ªtica del ex primer ministro gaullista Alain Jupp¨¦?
R. Esa crisis deplorable se debe a la promiscuidad entre los responsables de la informaci¨®n y el poder. Esta ¨®smosis, sobre fondo de rumores, ha impedido que los periodistas reflexionaran, aunque fuera s¨®lo durante una d¨¦cima de segundo, sobre la psicolog¨ªa del hombre pol¨ªtico y atendieran a su cometido dici¨¦ndose que si Jupp¨¦ va a hablar a la competencia, lo que debemos hacer es escucharle.
P. La crisis se ha resuelto con la dimisi¨®n del director de informativos de la cadena. Pero en Espa?a el jefe de informaci¨®n de TVE -Alfredo Urdaci- sigue en su puesto pese a que TVE fue condenada por la justicia por difusi¨®n de una informaci¨®n muy parcial sobre la huelga general de 2002.
R. Deber¨ªa haber dimitido ese mismo d¨ªa si el error afectaba directamente al Gobierno. En cada pa¨ªs ha habido que operar casi a ciegas para tratar de conseguir alg¨²n tipo de independencia, sobre todo en materia de informaci¨®n.
P. Dice que las televisiones van lentamente hacia su madurez. La BBC ser¨ªa la m¨¢s avanzada; la francesa ir¨ªa por buen camino, y la espa?ola todav¨ªa destet¨¢ndose.
R. Nada de eso. Lo que pasa simplemente es que la democracia espa?ola es m¨¢s joven.
P. ?Pero cu¨¢l puede ser es el porvenir de una televisi¨®n como la espa?ola, financiada por el contribuyente y bajo control del poder?
R. No hay m¨¢s porvenir que el derivado de una reforma que ayude a los profesionales a conquistar su independencia. Es posible alentar la calidad de la informaci¨®n y la independencia de los periodistas. Lo que me plantea sobre Espa?a es cuesti¨®n de instituci¨®n y de reglas. Durante mucho tiempo en Francia los directores de las cadenas p¨²blicas eran nombrados en Consejo de Ministros. Pero hemos logrado crear una instituci¨®n de alg¨²n valor, que ha ido dibujando progresivamente el per¨ªmetro de su autonom¨ªa. Y Espa?a llegar¨¢.
P. ?Esa observaci¨®n se aplica tambi¨¦n a Italia?
R. El de Italia es caso aparte: hemos visto c¨®mo el emperador de los medios se ha hecho con el poder pol¨ªtico. Asistimos a una guerra abierta entre la directora de la cadena p¨²blica, la RAI, y de ciertos periodistas, con el poder. La presidenta de la RAI declar¨® el otro d¨ªa que era un esc¨¢ndalo que el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, hubiera llamado a todos los miembros del Consejo de Administraci¨®n para impedir que se le confiara una emisi¨®n pol¨ªtica al antiguo patr¨®n del Corriere della Sera. Y el ¨²ltimo sucedido a¨²n es m¨¢s bochornoso: Berlusconi llam¨® a medianoche a la RAI para comentar un partido de f¨²tbol e insultar al entrenador del Milan.
P. Hay rumores persistentes de privatizaci¨®n de France 2, y la crisis amenaza al paisaje audiovisual.
R. El pecado original de France 2 fue la privatizaci¨®n de TF 1. Francia es un caso singular en el que la cadena dominante es privada. Eso no pasa en Gran Breta?a, Espa?a, Italia o Alemania. La en¨¦sima excepci¨®n francesa es que se haya privatizado la cadena dominante y no la de la invenci¨®n, la de la impertinencia. Y nos encontramos de golpe con un panorama audiovisual con defectos estructurales. En comparaci¨®n, la BBC es entendida y aceptada por la opini¨®n como un contrapoder, como una instituci¨®n a mismo t¨ªtulo que el Parlamento o la monarqu¨ªa. Hay una instituci¨®n econ¨®micamente poderosa, la BBC, que es un ente comercial. Sus ingresos est¨¢n vinculados a la tasa de inflaci¨®n, y as¨ª no ha de mendigar subvenciones.
P. ?El suicidio de David Kelly, experto en armamento e informador de la BBC, acaso no ha puesto en entredicho ese contrapoder?
R. El organismo se ve cuestionado sin cesar, pero nadie discute que es uno de los fundamentos de la democracia brit¨¢nica. La BBC es propiedad de la sociedad. Y en pleno caso Kelly la direcci¨®n de la cadena mand¨® un cuestionario muy completo a los telespectadores para conocer su opini¨®n.
P. El aspecto recreativo parece que est¨¢ ganando la partida hasta en la televisi¨®n p¨²blica.
R. El panem et circenses tiene mucha tradici¨®n. Por toda Europa, de nuevo excepto en Gran Breta?a, vemos los mismos programas adaptados al color local por una empresa holandesa, Endemol. Es un modelo caracterizado por una carrera hacia lo publicitario. Hay una competencia frontal entre las cadenas p¨²blicas y privadas, obligadas a aplicar las mismas recetas. La televisi¨®n ya no es una caja m¨¢gica, un medio portador de utop¨ªas, sino un veh¨ªculo de lo eficaz.
P. ?Debe lo p¨²blico imitar fatalmente a lo privado?
R. No hay fatalidad alguna, sino circunstancias profesionales y un mercado. El talento de los directores de las cadenas p¨²blicas consiste en satisfacer al mercado publicitario; crear programas que atraigan a un p¨²blico masivo. Esas cadenas programan a veces documentos excepcionales, golpes que marcan la diferencia y les justifican en t¨¦rminos de imagen y utilidad social. Trat¨¢ndose de la informaci¨®n, est¨¢n ah¨ª para mantener las emisiones pol¨ªticas, imponer una pedagog¨ªa de Europa, e incluso en esto la BBC lo hace mejor que los dem¨¢s.
P. Como defensa de lo p¨²blico lo que dice no es gran cosa.
R. Yo no dir¨ªa eso. No hay que negar la evidencia y creer que el servicio p¨²blico, por definici¨®n, es la virtud. Es tambi¨¦n un medio de masas con momentos mejores que otros.
P. ?Est¨¢ a favor de la privatizaci¨®n de las grandes cadenas para poner fin a la eterna sospecha de subordinaci¨®n a lo pol¨ªtico o al ¨ªndice de audiencia?
R. No s¨¦ nada del sexo de los ¨¢ngeles y jam¨¢s he cre¨ªdo que ni lo p¨²blico ni lo privado garanticen la independencia. No creo en la virtud innata de lo p¨²blico, ni, por supuesto, de lo privado. Es s¨®lo cuesti¨®n de relaci¨®n de fuerzas. Un paisaje audiovisual equilibrado debe contar con un servicio p¨²blico fuerte y que est¨¦ seguro de s¨ª.
P. ?Lo audiovisual p¨²blico ser¨ªa, entonces, parte del modelo europeo tanto como pueda serlo la Seguridad Social?
R. Estoy convencida. Es algo muy metido en nuestra historia colectiva. De Escandinavia al Mediterr¨¢neo, es el sistema que defiende con mayor o menor ¨¦xito una ambici¨®n colectiva y la idea de inter¨¦s general.
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