Casillas sigue en estado de gracia
El Zaragoza se queda a un palmo del triunfo ante un Madrid entre cuyas estrellas s¨®lo Zidane record¨® qui¨¦n es
El f¨²tbol, tantas veces met¨¢fora de las contradicciones de la vida, se represent¨® en el Bernab¨¦u en un ambiente de tristeza y estupor, bajo los efectos de la impresi¨®n de la matanza terrorista de Madrid y el impacto de las trascendentes noticias que se produc¨ªan a la misma hora del partido. Toda la noche pugn¨® entre la sensaci¨®n de irrealidad que significa el disfrute de un juego en un momento de m¨¢ximo abatimiento y la realidad en s¨ª misma: dos equipos en busca de la victoria, como un d¨ªa cualquiera, con la coreograf¨ªa de siempre y las emociones que terminaron por imponerse ante la incertidumbre del resultado. As¨ª es la vida y as¨ª es el f¨²tbol, que se reserv¨® la sorpresa del empate del Zaragoza frente al l¨ªder. En realidad, estuvo a un palmo de la victoria, pero Casillas se gan¨® otra ovaci¨®n clamorosa en un mano a mano con Galletti y Drulic envi¨® un remate al palo en el segundo tiempo.
REAL MADRID 1 - ZARAGOZA 1
Real Madrid: Casillas; M¨ªchel Salgado, Pav¨®n, Ra¨²l Bravo, Roberto Carlos; Beckham, Cambiasso; Juanfran (Figo, m. 57), Zidane, Solari (Guti, m. 56); y Portillo.
Zaragoza: La¨ªnez; Cuartero, Rebosio, Milito, Toledo (Pirri, m. 65); Galletti, Ponzio, Movilla, Cani (Drulic, m. 59); Villa y Dani (Savio, m. 46).
Goles: 1-0. M. 27. Centro desde la derecha de Juanfran y Portillo cabecea, picado, en el ¨¢rea peque?a.
1-1. M. 32. C¨®rner que saca Cani desde la izquierda del ataque zaragocista y que Toledo cabecea en el segundo palo.
?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Ponzio, Cambiasso, La¨ªnez y Galletti.
Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernab¨¦u. Los jugadores saltaron al campo con una pancarta con un enorme cresp¨®n negro en memoria de las v¨ªctimas de los atentados de Madrid. Posteriormente se guard¨® un minuto de silencio.
Ahora mismo, Beckham necesita un mapa y una br¨²jula para encontrar los caminos del juego
El juego, que comenz¨® entre la indiferencia de la gente, tuvo un aire extra?o. El Madrid sali¨® con mayor¨ªa de la gente de la casa o con jugadores poco habituales, caso de Cambiasso. De las estrellas, s¨®lo Zidane record¨® al jugador que acostumbra, aunque sin excesos. Beckham, al que le correspond¨ªa un protagonismo mayor en la direcci¨®n del juego por la ausencia de Guti, ofreci¨® el lado ca¨®tico que tanto preocupa a la hinchada. Su exceso de kilometraje es directamente proporcional a la ausencia de claridad en sus decisiones. Ahora mismo necesita un mapa y una br¨²jula para encontrar los caminos del juego. De lo contrario, ser¨ªa el jugador que regresa a la idea que se ten¨ªa de Beckham como futbolista: un interior que no domina las artes creativas de los centrocampistas. Tampoco Roberto Carlos pes¨® sobre el encuentro. En una noche en la que su profundidad era m¨¢s necesaria que nunca, el lateral brasile?o aport¨® muy pocas incursiones, con el a?adido de varias miserias defensivas que estuvieron a punto de ser aprovechadas por el Zaragoza.
Los problemas defensivos del Zaragoza, o quiz¨¢ las carencias individuales de sus defensas, le impidieron manejar el encuentro con cierta normalidad, incluso cuando el Madrid ofrec¨ªa su versi¨®n m¨¢s plana. Cualquier bal¨®n en el ¨¢rea significaba un conflicto enorme, resuelto con grav¨ªsimas dificultades. Porque el Madrid despleg¨® un f¨²tbol sin vitalidad en el primer tiempo. Era el f¨²tbol que correspond¨ªa al des¨¢nimo general. El Zaragoza mantuvo la figura, pero sin dar un paso m¨¢s. Movilla intent¨® dirigir las operaciones, pero tard¨® en significarse. Lo consigui¨® en el segundo tiempo, cuando el partido entr¨® en el alboroto. Fue entonces cuando el Zaragoza se acerc¨® a la victoria a la misma velocidad que sus contragolpes, casi todos alimentados por la fractura del Madrid, partido por la mitad, con Pav¨®n y Ra¨²l Bravo en estado cr¨ªtico ante la llegada de varios jugadores rivales, Villa a la cabeza de todos.
Del car¨¢cter sorprendente del f¨²tbol habla que los dos goles se produjeran en el primer tiempo, que apenas vio oportunidades en las dos ¨¢reas. Marc¨® Portillo y apag¨® por un momento las cr¨ªticas que comenzaron a escucharse en el Bernab¨¦u. El chico atraviesa un periodo dif¨ªcil. Es m¨¢s visible cuando se aleja de lo que sabe hacer -vivir del gol en el ¨¢rea- para meterse en berenjenales que desconoce. Portillo es un rematador y punto. El Madrid no logr¨® administrar la ventaja. Empat¨® Toledo tras el saque de un c¨®rner, como es de ley en el Madrid. Con el tiempo, los equipos preferir¨¢n un c¨®rner a un penalti como garant¨ªa de gol en el Bernab¨¦u.
El aguerrido segundo tiempo se jug¨® en las dos ¨¢reas. Todo lo dem¨¢s sobr¨®. O no existi¨®. Entraron a jugar Guti y Figo, que fue el jugador m¨¢s determinante del equipo, especialmente cuando se coloc¨® en la banda izquierda para atormentar a Cuartero, central reconvertido en defensa derecho. Pas¨® un peque?o calvario. Una excelente incursi¨®n de Figo no fue aprovechada por Guti frente a la porter¨ªa. No tuvo ocasi¨®n mejor el Madrid, que se empe?¨® en tirar por la tremenda, con todo el mundo en el ¨¢rea rival. Lo aprovech¨® el Zaragoza para lanzar sus contragolpes y acercarse a la victoria m¨¢s de lo que nadie habr¨ªa pensado. Pero finalmente se encontr¨® con el palo y con Casillas en todo su esplendor.
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