"Hoy no me puedo quedar en mi casa"
El horror y la condena empuja a movilizarse a personas que nunca se hab¨ªan manifestado
Nadie aprovech¨® la lluvia como excusa para ver la protesta desde casa. En Sevilla hab¨ªa paraguas de miles de colores, gentes de distintas edades, ciudadanos de procedencia diversa y personas de variada ideolog¨ªa a las que un¨ªa una sensaci¨®n de horror y condena ante lo ocurrido el jueves en Madrid. "Hoy no me puedo quedar en mi casa", resum¨ªa una estudiante de Psicopedagog¨ªa para explicar por qu¨¦ se manifestaba por primera vez en su vida. "Ten¨ªamos la obligaci¨®n", esgrim¨ªa una se?ora de 72 a?os que sali¨® a la calle con muleta. Los actos de rechazo en Andaluc¨ªa comenzaron por la ma?ana en las concentraciones organizadas en los centros de trabajo y siguieron con los cierres anticipados para facilitar la participaci¨®n en las movilizaciones.
La Alhambra cerr¨® sus puertas y las campanas de la Giralda sonaron a mediod¨ªa
Yasuko y Reiko tienen 29 a?os y estudian cante flamenco en Sevilla. Son japonesas. Nunca se hab¨ªan manifestado, pero ayer se apostaron en una de las bocacalles que desemboca en Jos¨¦ Laguillo para sumarse a la protesta organizada en Sevilla contra el terrorismo. "Es horroroso, es incre¨ªble, nadie pod¨ªa imaginar ni esperar", dice Yasuko, que reside en la capital andaluza desde hace un a?o y cinco meses. Reiko lleg¨® de Chiba, una ciudad cercana a Tokio, hace un a?o. Se disculpa por sus tropiezos ling¨¹¨ªsticos pero logra comunicar que le faltan palabras para explicar lo que siente: "Estoy muy triste, no puedo imaginar a mi familia en una situaci¨®n as¨ª". Reiko concluye ante el cabeceo aprobador de su amiga: "No a la guerra, ya es suficiente, basta ya".
Bastante antes de las 19.00, hora de la protesta, ya se pod¨ªa intuir el ¨¦xito de la convocatoria que, una hora y media despu¨¦s, tendr¨ªa que suspenderse porque se hab¨ªa convertido en una marcha impracticable para garantizar el avance y la seguridad. Los centros de trabajo, donde ya se mostr¨® por la ma?ana la solidaridad con las v¨ªctimas con concentraciones de 15 minutos como en el caso de Astilleros o el hospital Virgen Macarena, anticiparon ayer su cierre para facilitar la participaci¨®n en las movilizaciones.
Un grupo de limpiadoras de Cruzcampo adelant¨® su salida ayer a las 18.00. Lo ocurrido en Madrid ha propiciado que Luisa Garc¨ªa, una de estas trabajadoras, que ayer cumpli¨® 59 a?os, decidiese volver a votar despu¨¦s de numerosos a?os como abstencionista. La peruana Josefina Guaman¨ª tambi¨¦n formaba parte del grupo. Guaman¨ª lleva 24 a?os viviendo en Espa?a, tiene la nacionalidad espa?ola y explicaba as¨ª su sensaci¨®n: "Llevo dos d¨ªas con un dolor en el pecho que no hab¨ªa sentido en mi vida, no importa de d¨®nde son los muertos".
La de ayer fue una manifestaci¨®n en memoria de los muertos. En ese homenaje participaron personas que jam¨¢s hab¨ªan salido tras una pancarta, pero es que a lo largo del d¨ªa ocurrieron cosas inusuales como el cierre de la Alhambra o el redoble de las campanas de la Giralda, al mediod¨ªa de ayer.
En el tributo a las v¨ªctimas participaron personas que raramente coincidir¨ªan en otra movilizaci¨®n. Se?ores de traje caminaban junto a chicas de piercing y pa?uelo palestino. Hab¨ªa hombres que tiraban del carrito de beb¨¦s, carritos protegidos con pl¨¢sticos y pancartas con un mensaje escueto - Paz-, cartulinas ensopadas en agua con el lema Basta ya y otras que dec¨ªan S¨ª a la democracia, no al terrorismo.
Jos¨¦ Antonio Chac¨®n, de 46 a?os, se traslad¨® desde Dos Hermanas junto a cuatro familiares para sumarse a la protesta. Chac¨®n va en silla de ruedas desde hace un a?o y medio, cuando sufri¨® un accidente laboral. Teme que esto sea el inicio de nuevas barbaries: "Nos hemos metido con Irak y ellos est¨¢n metiendo ahora miedo a los espa?oles".
Hab¨ªa algunas banderas espa?olas, que sobresal¨ªan sobre la marea de paraguas. Sobre todo la que portaba Pablo Segarra, un joven sevillano de 23 a?os, que acudi¨® a la movilizaci¨®n en compa?¨ªa de sus padres, de 55 y 58 a?os. "Queremos que esto sirva para algo", dec¨ªa el joven. "Y solidarizarnos con el dolor de las familias, ya est¨¢ bien, sea qui¨¦n sea", agregaba su padre.
Pablo Segarra no estar¨¢ el domingo en Sevilla, as¨ª que decidi¨® votar por correo. El jueves, mientras ve¨ªa la tela, sinti¨® "un impulso" y se fue a unos grandes almacenes a comprar la enorme bandera que portaba ayer en la manifestaci¨®n. Pag¨® 42 euros por la ense?a, sobre la que cosi¨® un cresp¨®n negro.
M¨²ltiples causas
Charo, una estudiante de 25 a?os de Psicopedagog¨ªa, se sinti¨® igualmente ayer en la obligaci¨®n de romper con una tradici¨®n. Jam¨¢s hab¨ªa participado en una protesta. Contra nada. "Hoy no me puedo quedar en casa, es imposible", resum¨ªa. "Es demasiado fuerte lo que ha pasado", agregaba, mientras esperaba a una veintena de compa?eros universitarios con los que se hab¨ªa citado ante la fachada de la antigua facultad de Periodismo. La estudiantes ya ha votado por correo en su pueblo gaditano de Olvera. As¨ª que lo ocurrido en estos d¨ªas no condicionar¨¢ la elecci¨®n de su papeleta, pero aclara r¨¢pidamente que, pase lo que pase, no hubiera alterado su decisi¨®n. Sobre el origen de lo ocurrido no sabe "qu¨¦ pensar", pero finalmente zanja: "Este atentado es por la guerra".
La guerra plane¨® sobre la marcha. En algunos casos de forma directa como en las pegatinas o en la pancarta que llevaba la madre de Elizabet Herrero, concejal de IU de Brenes: "No m¨¢s muertos, no a la guerra". No todos los manifestantes opinaban lo mismo. "Deje en paz la guerra, se?ora, que esto es por el terrorismo", increp¨® una manifestante a otra.
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