Jamal, un hombre amable y sonriente
Incredulidad entre los vecinos de Zougam
Los comerciantes y vecinos de la zona de Lavapi¨¦s no tienen dudas: el hombre que aparece en las fotos captadas por EL PA?S en la madrugada del pasado domingo es Jamal Zougam, uno de los marroqu¨ªes detenidos por su presunta implicaci¨®n en la matanza del 11-M. Zougam fue trasladado por la polic¨ªa al locutorio del n¨²mero 17 de la calle de Tribulete, en el barrio de Lavapi¨¦s, para proceder a un registro del local.
Los vecinos del barrio siguen teniendo dudas de que ese hombre, pese a verlo esposado y custodiado por agentes de paisano, sea quien la polic¨ªa dice que es. "Es una persona muy amable que siempre te saludaba y te sonre¨ªa. Jam¨¢s pude imaginar que le detuvieran por su relaci¨®n con los atentados", explica la dependienta de una panader¨ªa contigua al locutorio Nuevo Siglo. Este local lleva abierto unos tres a?os y es de los m¨¢s concurridos de la zona baja de Lavapi¨¦s, una zona poblada de inmigrantes.
El sospechoso y su familia viven en el barrio obrero de Ascao
Los due?os de una fruter¨ªa cercana, que todav¨ªa no salen de su asombro, declaran: "Es muy majo y no se met¨ªa con nadie".
Zougam ya fue investigado en 2001 por el juez Baltasar Garz¨®n por su supuesta relaci¨®n con los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Fue puesto en libertad sin cargos. En aquel entonces, le fueron halladas anotaciones de tel¨¦fonos de presuntos miembros de la organizaci¨®n terrorista Al Qaeda, un v¨ªdeo en el que aparec¨ªan Abdelazzi y Salaheddine Benyaich. Estos estaban supuestamente relacionados con la masacre de Casablanca (16 de mayo de 2003).
Zougam viv¨ªa con su familia en el n¨²mero 14 de la calle del Sequillo, cerca de la Hermanos Garc¨ªa Noblejas, en el barrio obrero de Ascao. All¨ª resid¨ªan hasta unos meses su madre, sus dos hermanas y el propio Jamal. "Una de las hermanas se march¨® hace tiempo porque se cas¨®. Recientemente ha tenido un beb¨¦ y ven¨ªa algo m¨¢s por aqu¨ª", dice uno de los convecinos.
La vivienda de Zougam permanec¨ªa ayer cerrada a cal y canto. Las ventanas de las habitaciones dan a un peque?o parque situado en un espacio entre dos bloques de pisos. Gruesas rejas de color blanco y las persianas bajadas protegen el interior del piso bajo B de las miradas de los curiosos y extra?os. Los vecinos han perdido la pista de esta familia desde hace varios d¨ªas. Algunos aseguran que la madre estuvo el pasado s¨¢bado recogiendo algunos objetos personales tras la detenci¨®n de su hijo. Otros vecinos, por el contrario, prefieren callar. El miedo se les nota en la cara. Y muchos se sienten agobiados. Adem¨¢s, aseguran que la polic¨ªa les ha pedido que no hablen con nadie del asunto. "?Qu¨¦ culpa tenemos nosotros de que hayan hecho una desgracia tan grande y encima que vivan aqu¨ª?", protestaba una residente.
"Todos eran muy majos. Las hermanas, al igual que Jamal, no parec¨ªan ¨¢rabes. Tienen la piel muy clara, no como la mayor¨ªa de los magreb¨ªes. Ellas son especialmente guapas. Los hijos vest¨ªan normal. La ¨²nica que iba diferente era la madre, que siempre llevaba puesto el pa?uelo en la cabeza", explica un vecino.
Nadie habla mal de la familia Zougam. S¨®lo recuerdan aspectos positivos en los 15 a?os que llevan residiendo en la vivienda. "Cuando fueron secretarios y presidentes de la comunidad, lo hicieron bien. Cobraban los recibos e ingresaban el importe en el banco sin que jam¨¢s faltara nada", a?ade otro vecino.
En lo que s¨ª coinciden es en que los Zougam ten¨ªan escasa relaci¨®n con el resto de vecinos. "Jamal nos dijo que acababa de abrir una tienda de telefon¨ªa en Lavapi¨¦s. Nunca pudimos pensar que alg¨²n d¨ªa fuese a ser sospechoso de una matanza", a?ade otro vecino.
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