"?C¨®rtate las u?as!"
Los jugadores del Madrid lamentan los rasgu?os sistem¨¢ticos de Kuffour, el defensa del Bayern, durante el partido del mi¨¦rcoles
Sammy Kuffour llevaba las u?as muy largas. Largas y, seg¨²n la breve descripci¨®n de una de sus v¨ªctimas, "feas". Marcarle en los c¨®rners, en el partido que enfrent¨® al Madrid con el Bayern el mi¨¦rcoles, fue un suplicio para el canterano ?lvaro Mej¨ªa, que sali¨® de su debut en Cham
pions como si le hubiesen echado un gato a la cara: con la piel enrojecida, arrancada en algunos puntos. Igual que Guti, que se llev¨® su zarpazo. Y hasta el capit¨¢n Ra¨²l, que se acerc¨® para discutir con castellana sobriedad asuntos concernientes al arbitraje... fue ara?ado. Ponerse a tiro de Kuffour sin m¨¢scara protectora pod¨ªa resultar doloroso.
El central del Bayern M¨²nich salt¨® al Bernab¨¦u armado del revestimiento c¨®rneo del extremo de los dedos que vulgarmente se conoce como u?as. "Unas u?as", describi¨® Mej¨ªa, al salir del campo en la noche de autos, "como de quien toca la guitarra".
Hay jugadores pac¨ªficos y jugadores de car¨¢cter indomable. Si Valer¨®n se dejase crecer las u?as seguramente no habr¨ªa que lamentar da?os. En el caso de Kuffour las consecuencias pueden dejar cicatrices. Principalmente si se considera su prontuario. Adem¨¢s de ostentar cinco expulsiones en la Bundesliga, siendo un jovencito agredi¨® al entonces ¨ªdolo de la hinchada del Bayern y s¨ªmbolo beligerante del f¨²tbol alem¨¢n: su compa?ero Matthaus. No son muchos los que lucen esa muesca en el garrote. Adem¨¢s, es el ¨²nico jugador que dej¨® inconsciente a Kahn de un golpe, durante un partido, en un choque en el ¨¢rea del Bayern, cuando portero y central -gente adusta, que no se comunica- acudieron a por el mismo bal¨®n.
"Dios dispondr¨¢"
Kuffour es de esos futbolistas que se aferraron a la profesi¨®n con la determinaci¨®n de los misioneros. Naci¨® en Kumasi, Ghana, en 1976. Dej¨® el colegio a los 13 a?os y fue aprendiz de zapatero y limpiabotas antes de emigrar a Tur¨ªn, al Torino, y luego a M¨²nich con 17 a?os. Cuando el Bayern lo fich¨® pens¨® que ten¨ªa una joya. Un Desailly, o un Thuram.
La ambici¨®n no hizo de Kuffour el jugador so?ado, pero lo llev¨® a ganar cinco Ligas alemanas, dos t¨ªtulos de segundo mejor jugador africano en 1999 y 2001, un bronce en Barcelona 92 y un Campeonato del mundo sub-17, adem¨¢s de la Copa Intercontinental y la Liga de Campeones.
El a?o pasado Kuffour perdi¨® a su hija de dos a?os, Godiva, ahogada en la piscina de su casa en Accra. Todav¨ªa no se ha recuperado del golpe. Cristiano fervoroso, siempre invoca a Dios.
Entre sus aficiones se cita el tenis, el boxeo, y el toque del tambor, instrumento con el que da conciertos en misas de la comunidad de Pentecost¨¦s, de la que es miembro. "Dios dispondr¨¢", suele decir. "Su gracia est¨¢ conmigo en todo momento".
El mi¨¦rcoles, en el Bernab¨¦u, en cada c¨®rner en el ¨¢rea del Madrid, mientras se deshac¨ªa de su marcador, Mej¨ªa; en cada jugada en el ¨¢rea de Khan, y en la tangana final, Kuffour mostr¨® sus armas con m¨¦todo riguroso. No lo fren¨® ni el grito de un madridista herido: "?C¨®rtate las u?as!".
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